La crisis del COVID-19 ha desatado otras crisis paralelas que agudizan la gravedad de la situación. Al confinamiento, la incertidumbre de los trabajadores y a la inminente recesión económica, se le ha sumado la escasez de medicamentos a causa de las compras nerviosas. Las farmacias españolas han denunciado compras masivas de productos contra la malaria y antidepresivos.
Desde que el Gobierno realizó el primer anuncio del Estado de Alarma, la respuesta de los ciudadanos fue dirigirse a las farmacias de manera masiva. Como una estampida las personas abarrotaron estos locales y su principal objetivo era hacerse de cajas de paracetamol, un medicamento contra la fiebre y el dolor de cabeza moderado que el Ministerio de Sanidad anunció que estaba siendo probado contra el coronavirus.
«Basta con que un solo titular se haga eco de que se está probando un medicamento para el coronavirus para que vengan a la farmacia como locos por él, como ocurrió con el paracetamol», expresó la dueña de una farmacia en el barrio madrileño de Ibiza.
Las redes sociales y los medios de comunicación han contribuido a crear expectativas sobre determinados medicamentos, que a la postre terminan escaseando en la gran mayoría de las farmacias.
«Las televisiones no deberían dar nombres de medicamentos. Hay gente que viene diciendo que lo ha escuchado en algún programa, la mayor parte de ellos sin receta, y todavía alguno se enfada cuando no se lo damos», agrega una profesional farmacéutica.
Escasez de otros medicamentos
Otros medicamentos han sido víctimas de los rumores, las denominadas cadenas en las redes sociales y las opiniones expresadas por los medios de comunicación. Se trata de Dolquine y Resochín, dos medicinas contra la malaria y el lupus, que contienen hidroxicloroquina, principio activo al que se ha recurrido para combatir el COVID-19.
Hace una semana la directora de la Agencia Estatal de Medicamentos, María Jesús Lamas, confirmó en rueda de prensa que estaban practicando con un compuesto que reducía la carga del virus. Aunque no dio los nombres, las redes sociales se encargaron de movilizar a las masas.
A las pocas horas las personas acudieron masivamente a las farmacias a adquirir los medicamentos. La escasez de Dolquine y Resochín fue inminente.
«Nuestra jefa nos advirtió de que no lo vendiésemos sin receta previa y al poco llegó la orden oficial del Colegio de Farmacéuticos, que indicaba que la vendiéramos sin ningún tiempo de orden médica», confiesa otra farmacéutica.
Daño colateral
Utilizar un determinado medicamento para tratar el coronavirus, causa un daño colateral en pacientes que padecen otro tipos de enfermedad y que necesitan la medicina para sus tratamientos. Durante unos días, los 100.000 enfermos de lupus en España vieron cómo su fármaco desaparecía de todos los establecimientos.
«Ayer recibimos a una señora con la cara llena de rojeces por el lupus y no teníamos más cajas. Solo había dos y ya las habíamos vendido», cuenta la farmacéutica de un local madrileño de Goya.
La denominada «distribución controlada» de hidroxicloroquina realizada por el Gobierno ha provocado incertidumbre y preocupación en los pacientes y en las farmacias.
«La agencia estatal de medicamentos intervino el suministro y nosotros nos pusimos a su entera disposición. La idea es que cada comunidad haga llegar a sus pacientes crónicos la medicina, pero hay que tener en cuenta la situación en la que estamos y que el stock mundial es limitado», expresó una fuente de la Federación de Farmacéuticos.
Incremento de las ventas de vitamina C y antidepresivos
Otro dato que comunican las farmacias es el incremento de las ventas de vitamina C y antidepresivos. Desde que apareció el coronavirus en España los ciudadanos tratan de adquirir estos medicamentos.
Aunque no se ha demostrado que el consumo de vitamina C evita el contagio de la neumonía del COVID-19, las personas refuerzan sus defensas para prevenir cualquier malestar de gripe.
Las ventas de los antidepresivos aumentaron con el establecimiento de la cuarentena y el Estado de Alarma. Para muchas personas el encierro en sus hogares no es sano y comienzan a adquirir estos medicamentos para no caer en un estado depresivo.
«Vienen muchos pacientes con prescripción contra la ansiedad y la depresión. A la gente empieza a hacerle mella el confinamiento», agrega otro profesional de las farmacias.
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