Lucía Viñas, investigadora del Instituto Español de Oceanografía
La contaminación marina dispara la destrucción de ecosistemas y la pérdida de biodiversidad. Científicos del Instituto Español de Oceanografía han estudiado cómo los huevos de la gaviota patiamarilla pueden calibrar cuánta polución ambiental hay en dos zonas del litoral atlántico separadas por diez kilómetros de distancia: Islas Cíes y Vigo ciudad portuaria
Los elevados niveles de contaminación en entornos naturales influyen negativamente en los seres vivos y su hábitat, y alteran el funcionamiento de los organismos de los animales, las plantas y los seres humanos, entre otros efectos nocivos para la biodiversidad. Los bioindicadores determinan la composición de los químicos que dañan el medio ambiente. Las aves marinas constituyen excelentes bioindicadores que proporcionan información eficaz sobre la concentración de la polución medioambiental en zonas de litoral.
Lucía Viñas, Victoria Besada y Begoña Pérez-Fernández, investigadoras del Centro Oceanográfico de Vigo, junto con Antonio Bode, investigador del Centro Oceanográfico de A Coruña, han analizado los huevos de dos colonias de la especie gaviota patiamarilla, una situada en las Islas Cíes y la otra en Vigo, ciudad portuaria. Estas aves sufren algunos efectos tóxicos como consecuencia de las concentraciones encontradas, una contaminación causada principalmente por la actividad humana.
Sobre esta investigación, Lucía Viñas explica que los efectos nocivos de los metales traza analizados en las gaviotas patiamarillas “aún están por estudiar”, pero que “los contaminantes hallados son disruptores endocrinos”. La investigación será publicada en el volumen de noviembre de la revista de ciencias y salud ambiental Environmental Research, perteneciente a la prestigiosa editorial Elsevier.
¿Cómo se dieron cuenta de que los huevos de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) podían ser claros indicadores de contaminación?
Los huevos de aves marinas llevan años usándose como matriz indicadora de la contaminación en diferentes lugares del mundo. De hecho, en el Convenio OSPAR –convenio sobre la protección del medio marino del Atlántico Nordeste– hay definidos objetivos ambientales para la zona del mar del Norte usando niveles de contaminantes en huevos de dos aves marinas: el charrán común (Sterna hirundo) y el ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus). La novedad de nuestro planteamiento fue ver si los huevos de las gaviotas patiamarillas, con una dieta que no siempre se limita a productos marinos, eran también buen indicador de la contaminación marina de la zona en la que se encuentran.
¿Qué balance hacen de la situación en la que se halla el ecosistema marino?
En el Instituto Español de Oceanografía, y concretamente en el Centro Oceanográfico de Vigo, donde trabajo, realizamos el seguimiento de la contaminación química marina y sus efectos biológicos en el Atlántico español. Además del área de Galicia y del Cantábrico, se incluye el golfo de Cádiz y la zona de Canarias.
Nuestros compañeros del Centro Oceanográfico de Murcia realizan este seguimiento en la zona mediterránea. La información que se obtiene en estos estudios se envía a los Convenios Marinos Regionales (OSPAR en el Atlántico y Barcelona en el Mediterráneo) y, además, se usa en la evaluación que España hace de la situación ambiental dentro de la Directiva Marco de Estrategias Marinas. El trabajo que se ha presentado pretendía determinar si este tipo de muestras (huevos de gaviota) eran una matriz adecuada para el estudio de la contaminación.
Si nos referimos a los otros estudios más amplios, la situación no es homogénea ni en distribución espacial ni en cuanto a los contaminantes más abundantes. Es decir, hay zonas en las que destaca la presencia de un contaminante o grupos de contaminantes y en otras zonas aparecen otros.
¿Cuáles son los principales componentes químicos que dañan la zona estudiada?
Los contaminantes químicos que llegan al medio marino son una lista inabarcable desde cualquier laboratorio de análisis. Por ello, lo que se suele hacer es seleccionar aquellos contaminantes o grupos de contaminantes que pueden indicar diferentes tipos de fuentes de polución o aquellos que se han identificado como más interesantes desde el punto de vista ambiental.
Nosotros analizamos buena parte de los contaminantes considerados de interés en el medio marino, y en este estudio se ha detectado su presencia con concentraciones más altas en la zona de Vigo que en la de las islas Cíes.
Hemos analizado metales traza (metales muy pequeños) así como dos grandes grupos de contaminantes orgánicos: compuestos polibromados y compuestos organoclorados. Aunque en nuestro laboratorio también analizamos hidrocarburos aromáticos policíclicos. En este caso, no se han analizado en los huevos de gaviota ya que son rápidamente metabolizados en aves marinas y los resultados no son representativos.
¿A qué se debe la presencia de estos?
