Las compañías alimentarias y agrícolas que utilizan definiciones vagas de agricultura regenerativa pueden estar engañando a los consumidores y a los responsables de las políticas medioambientales
Rachel Sherrington /DeSmog
Las principales empresas alimentarias del mundo se reunieron en septiembre en Nueva York para compartir sus credenciales pro naturaleza. Esa semana se celebraba la Semana del Clima y se animaron a afirmar que están adoptando prácticas de “agricultura regenerativa” que reducirán su enorme huella de carbono. Sin embargo, un informe revela que las multinacionales de alimentos y agricultura, como Cargill, Bayer y Unilever, que utilizan el término, apenas han cambiado su forma de hacer negocios, y casi nada la manera de producir sus mercancías.
Publicado por el New Climate Institute, el informe analiza 30 grandes empresas agrícolas y concluye que, si bien alrededor del 80% de las empresas hacían referencia frecuente a la frase “agricultura regenerativa” en sus estrategias climáticas y de sostenibilidad, apenas un tercio tenía objetivos y muchas carecían de detalles sobre cómo se implementarían los planes o los aplicaban únicamente a pequeños subconjuntos de sus operaciones totales.
Las conclusiones reflejan análisis anteriores que también señalaron que las referencias vagas de «regenerativo» de las empresas (que pueden abarcar una amplia gama de técnicas agrícolas respetuosas con la naturaleza, como la siembra directa y la agricultura orgánica)
socavan la rendición de cuentas.
Varios programas agrícolas que funcionan bajo esa bandera no aclaran qué prácticas incluyen ni qué beneficios aportarán a las iniciativas de sostenibilidad. Y las afirmaciones de las empresas sobre la reducción de las emisiones no siempre están respaldadas. Los planes de las empresas analizadas no logran vincularse con una acción transformadora. Además, los planes de las empresas carecen de “la ambición necesaria para reducir significativamente la contaminación, la degradación ambiental, las emisiones o incluso aumentar el secuestro de carbono en el suelo”.
La agricultura es responsable de entre un cuarto y un tercio de las emisiones mundiales de carbono, además de ser uno de los principales impulsores de las pronunciadas disminuciones de los hábitats silvestres y de las poblaciones de vida silvestre ocurridas en el último medio siglo .
Los expertos dicen que no reformar las prácticas contaminantes del sector (por ejemplo, reduciendo el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos contaminantes) perjudicará los esfuerzos mundiales para frenar el cambio climático y revertir la pérdida de biodiversidad.
El nuevo informe se hace eco de un creciente conjunto de pruebas de que, en el frente climático, las empresas alimentarias y agrícolas que utilizan definiciones vagas de agricultura regenerativa pueden estar engañando a los consumidores y a los responsables de las políticas, especialmente cuando el término no está definido por los reguladores.
“La agricultura regenerativa, tal como la utilizan actualmente las grandes empresas agroalimentarias, puede distraer la atención de las medidas necesarias para reducir las emisiones”, afirmó Eve Fraser, coautora del estudio New Climate Institute. “Por ejemplo, centrarse en el potencial de la agricultura regenerativa para aumentar la captura de carbono en el suelo desvía la atención de la necesidad de reducir las emisiones de manera rápida y eficaz”.
“Es realmente una gran estafa”, concluyó Molly Anderson, miembro del Panel Internacional de Expertos en Alimentos (IPES Food), quien fue coautora de un informe anterior sobre agricultura regenerativa en 2022. “Es algo que las corporaciones están utilizando para justificar sus emisiones de gases de efecto invernadero”.
Definiciones confusas
Los investigadores del New Climate Institute evaluaron cómo las grandes empresas agrícolas utilizan la etiqueta de “agricultura regenerativa” filtrando el término en los planes climáticos de 30 de los mayores productores industriales de alimentos y agricultura del mundo, como Nestlé, la empresa de alimentos más grande del mundo, empresas de agroquímicos como Bayer , empresas de materias primas como Archer Daniels Midland y empresas lácteas como Danone y Nestlé.
