Cocinar es una actividad rutinaria para el ser humano. Cuando se habla de cocinas limpias, la mayoría lo asocia con los detergentes, desinfectantes y desengrasantes que ve en anuncios publicitarios y comercios. Pero para la Agencia Internacional de Energía y el Banco Mundial es un asunto más complejo. Antes que el impacto en la higiene y la salud, repercute en la desigualdad de género, inequidades económicas y deterioro del medioambiente.
En la actualidad, cerca de un tercio de la población mundial, es decir, alrededor de 2.300 millones de personas, dependen de fuegos abiertos o estufas rudimentarias para cocinar. Estas prácticas, que implican la quema de carbón, leña, desechos agrícolas y estiércol animal, se encuentran en 128 países. Los hogares no disponen de las herramientas o recursos necesarios para cocinar de forma segura con combustibles limpios. Las cocinas limpias son inaccesibles millones de familias.
La Agencia Internacional de Energía define una “cocina limpia” como aquella que utiliza formas de energía eficientes, convenientes, seguras, asequibles y confiables para cocinar. Es un tema que rara vez aparece en los titulares o en la agenda política. Pero es una piedra angular de los esfuerzos globales para mejorar el acceso a la energía, la equidad de género, el desarrollo económico y la dignidad humana. La falta de avances en lo que respecta a cocinar con energías limpias tiene un costo aproximado de 2.4 billones de dólares al año a nivel mundial.
En su informe “Una visión para el acceso a la cocina limpia para todos”, la AIE señala que la falta de acceso a métodos de cocina limpios es responsable de 3,7 millones de muertes prematuras al año. Las mujeres y los niños son los más afectados, especialmente en África. Donde representan el 60% de las muertes prematuras relacionadas con la inhalación de humo y la contaminación del aire en interiores. Decesos ocasionados por prácticas culinarias rudimentarias que causan complicaciones respiratorias y enfermedades cardiovasculares.
Un tercio del mundo
En la actualidad, cerca de un tercio de la población mundial, alrededor de 2.300 millones de personas, aún dependen de métodos rudimentarios para cocinar. Esto implica dedicar un promedio de cinco horas al día a recolectar combustible y cocinar. Los viajes diarios para recoger leña exponen a las mujeres a riesgos de violencia y agresiones.
Los métodos básicos de cocción, que utilizan leña y carbón vegetal, contribuyen a la deforestación. La demanda de estos combustibles provoca la pérdida anual de bosques del tamaño de Irlanda. Con los peores efectos en el este y el sur de África. Donde las grandes poblaciones dependen cada vez más de bosques en disminución. Esto también ha provocado estrés alimentario en algunas regiones pues se talan árboles frutales para obtener leña.
Mejora en Asia y Latinoamérica
En el mundo el número de personas sin acceso a cocinas limpias ha disminuido de 3.000 millones en 2010 a 2.300 millones en 2022. Con las políticas actuales, el número de personas sin acceso a cocinas limpias disminuirá de 2.300 millones a 1.800 millones en 2030.
En Asia y América Latina se registran importantes avances. China, India e Indonesia han logrado reducir a la mitad sus poblaciones sin acceso a cocinas limpias. Proporcionando estufas gratuitas y botes de gas licuado subsidiados. Se espera que Asia continúe proporcionando un mayor acceso a cocinas limpias y el progreso continúe.
Lamentablemente las proyecciones son desalentadoras para la mayoría de los países africanos. En el África subsahariana, el número de personas sin acceso a cocinas limpias sigue creciendo. Las campañas de cocinas limpias no han podido seguir el ritmo del crecimiento demográfico. Todo indica que África terminará la década con el mismo número de personas sin acceso a cocinas limpias. No hay expectativas de que se alcance un acceso total a cocinas limpias ni siquiera para la década de 2050.
Mujeres y niñas las más afectadas
Las mujeres son las que más sufren las consecuencias negativas de la cocina rudimentaria. Además de los riesgos para la salud, la falta de métodos de cocina limpios impide que muchas mujeres y niñas tengan acceso a la educación, ganen un salario o inicien un negocio que les proporcione independencia financiera. La representación insuficiente de las mujeres en las instituciones ejecutivas significa que la cocina limpia sigue fuera de las prioridades en la agenda política.
La pérdida de tiempo y productividad debido a las horas dedicadas a recolectar leña y otras fuentes de combustible tiene un costo económico enorme. Los hogares sin acceso a métodos de cocina limpios dedican un promedio de cinco horas al día a recolectar combustible y cocinar. Los viajes diarios para recoger leña exponen a las mujeres al riesgo de violencia y agresiones cuando abandonan sus comunidades para buscar en lugares más lejanos.
Los beneficios de un acceso universal a la cocina limpia son enormes, especialmente en términos de igualdad de género, salud y ahorro de tiempo. Según el análisis de la IEA, se prevé una reducción de 2,5 millones de muertes prematuras para 2030 debido a la disminución de la contaminación del aire. Además, el hogar promedio podría ahorrar casi 1,5 horas al día, tiempo que podría dedicarse a estudiar o trabajar. Para ponerlo en perspectiva, el ahorro de tiempo que supone el acceso universal a una cocina limpia es aproximadamente igual a las horas de trabajo realizadas por toda la fuerza laboral de Japón en 2022.
Modelo para 2030
El acceso universal a una cocina limpia no es solo un desafío tecnológico. También requiere la implementación de políticas adecuadas y financiación. Menos de un tercio de las personas sin acceso a cocinas limpias viven en países con las políticas y la financiación necesarias para lograr el acceso universal para 2030. Brecha que es más amplia en África. Donde los planes de cocinas limpias a menudo carecen de recursos.
