Por Cambio16
20/9/2017
El presentismo: la mitad de las empresas reconoce que solo afecta a una parte pequeña de su plantilla. Así lo constata un estudio de Adecco. Sin embargo, es un fenómeno que puede afectar gravemente a la productividad y a la efectividad del equipo al completo, así como a la motivación de las personas afectadas. Cuando un miembro del equipo falla, el resto se resiente.
En muchas ocasiones, es complicado para los responsables de las compañías detectar a este tipo de trabajador que acude todos los días al trabajo, hace su horario, parece disponer de una gran carga de tareas, pero, sin embargo, no está contribuyendo con normalidad como el resto de miembros del equipo. El presentista queda difuminado con más facilidad en empresas grandes. Woffu, la startup que ha revolucionado el mercado con su plataforma online de gestión de vacaciones ausencias, presencia y control horario, analiza las características y motivaciones detrás de un presentista.
Declara estar saturado y sobrecargado
Cada persona vive la carga de trabajo de manera distinta. Hay personas que encajan bien el llevar una carga de trabajo alta y que se aburren cuando desciende la actividad, mientras que hay otras a quienes les cuesta sostener puntas de trabajo y mantenerse motivados ante los retos.
El presentista suele lamentarse con frecuencia de la enorme carga de trabajo que tiene, con independencia de si está en una época de punta de trabajo o una época de valle. “El presentista siempre se siente abrumado” apuntan desde Woffu.
Falta de concentración y cumplimiento de horario
El trabajador que se encuentra en esta situación tiene problemas para concentrarse y abordar las tareas que le corresponden. Es presa fácil para los “despistes” y tiene tendencia a dispersarse tanto físicamente (con exceso de descansos de café o cigarrillos) como mentalmente (accediendo a redes sociales o consultando el móvil personal frecuentemente).
Un descanso pequeño injustificado por sí solo no es un problema. Sin embargo, cuando tomarse minutos adicionales se convierte en práctica habitual en una empresa, automáticamente se da una merma relevante respecto a la capacidad real del equipo. Por ejemplo, en una empresa de 20 trabajadores en la que cada uno de ellos acumula 15 minutos de ausencia no justificada al día (5 minutos de retraso por la mañana, 5 minutos más al hacer el café y 5 minutos en la comida), esto supone un total de 6.300 minutos improductivos al mes, es decir, 105 horas. Dicho de otra manera, cada mes se perdería el trabajo de tres semanas de un empleado.
Queja tras queja
Otra de las características que dibujan al presentista es su continua queja: queja por el tipo de trabajo que tiene que hacer, por algún comentario de un compañero, etc. “Es un empleado que necesitará soporte para canalizar sus quejas, ayudándole a entender si son fundadas o no”, apuntan desde Woffu. Cuando un trabajador en una empresa no ve nunca ninguna bondad y opina que todo está mal, a menudo sin proponer soluciones de mejora, es momento de plantearse el impacto que tiene en el resto del equipo.
¿El presentista nace o se hace? ¿Cómo solucionar la situación?
El presentismo suele originarse cuando el empleado pierde la confianza en la compañía, en su responsable, sus compañeros… Esto provoca insatisfacción en el empleado, se siente desmotivado, no es feliz y no trabaja aportando toda su capacidad y potencial.
Un buen elemento para diagnosticar qué personas necesitan ayuda para reconducir su motivación hacia su trabajo es un análisis de presencia. Woffu provee sistemas de gestión de ausencias y control horario, con herramientas de fichaje digital o máquinas biométricas con fichaje por huella dactilar o reconocimiento facial. Con estos informes se pueden identificar las desviaciones entre las horas teóricas trabajadas y las reales. A partir de ahí los departamentos de Recursos Humanos pueden abordar el caso identificando el origen de la desmotivación del trabajador y proponiendo soluciones para que trabajar no signifique un problema para la persona.
Diferentes estudios concluyen que los empleados felices, que se sienten reconocidos y que gozan de buen ambiente laboral, son mucho más eficientes y mejoran la competitividad de la empresa. El presentismo no es más que un síntoma de la falta de felicidad y motivación ante el trabajo de una persona y es tarea de los departamentos de Recursos Humanos y los responsables de personas abordar la situación antes de que sea un problema generalizado en la empresa.