La única certeza que hay en la industria informativa es que nadie sabe cuál es su futuro. Con el tsunami que ha significado Internet y la irrupción de la Inteligencia artificial, ni Jeff Bezos ha encontrado la fórmula del éxito para sacar a flote al glorioso The Washington Post. Mientras el centenario medio hace aguas, otros alimentados por la inteligencia artificial generan un caos informativo. Son las dos caras de una misma crisis que se expande o «viraliza»
La intempestiva renuncia de la directora del The Washington Post, Sally Buzbee, copó los titulares de los principales medios informativos. Llegó al diario como un ejemplo de diversidad y modernismo. Con apenas tres años de gestión deja una estela de reconocimiento, entre ellos los Pulitzer de este año. Pero también pérdidas financieras multimillonarias. Es la del Post una muestra más del desacomodo que viven incluso los medios más consolidados, ante un modelo de negocios que está muriendo y otro que no termina de nacer.
Modelo centenario
En el mundo el desarrollo del modelo de negocios de los medios informativos (prensa, radio y televisión) ha sido fruto de un proceso que se extiende a lo largo de más de un siglo, desde finales del siglo XIX hasta el presente. Ha sido un largo viaje de acomodos y adaptaciones ante el surgimiento de nuevas tecnologías. La prensa comenzó su expansión y consolidación a partir de la invención de la imprenta en el siglo XV. Pero por siglos fue precario. El modelo de negocio, basado en la venta de periódicos y revistas, se desarrolló principalmente a partir de finales del siglo XIX y se consolidó principios del XX, con la incorporación de la venta de espacios para la publicidad. Aprovechando los avances tecnológicos en la impresión y distribución.
La radio recibió su primera patente en los Estados Unidos en 1904, gracias al invento italiano Guglielmo Marconi. Sin embargo, el desarrollo comercial y masivo de la radio como medio de comunicación de masas comenzó después de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, la radio experimentó un rápido crecimiento, especialmente durante la Gran Depresión. Cuando se convirtió en una fuente importante de entretenimiento y noticias para el público. Como antes la prensa, adoptó la venta de espacios publicitarios.
Luego llegó el turno a la televisión. La primera transmisión de televisión se produjo en 1928. Pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que realmente comenzó a ganar popularidad. En 1946, solo unas seis mil casas estadounidenses tenían televisores. A medida que la tecnología se volvió más accesible y la producción de contenido mejoró, la televisión se convirtió en una parte integral de la vida cotidiana. Ya en 1960, el 90% de los hogares estadounidenses poseían una televisión. Una vez más la publicidad fue la base de su rentabilidad como negocio. Hasta la llegada de internet.
Adiós a Sally
En un giro sorpresivo que sacude los cimientos del periodismo estadounidense, Sally Buzbee, la primera mujer en dirigir el icónico Washington Post, se despide de su puesto editorial. Su partida marca el fin de una breve era que comenzó con gran fanfarria en 2021 bajo la égida de Jeff Bezos. Pero que lamentablemente presenció un declive del 50% en la audiencia del periódico desde 2020. El último año de su gestión se vio ensombrecido por un déficit de 77 millones de dólares y la oferta de retiros voluntarios a 700 empleados en octubre.
La controversia no se hizo esperar. El actual CEO, William Lewis, enfrenta críticas por parte de su equipo periodístico. Le acusan de marginar la diversidad en favor de una inclinación ideológica que, lejos de salvar al diario, podría estar alejando a los lectores. Pero la realidad financiera es implacable. El Post no puede sostener su estructura de costos sin un mecenazgo filantrópico por parte de Bezos. Y la promesa de “neutralidad” no ha sido suficiente para mantener el interés del público.
Buzbee, al parecer, optó por renunciar antes que enfrentar una reestructuración que la relegaría a otro rol. Matt Murray, con tres décadas en el Wall Street Journal, tomará las riendas temporalmente, hasta que el “periodista británico de perfil bajo” Robert Winnett asuma el cargo tras las elecciones. David Shipley mantiene su posición como editor de la página editorial.
Era Buzbee
En una reciente reunión, se cuestionó la diversidad de género y racial de los sucesores de Buzbee. Apuntaron a la elección de amigos cercanos de Lewis, todos salidos de las filas de la prensa británica, para dirigir el Post. Ahora en manos de “cuatro hombres blancos al frente de tres redacciones”. La contratación de Buzbee en 2021, se celebró en su momento como la de alguien comprometido con la diversidad e inclusión. Ahora, el Post se enfrenta a un cambio de guardia que pone en duda esos mismos principios. La salida de Buzbee es un movimiento significativo en el periódico de 150 años.