Todos los compuestos orgánicos estudiados y buena parte de la concentración de los metales estudiados tienen su origen en las actividades antropogénicas, fundamentalmente las industriales y urbanas.
¿Cómo afecta a la gaviota patiamarilla la contaminación hallada?
Aún está por estudiar. En general, los contaminantes hallados son disruptores endocrinos, es decir, afectan al funcionamiento del sistema hormonal y podrían afectar a la reproducción, el metabolismo, etc.
¿Y al resto de la biodiversidad del ecosistema marino y terrestre de Vigo y las islas Cíes?
En la misma proporción. El tipo de contaminantes estudiados tiene estos efectos de disrupción endocrina en los diversos organismos que se ven sometidos a ellos. Las concentraciones de los contaminantes y las sensibilidades de los distintos organismos pueden dar lugar a efectos diferentes en unos u otros.
La zona investigada abarca islas Cíes y Vigo, separadas por una distancia de 10 kilómetros. ¿Cuál era la más afectada? ¿A qué se debía?
La zona claramente más afectada es la de Vigo. Las islas Cíes forman parte de un Parque Nacional y, como tal, las actividades que se pueden desarrollar en esa zona están mucho más limitadas y controladas. Como era de esperar, y como ya se había observado en estudios anteriores, utilizando otro tipo de muestras, tales como sedimento marino o mejillón de roca, por ejemplo, las concentraciones de contaminantes son más elevadas en las zonas más cercanas a núcleos urbanos e industriales.
¿Por qué no analizaron una mayor extensión?
En este estudio los objetivos consistían, por un lado, ver si los huevos de gaviotas patiamarillas eran una muestra apta para los análisis de contaminantes y, por otro, ver comprobar si eran buen indicador. Esto es, que reflejasen la contaminación de la zona donde se situaban. Para ello elegimos dos zonas cercanas, pero claramente diferenciadas en cuanto a contenido de contaminantes. Lo que comprobamos es que, aun en colonias que se encuentran relativamente cerca a distancias que pueden cubrir fácilmente volando, la contaminación reflejada en los huevos es claramente diferente, lo que abre la vía de usar este tipo de muestras como indicadores de contaminación en aquellos lugares donde sea más complicado conseguir muestras de otro tipo.
¿Hasta qué punto influye esta contaminación en la salud de los seres humanos?
Al igual que en la de cualquier otro organismo del ecosistema este tipo de contaminantes, cuando superan una concentración determinada, pueden afectar al sistema nervioso, al sistema reproductivo, al metabolismo, etc.
¿Existe otro bioindicador a tener en cuenta y que deba respetarse para la protección de esta zona del Atlántico?
Los bioindicadores más utilizados en todo el mundo son el sedimento marino y el mejillón silvestre, pero también se usan otros organismos como peces (merluza, salmonete), moluscos (lapas, además del mejillón), huevos de aves marinas, etc. Se pueden analizar sedimentos e, incluso, según el tipo de contaminante y situación concreta, el agua puede ser también un indicador, aunque generalmente no se usa en este tipo de estudios por su variabilidad y poca representatividad del entorno.
Como investigadora, ¿qué balance hace de la situación de los ecosistemas marinos y sus especies?
Es difícil hacer un balance general. La situación tiene margen de mejora porque la presencia de contaminantes en los ecosistemas indica que podríamos hacer mucho mejor las cosas. De hecho, las medidas y restricciones que se han tomado en las últimas décadas apuntan a descensos en las concentraciones de aquellos contaminantes sobre los que se han tomado medidas, pero es cierto que aparecen otros contaminantes nuevos cuya presencia y toxicidad se empieza a estudiar y sobre los que será necesario tomar medidas en el futuro.
En medio de la crisis económica y sanitaria causada por la COVID-19, ¿percibe más compromiso o menos implicación por parte de gobiernos, agentes sociales y empresas con la lucha climática?
En estos momentos aparecen con más frecuencia residuos como mascarillas o guantes debido a su mayor uso por la población.
Parte del problema es que percibimos el dinero que se usa en la protección medioambiental como un gasto y no como una inversión de futuro, y en situaciones de crisis económicas este ámbito suele ser uno de los grandes olvidados. Espero que nos demos cuenta de que este tipo de pandemias como la que estamos sufriendo tiene parte de su causa en el deterioro ambiental de modo que, a la larga, resulta más caro no invertir en la protección de medio y tratar luego de paliar sus consecuencias.
¿Deben prevalecer los bioindicadores frente a los sistemas tecnológicos de análisis y medición? ¿Por qué?
Debe buscarse el mejor sistema en cada situación. Cualquier herramienta que nos ayude a conocer y a mejorar la situación del medio ambiente siempre es bienvenida.
¿Necesitamos en España más acción para la protección de la biodiversidad y los ecosistemas?
Lo necesitamos globalmente.
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