Para garantizar el acceso universal a medios de cocción más limpios para 2030, casi 300 millones de personas necesitan acceder a estos medios cada año. La mitad se encuentran en el África subsahariana. Sería necesario igualar los años récord establecidos en China, India e Indonesia juntos durante la última década para alcanzar este objetivo anual. Se requiere esfuerzos aún mayores en las zonas rurales. Donde viven tres cuartas partes de las personas sin acceso a cocinas limpias.
Según el análisis de la Agencia Internacional de Energía, existe un escenario realista y de menor costo para alcanzar una cocina limpia universal. Con soluciones que ya están disponibles comercialmente. El gas licuado de petróleo sigue siendo la principal solución para proporcionar acceso a cocinas limpias. Se espera que represente casi la mitad de los hogares que obtendrán acceso hasta 2030. En la última década, el 70% de quienes obtuvieron acceso lo hicieron a través del gas licuado.
Otras opciones
La cocina eléctrica se convertirá en la principal opción para uno de cada ocho hogares que obtenga acceso a ella de aquí a 2030. Mientras que muchos más hogares adoptarán electrodomésticos como máquinas arroceras como parte de sus rutinas de cocina. Aunque la cocina eléctrica se beneficia de la reducción de las importaciones, enfrenta desafíos debido a las tarifas de acceso a la electricidad y a las redes poco confiables en algunas regiones.
En las zonas rurales, donde falta infraestructura de combustible y electricidad, las cocinas mejoradas sirven como una solución provisional para ofrecer beneficios para la salud y ahorro de tiempo en el corto plazo. Si se aplican estándares mínimos de rendimiento, las cocinas mejoradas pueden reducir las necesidades de combustible entre un 20% y un 70%. Reduciendo drásticamente el humo y los vapores peligrosos. Con esfuerzos continuos para proporcionar soluciones de cocina modernas, se espera que los ICS se reemplacen como el principal medio de cocina para los hogares hacia el 2040.
Bajo costo y múltiples beneficios
El acceso universal a una cocina limpia para 2030, aunque tiene un costo, traerá enormes beneficios. Se estima que la inversión en cocinas, equipos e infraestructuras limpias durante esta década tendría que alcanzar unos 8.000 millones de dólares anuales. Representa menos del 1% de lo que los gobiernos gastaron en 2022 en medidas para mantener la energía asequible para sus ciudadanos en medio de la crisis energética global. La inversión tendría que aumentar desde los niveles actuales de alrededor de 2.500 millones de dólares. La mayor parte del crecimiento se produciría en el África subsahariana.
Según el análisis de la Agencia Internacional de Energía, el sistema energético actual puede satisfacer fácilmente la creciente demanda de combustibles modernos para cocinar. Aunque requerirá alguna infraestructura adicional, especialmente en África. Lograr un acceso limpio para todos para 2030 añade menos del 3% a la demanda de energía. Mientras que el uso de leña y carbón vegetal caería un 70% en las economías emergentes y en desarrollo.
El cambio genera empleos. El impulso para alcanzar el acceso universal a una cocina limpia podría emplear a casi 1,5 millones de personas. En la producción y venta de estufas, la entrega de combustible y el apoyo a campañas de cocina limpia. También reduce la necesidad de carbón vegetal, (una parte importante de la economía informal de África en la actualidad). La transición afecta a los millones de personas que trabajan en el comercio de carbón y leña. Empleos que, si bien seguirán siendo necesarios en 2030, podrían disminuir sustancialmente. Lo que enfatiza la necesidad de una que incluya esfuerzos para formalizar estas industrias y mejorar las habilidades de los trabajadores.
Ganancia para el medioambiente
Lograr el acceso universal a una cocina limpia también es una ganancia neta para el medio ambiente. El cambio a soluciones de cocina limpias, como el GLP, aumentará las emisiones en 0,1 Gt en 2030. Sin embargo, la reducción del consumo de leña y carbón vegetal también reduce en 0,9 Gt de CO2 el metano y otros gases de efecto invernadero emitidos por la combustión incompleta en estufas básicas.
La deforestación también se reduce, con lo que se ahorrarán 0,7 Gt en 2030. En general, seguir la visión de la AIE de cocinar de forma limpia para todos da como resultado una reducción neta de 1,5 gigatoneladas de CO2 equivalente para 2030. Similar a la cantidad de CO2 emitida por aviones y barcos el año pasado.
Liderazgo nacional y ayuda internacional
El acceso universal a una cocina limpia es un objetivo que requiere un liderazgo sólido a nivel nacional, participación activa de las mujeres y aumento en el financiamiento internacional. Solo un pequeño porcentaje de las personas sin acceso a cocinas limpias viven en países con políticas y financiamiento necesarios para implementar un programa exitoso.
El cambio a una cocina limpia depende, además, de cambios rápidos y generalizados en las normas sociales. Los esfuerzos a nivel local demostraron ser esenciales para lograrlo. Las campañas exitosas deben estar acompañadas de programas educativos y de participación de los usuarios. La asequibilidad sigue siendo un desafío importante.
La mayoría de los hogares necesitan apoyo financiero para cubrir los costos iniciales de la estufa. En algunos casos, incluso los costos continuos del combustible. Pero, si se anualiza, el cambio a una estufa moderna se amortiza. Debido a su mejor eficiencia y menor gasto en carbón y leña.
A pesar de los esfuerzos iniciales financiados a través de desarrollo que ha cultivado un sector privado maduro, seguirá siendo necesario un financiamiento en condiciones muy favorables para apoyar proyectos en las regiones más pobres. Se necesitarán alrededor de 8.000 millones de dólares al año en inversiones en cocinas limpias. De los cuales la mitad tendrían que ser financiación en condiciones favorables. Los flujos financieros internacionales jugarán un papel clave.