Especialmente porque se produce cinco meses antes de unas elecciones cruciales para el país y su periodismo. Bajo su liderazgo TWP obtuvo seis premios Pulitzer. También perdió la mitad de su audiencia. Lo que la forzó a ofrecer retiros voluntarios a cientos trabajadores para reducir costos. La gestión de Sally Buzbee al frente del Washington Post se enfrenta a un escrutinio intenso. Un correo electrónico interno filtrado del 2022 pintó un cuadro sombrío. Describía al diario como un “entorno de trabajo tóxico”. Plagado de conflictos raciales y de género.
Lectores no son indiferentes
Los comentarios de los lectores del UnHerd ante la noticia de lo que ocurre en The Washington Post reflejan la preocupación generalizada por la dirección que están tomando los medios de comunicación.
- Caractacus Potts: «¿Estamos ahora en una era en la que las megacorporaciones y los multimillonarios pueden permitirse seguir financiando indefinidamente medios de comunicación deficitarios mientras impulsen su agenda?”.
- Carlos Danger : “Tal vez Occidente es ahora tan corporativista que tiene más sentido hacer propaganda que hacer noticias y contenido de entretenimiento que los propios consumidores quieren pagar”.
- Saul D: “Si controlas los medios, puedes empujar la opinión en la dirección que quieras y la gente te seguirá como ovejas”.
- R Wright: “Cuando tu principal objetivo es hacer propaganda ninguna cantidad de dinero arrojada al pozo es demasiado grande”.
- Buck Rodgers: “La pérdida de periodismo real hará del mundo un lugar peor, por desgracia”.
- Jim Veenbaas: “Hay una razón por la que las publicaciones estadounidenses están trayendo a británicos: son mucho menos ideológicos”.
- Dougie Undersub: “La gente no lee tus cosas. Eso es todo lo que hay que decir”.
Anclado en la era preinternet
El crítico de medios Jack Shafer ha acuñado el término “Murdoch-ización” para describir las recientes contrataciones de Jeff Bezos, sugiriendo un cambio en la dirección editorial del Post. Shafer señala que los hermanos Lewis no parecen inclinarse hacia una derecha más radical. Apunta a que Wall Street Journal, bajo la batuta de Murdoch, se ha transformado en un periódico más conciso y dirigido a un público más amplio, más allá del nicho empresarial. A su juicio los medios masivos estadounidenses mantienen a las redacciones de renombre ancladas en una era pre-internet.
La crítica apunta a una desconexión entre las élites de Beltway, como Sally Buzbee, y la audiencia general. El desfase es particularmente perjudicial en un mercado donde los medios independientes ofrecen alternativas más económicas y menos ideológicamente cargadas. Que atraen lectores y oyentes en busca de opciones más alineadas con sus perspectivas. Para Shafer la superación de la política de identidad en el periodismo estadounidense exige una mayor introspección y valentía. Cualidades que parecen escasear entre los periodistas de renombre. Quienes aún anhelan gestos simbólicos de diversidad en lugar de cambios sustanciales.
Giro al estilo británico
William Lewis ha sido franco sobre la situación financiera del Post. “Estamos perdiendo mucho dinero. La audiencia se ha reducido a la mitad en los últimos años. La gente no lee lo que publican”. Una cruda admisión que pone de manifiesto los desafíos que enfrentan los medios tradicionales en la era digital. La realidad es ineludible: el periodismo debe evolucionar o arriesgarse a perder su relevancia en un mundo que ya no puede “endulzar” la verdad. Lewis anunció las estrategias con las que aspiran cambiar la situación
Los periódicos están en la búsqueda de líderes versados en la implementación de muros de pago. Una tendencia que a menudo sacrifica la diversidad y se apoya en talentos británicos. Donde el ecosistema de medios es mucho más estable y solvente. El fenómeno no es exclusivo del Washington Post. Figuras clave en el Wall Street Journal y Bloomberg News provienen de conglomerados como News Corp y The Economist. Robert Winnett, con su experiencia en el Daily Telegraph y el Sunday Telegraph, se encargará de las áreas clave de cobertura del diario, incluyendo política, investigación, economía, tecnología, deportes y reportajes largos.