La agricultura es el principal impulsor del metano, un potente gas de efecto invernadero, responsable de un tercio del calentamiento causado por el hombre hasta la fecha. El sector también es un gran consumidor de combustibles fósiles, incluso para producir fertilizantes sintéticos, que son una fuente importante de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero.
La gran escala de las operaciones de las empresas también significa que son grandes emisores por derecho propio. Nestlé tiene emisiones tres veces mayores que su país de origen, Suiza, por ejemplo, debido al metano de su cadena de suministro de productos lácteos.
Los investigadores descubrieron que las empresas de carne y productos lácteos en particular estaban utilizando el término «agricultura regenerativa» de manera engañosa.
Las empresas de bebidas como Coca-Cola y Diageo, así como la empresa de confitería Mondelez, usan definiciones especialmente confusas.
Mondelez define la agricultura regenerativa como un enfoque agrícola que tiene como objetivo producir “cultivos de alta calidad” y al mismo tiempo “restaurar el ritmo natural de nuestro ecosistema circundante”, una definición que no hace referencia a prácticas específicas que reducirían las emisiones o impulsarían la biodiversidad.
Lauren Baker, subdirectora de la Alianza Global para el Futuro de los Alimentos, cree que estamos viendo un “lavado de cara ecológico desenfrenado” por parte de las corporaciones que hacen afirmaciones falsas sobre la agricultura regenerativa. La respuesta a esto, dice, está en elaborar definiciones universalmente aceptadas, lo que ha sucedido en el caso de la “agroecología” y la “agricultura sostenible”, ambas respaldadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
“Los enfoques de los sistemas alimentarios que apuntan a reparar, regenerar y transformar nuestros sistemas hacia la resiliencia deben abordar las cuestiones sistémicas de equidad y poder”, dijo, haciendo referencia a los 13 principios para guiar la transformación de los sistemas alimentarios elaborados por la ONU en un proceso de consulta de varios años. Incluyen el compromiso de reducir los agroquímicos tóxicos, pagar a los trabajadores un salario digno y fomentar la producción local y las dietas saludables.
El gigante lácteo Danone, que suele considerarse líder en materia de sostenibilidad en el sector, es identificado en el estudio como el que tiene el marco de acción más ambicioso. Pero ni siquiera esto incluye prácticas agrícolas estándar de bajo impacto, como la reducción de pesticidas y fertilizantes sintéticos dentro de su cadena de suministro más amplia.
Un portavoz de Danone dijo que la agricultura regenerativa era una parte importante de una “estrategia más amplia, que incluye una combinación de iniciativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la cadena de suministro agrícola e implementar prácticas que restauren la naturaleza”. Añadió que la transición para los agricultores que dejen de usar pesticidas y fertilizantes sintéticos podría ser “un desafío” y “requiere iteraciones de prueba a lo largo de varios años”.
Molly Anderson dijo que sin una definición fija, las empresas seguirán utilizando el término “agricultura regenerativa” para mejorar su reputación, sin realizar cambios importantes en sus operaciones.
Falta de objetivos concretos
En los últimos años, las empresas agrícolas y alimentarias han sido criticadas por decir que están implementando una agricultura regenerativa, pero no explican cómo lo hacen ni establecen objetivos concretos que permitan medir el progreso. El último informe indica que ni las empresas que han establecido objetivos los están cumpliendo y que sólo los aplican a una pequeña fracción de sus operaciones.
Un ejemplo es el fabricante de galletas Mondelez. Ha publicitado sus objetivos de transición a la agricultura regenerativa, pero sólo para una pequeña sección de su negocio en Europa y no dispone de marcos “públicamente disponibles” que expliquen lo que será necesario para alcanzarlos. De igual manera, la multinacional de materias primas Cargill dice que “promocionará” el uso de métodos regenerativos en 10 millones de acres para 2030, pero no proporciona detalles de cómo ni dónde lo hará.
Una vez más, la estrategia es parcial. Cargill cubre la regeneración en sus propiedades en América del Norte, pero no en todos los 70 países en que opera. Cargill le dijo a DeSmog que era transparente al comunicar su progreso y acciones en materia de agricultura regenerativa. S último informe ESG dice que la «agricultura sostenible comienza en la granja, y cada granja es única».