En un comunicado reciente, William Lewis anunció la creación de una nueva división en la redacción enfocada en el “periodismo de servicio y redes sociales”. Dirigida a un público que busca consumir noticias de formas innovadoras. La sección se dedicará a narrativas audiovisuales, aprovechará la inteligencia artificial y explorará modelos de suscripción flexibles. Incluidas las opciones premium. La estrategia es clara: ofrecer contenido confiable y atractivo que resuene con los estadounidenses que se sienten alienados por los medios tradicionales. Matt Murray tomará las riendas de esta iniciativa tras las elecciones de noviembre. El renovado enfoque promete acercar el Post a sus lectores. Estén donde estén y en el formato que prefieran.
En las antípodas BNN
En las antípodas de la tradición del Washington Post encontramos fenómenos como BNN. Dave Fanning, el DJ irlandés que descubrió la banda U2, fue víctima de una controversia por un error de inteligencia artificial. Un artículo en MSN.com erróneamente lo implicó en un caso de mala conducta sexual, que ilustró con su fotografía. Provocó una ola de reacciones contra Fanning.
El origen del equívoco se remonta a BNN Breaking. Un medio de comunicación digital que, utiliza un chatbot de inteligencia artificial. Parafraseó incorrectamente un artículo de otro sitio de noticias e incluyó la foto de Fanning junto al titular engañoso. La historia fue eliminada de Internet al día siguiente. Pero el daño a la reputación de Fanning estaba hecho. Presentó una demanda por difamación contra Microsoft y BNN Breaking en Irlanda.
En su breve existencia en línea BNN Breaking, con sede en Hong Kong, ha sido denunciado varias veces por publicar noticias falsas. Al parecer por errores generados por la inteligencia artificial. La plataforma, que cesó operaciones en abril, se había presentado como un servicio de noticias legítimo. Aseguraba contar con una audiencia mensual de 10 millones de visitantes mensuales. Superior a la de medios como el Chicago Tribune. Contaba con enlaces desde prestigiosas organizaciones de noticias como The Washington Post, Politico y The Guardian.
Amenaza para el buen periodismo
Una inspección más detallada revelaría que los “periodistas” de BNN producían contenido a un ritmo inhumano. Con una prosa genérica que delataba su origen artificial. Incluso la página “Quiénes somos” de BNN mostraba una imagen de niños claramente generada por inteligencia artificial. El caso subraya la creciente preocupación sobre cómo el contenido generado por inteligencia artificial está alterando y contaminando el flujo de información en línea. Las organizaciones de noticias tradicionales ya luchan por capitalizar el tráfico web y los ingresos publicitarios. Ahora enfrentan la amenaza de que la inteligencia artificial pueda desplazar a los periodistas y permita que las falsedades se propaguen aún más. Como ya ocurre en guías de viaje, biografías y obituarios.
El fenómeno representa una serpiente tecnológica que se muerde la cola y amenaza con devorar el periodismo confiable y sostenible. Aunque a menudo mal construidas, las historias generadas por inteligencia artificial pueden superar en posicionamiento a sus fuentes originales en los motores de búsqueda y plataformas sociales. A través de los algoritmos administrados por IA desvían el gasto publicitario hacia contenidos de dudosa procedencia. Escenario que plantea un desafío crítico para el futuro del periodismo y la integridad de la información en la era digital.
Plaga que se expande
NewsGuard es la entidad encargada de monitorear la veracidad en la red. En un reciente informe puso en evidencia la alarmante proliferación de sitios web (unos 800) que generan contenido informativo mediante inteligencia artificial. Sitios, con nombres tan genéricos como iBusiness Day e Ireland Top News. Imitan la estética de medios legítimos y producen noticias en múltiples idiomas. Pero, su contenido, a menudo sin identificarlo como generado por IA, está plagado de errores y falsedades. Desde datos incorrectos sobre figuras políticas hasta rumores infundados sobre muerte de celebridades.
El caso de BNN Breaking News es emblemático. En el último año, BNN fue blanco de críticas por su falta de precisión. La invención de citas de expertos, apropiación indebida de contenido y fotografías de otros medios (sin atribución ni compensación) son prácticas comunes. Un análisis exhaustivo de más de 1.000 artículos de BNN reveló que al menos el 25% eran plagios de fuentes respetadas como Reuters, The Associated Press y la BBC. Además, BNN utilizaba imágenes sin poseer los derechos correspondientes.
Las inexactitudes en los reportajes de BNN iban más allá de simples errores humanos. Con fuentes mal citadas o inexistentes, hechos sin contexto y un uso inapropiado de imágenes. Incluso un artículo sobre la lucha contra la desinformación incluyó a un panelista ficticio y mencionaba incorrectamente a otro. El colmo llegó cuando BNN afirmó erróneamente que los cangrejos Dungeness, típicos de la costa oeste, eran originarios de Maryland. Provocó la reacción de un funcionario estatal que exigió a Google eliminar a estos “estúpidos equipos de IA” de sus listados.
Cuestionable Chahal
Gurbaksh Chahal, el fundador de BNN Breaking News, se autoproclamó pionero de una “revolución en la industria del periodismo”. Chahal es conocido por su ascenso desde la pobreza, documentado en un libro que lo llevó a una entrevista con Oprah Winfrey. En el pasado tuvo éxito en la publicidad en línea, y en sus incursiones en criptomonedas y producción de pruebas de COVID-19. Su historial también incluye episodios oscuros de violencia doméstica, que culminaron en una condena y tiempo en prisión.
En Hong Kong, Chahal lanzó BNN Breaking en 2022 y promovió ePiphany AI. Una herramienta de generación de lenguaje que él afirmaba ser superior a ChatGPT. A pesar de las afirmaciones de Chahal, los empleados sospechaban que simplemente había licenciado el software de otra empresa. En BNN, los empleados inicialmente introducían artículos en ePiphany AI para ser reescritos y luego verificaban manualmente los resultados. Pero la herramienta comenzó a producir un volumen de contenido que superaba la capacidad de revisión del equipo. Chahal insistió en que los nombres de los empleados se asociaran con los artículos generados por IA. Lo que llevó a quejas y tensiones. Los empleados no querían ser vinculados con trabajos que no habían creado.
La situación se agravó cuando Chahal respondió con insultos a las preocupaciones de su equipo. Sugirió que la IA eventualmente haría innecesaria su presencia. La controversia alcanzó su punto álgido con el caso Dave Fanning. Los abogados de Fanning contactaron a BNN. En un giro vengativo, el medio publicó un artículo acusando a Fanning de buscar dinero a través de tácticas legales desesperadas. Chahal utiliza BNN como plataforma para ajustar cuentas personales. Publica contenido sesgado contra políticos y figuras públicas que le desagradan, como Elon Musk.
Dinero, solo dinero
La inteligencia artificial (IA) está redefiniendo el panorama mediático. No por su capacidad de mejorar la calidad del periodismo, sino por su potencial para generar ingresos. Sander van der Linden, experto en psicología social de la Universidad de Cambridge, advierte sobre la publicidad programática que coloca anuncios automáticamente en la web. Sostiene que está incentivando a los sitios de noticias basados en IA a producir masivamente contenido de baja calidad y clickbait. Tendencia que representa una amenaza inminente ante la posibilidad de que el contenido generado por IA inunde y distorsione el flujo de información auténtica. Socava especialmente el periodismo local al desviar sus ingresos y erosionar su credibilidad.
Van der Linden expresa su preocupación por la dificultad de las audiencias para diferenciar entre el contenido producido por máquinas y el creado por periodistas humanos. Podría tener un impacto negativo en la confianza en las noticias. Los medios locales, como el Limpopo Mirror de Sudáfrica, se ven afectados por sitios como BNN. No solo roban propiedad intelectual, también manipulan algoritmos de búsqueda para atraer anunciantes. Dejan a los medios originales solo con “migajas” de ingresos publicitarios.
Una confirmación fue lo ocurrido con Microsoft: compartió ingresos publicitarios con BNN a la par que con medios reconocidos como Bloomberg y The Wall Street Journal. La empresa empleaba una inteligencia artificial para la selección de la información a publicar en MSN. Ahora utiliza una combinación de IA y revisión humana para seleccionar los contenidos. Google actualizó sus algoritmos para reducir el contenido no original en los resultados de búsqueda. Lo que restó visibilidad de BNN. Tras la controversia, el desprestigiado medio cerró y fue reemplazado por BNNGPT, un chatbot de IA. Pero el fundador de BNN, Gurbaksh Chahal, no se detuvo allí y lanzó TrimFeed, un sitio con promesas similares a las de BNN. Pero también cerró sus puertas cuando se enteró que The New York Times iba a publicar un reportaje.
Tiempos turbulentos
En el umbral de unas elecciones cruciales en Estados Unidos, la ciudadanía se enfrenta a una oleada de desinformación y propaganda impulsada por la inteligencia artificial. La industria de las noticias, antaño baluarte de la verdad y moderadora del discurso público, lucha por sobrevivir ante una tormenta perfecta de adversidades. La fatiga informativa asola a los estadounidenses. Saturados de noticias críticas como las elecciones inminentes y conflictos en el Medio Oriente y Ucrania. Aquellos que aún buscan estar informados, se inclinan por las redes sociales y plataformas alternativas. Dejando atrás los medios tradicionales.