Cargill asegura que se asocia con los agricultores para apoyar las prácticas que funcionarán mejor para su operación y el clima; que «ofrece incentivos financieros a los agricultores para lograr resultados ambientales positivos cuando adoptan prácticas de agricultura regenerativa, incluidos cultivos de cobertura, siembra directa, pastoreo rotativo y gestión de nutrientes”.
Simon Kraemer, responsable de políticas de la red de agricultores Alianzas Europeas para la Agricultura Regenerativa, señala que estos planes de Cargill son una “gota de agua en el océano” para las grandes multinacionales de la alimentación y la agricultura. Son promesas que como una hoja de parra encubren la contaminación continua y prácticas insostenibles.
Max Boucher, gerente de investigación y participación de la de inversores FAIRR, dijo que cuando se utiliza de manera efectiva “la agricultura regenerativa tiene el potencial de apoyar el cambio hacia un futuro más sostenible”. No obstante, las empresas agrícolas y alimentarias que “no establezcan objetivos claros y no fundamenten sus afirmaciones pueden enfrentar importantes riesgos financieros y de reputación”.
Ciencia inestable
Tyson Foods, una empresa cárnica que ha promovido su participación en la agricultura regenerativa, ahora enfrenta demandas por “lavado de imagen verde”. Nada respalda sus afirmaciones de que reducirá a cero sus emisiones de carbono para 2050 o proporcionará carne de res respetuosa con el clima.
Asimismo, de las 30 empresas estudiadas, poco más de la mitad limitan la agricultura regenerativa a mejorar los recursos naturales que eliminan el carbono de la atmósfera a través del suelo, pero carecen de planes para reducir su propia contaminación.
Eve Fraser, coautora del informe, considera que compensar las emisiones en lugar de reducirlas podrían mantener altos los niveles de contaminación. Por ejemplo, las empresas de carne y productos lácteos utilizando el “pastoreo regenerativo” para “mantener cifras de producción insosteniblemente altas”. Los científicos dicen que los “sumideros de carbono” desempeñan un papel limitado en el cumplimiento de los objetivos de reducción de carbono. Advierte que a medida que las temperaturas aumenten, hasta los propios sumideros de carbono colapsarán.
Las eliminaciones de carbono basadas en el suelo, fuertemente promovidas por las empresas de alimentos y agricultura, son particularmente difíciles de medir, además de ser impermanentes y finitas .
Las empresas de carne y lácteos argumentan que pueden compensar sus emisiones de metano en los eructos y pedos de las vacas, al pastar el ganado al aire libre y fomentar suelos saludables en los pastos. Sin embargo, la investigación demuestra que no es factible con la escala actual de la ganadería.
Sophie Scherger, del Instituto de Política Agrícola y Comercial dijo que la agroindustria utiliza la eliminación de carbono como una tapadera para ocultar que no está reduciendo las emisiones. «Reducir las emisiones requerirá reducir el tamaño de los rebaños de ganado, así como el uso de fertilizantes basados en combustibles fósiles, algo en lo que las empresas no han invertido significativamente y que se niegan hacer. No saldremos de la crisis climática compensando el cambio climático», afirmó.
Al frente y al centro
En Nueva York, Bayer, Danone, la empresa de fertilizantes Yara y otras multinacionales organizaron eventos y “charlas informales” sobre agricultura regenerativa. Simon Kraemer coincide en que las corporaciones están “cooptando” el término, pero instó a no “tirar al bebé con el agua de la bañera”. En Europa hay un fuerte movimiento social detrás del término. Los agricultores y ganaderos están convencidos de abandonar las prácticas más convencionales, no debemos ignorarlo», añadió.
Sin embargo, preocupa que la etiqueta de «agricultura regenerativa» esté abierta al mal uso corporativo. “Como comunidad global, debemos tener claras las definiciones para evitar el lavado de imagen desenfrenado de los actores corporativos con afirmaciones falsas sobre la agricultura regenerativa. No puedes afirmar que eres regenerativo si usas agroquímicos tóxicos, si no pagas un salario digno a tus trabajadores o si tu producto altamente procesado es insalubre”, dijo Baker.