Las empresas redirigen sus presupuestos publicitarios hacia gigantes tecnológicos como Instagram y Google. Que ya no son tan eficaces para dirigir tráfico a los medios convencionales. Twitter, tras su tumultuosa adquisición por Elon Musk, ha perdido usuarios y relevancia. Google como Meta han recortado personal clave en sus secciones de noticias. Publicaciones como The New York Times, The New Yorker y The Boston Globe han logrado atraer suscriptores digitales. Hay indicios de recuperación económica entre startups de suscripción especializadas en sectores específicos. Como The Information para tecnología y The Ankler para Hollywood. No obstante, la cascada de titulares alarmantes presagia un futuro incierto para los esfuerzos de la industria por desarrollar modelos de negocio viables.
Incógnita de la IA
The Washington Post, adquirido por el magnate tecnológico Jeff Bezos, parecía listo para un renacimiento. Pero enfrentó pérdidas millonarias el año pasado. La popularidad del periódico se disparó durante la administración Trump. Pero no pudo mantener el impulso en suscripciones. La salida de su directora y el anuncio previo de indemnizaciones por despido para cientos de empleados evidencian el tamaño de su crisis. Una encuesta de Gallup y Knight Foundation en 2022 reveló que solo el 19% de los encuestados expresó una alta confianza en los periodistas. Una caída de nueve puntos en cuatro años.
El 2023 fue un año terrible. Con recortes significativos en medios como Business Insider, Los Angeles Times y NPR, que redujeron al menos el 10% de su personal. BuzzFeed News cerró su división de noticias. News Corp despidió a 1.250 empleados. National Geographic dejó ir a sus periodistas. Vox Media enfrentó dos oleadas de despidos. Vice Media se declaró en bancarrota. Popular Science cerró su revista en línea. ESPN, Condé Nast y Yahoo News redujeron puestos. El panorama refleja la transformación del periodismo y la necesidad de adaptarse a la era digital.
La industria noticiosa enfrenta ahora el desafío que presenta la tecnología de IA. Con posiciones que no siempre son coincidentes. Mientras The New York Times mantiene una demanda contra OpenAI y Microsoft por infracción de derechos de autor. (Sus artículos fueron utilizados para entrenar chatbots que ahora compiten como fuentes de información). Editoriales como Axel Springer negociaron acuerdos con OpenAI para recibir pagos anuales por el uso de sus archivos digitales. Otra preocupación es que los algoritmos de IA, capaces de generar respuestas instantáneas a preguntas de los lectores, puedan suplantar a los sitios de noticias en línea como referentes de actualidad.
Inventar un nuevo modelo
Los medios tradicionales, que alguna vez fueron los guardianes incuestionables de la verdad, compiten con una avalancha de contenido generado por IA. Algoritmos que a menudo priorizan la cantidad sobre la calidad y el clickbait sobre la sustancia. Los ingresos publicitarios, que históricamente fueron el pilar financiero de los medios, son absorbidos por plataformas tecnológicas masivas. Deja a los medios tradicionales luchando por captar tanto lectores como anunciantes. Agreguemos a este coctel la proliferación de noticias falsas y desinformación que amenazan la integridad del periodismo y la democracia misma.
Hay analistas que plantean que con la inteligencia artificial no es solo el modelo de negocios el que perdió vigencia. Es el modelo mismo de producción de noticias inspirado en la cadena de producción de Ford. El sistema con la distribución de la carga de trabajo entre varias personas fue, con sus singularidades, adoptado desde hace un siglo. La internet, potenciada ahora por la inteligencia artificial, permite a una persona realizar las tareas que antes ejecutaba un equipo. Un tiktoker, youtuber, instagramer, puede desarrollar un medio. Es su propia marca y empresa. La IA le suministra las herramientas para facilitar el proceso.
La industria de las noticias se encuentra en una encrucijada. Enfrenta una crisis sin precedentes y desafíos colosales en su lucha por la supervivencia. La transición hacia un modelo de negocio viable es urgente. La situación se agrava por la caída de la confianza pública y la fragmentación de las audiencias. Cada vez más dispersas en un vasto ecosistema digital. Para navegar estos mares turbulentos, los medios deben innovar, adaptarse y desarrollar tecnologías propias que mejoren la experiencia del usuario y fortalezcan la verificación de hechos. La consolidación de un nuevo modelo de negocio para los medios informativos requerirá un compromiso con la calidad periodística, transparencia. Asi como la construcción de una relación más profunda y confiable con las audiencias. Solo así la industria de las noticias podrá prosperar en la era de la internet y la inteligencia artificial, y superar la crisis actual.