La demanda de Carrboro forma parte de un tsunami de acciones legales emprendidas por decenas de estados y municipios que acusan a las empresas de sembrar dudas sobre los riesgos medioambientales asociados a sus productos
Duke Energy se promociona como líder en la implantación de «soluciones energéticas más limpias». Anuncia con bombos y platillos que está a punto de derribar una planta de carbón al oeste de Charlotte, Carolina del Norte, es una de las más antiguas y grandes empresas de suministro eléctrico de Estados Unidos, pero varias demandas la acusan de que sus anuncios son engaños y estrategias de “lavado verde”.
Duke Energy anuncia la construirá la batería de red más grande en el lugar donde derribar una planta de carbón al oeste de Charlotte, Carolina del Norte. La noticia luce muy ambientalistas, si no fuera por ser el producto de un acuerdo firmado entre la empresa y el Gobierno federal en 2015 tras un proceso judicial que duró 15 años. Una demanda contra la compañía por violaciones de la Ley Federal de Aire Limpio en las plantas de energía a carbón de la compañía en Carolina del Norte.
Estados Unidos vs Duke Energy
La demanda original, presentada en el año 2000, acusaba a la compañía eléctrica de realizar «modificaciones importantes» en sus plantas de carbón sin los permisos correspondientes y sin instalar los mejores controles de emisiones disponibles que exige la Ley de Aire Limpio. Duke Energy sostenía que los trabajos realizados eran de «rutina» y no requerían permisos adicionales.
Luego de 15 años de litigio se acordó el cierre anticipado de tres unidades de la planta de Allen, que datan de la década de los cincuenta. Dos unidades estaban en el centro de la disputa legal y deben cerrar antes del 31 de diciembre de 2024. La tercera unidad, aunque no formaba parte del litigio, también cerrará en la misma fecha. Representa una reducción del 50% de la capacidad de generación de la planta.
Los críticos de Duke Energy aplaudieron el acuerdo. El cierre de las unidades contribuiría a reducir las emisiones de contaminantes y a mitigar los efectos del cambio climático. Pero ya advertían que aún quedaba mucho por hacer para lograr una transición completa hacia fuentes de energía limpia.
No era un caso aislado. En el año 2000 el gobierno de Estados Unidos introdujo demandas similares contra decenas de empresas eléctricas en todo el país para garantizar el cumplimiento de las normas ambientales. La mayoría de los casos, como el de Duke Energy, se resolvieron mediante acuerdos de conciliación.
Primeras baterías en Carolina del Norte
La central eléctrica de carbón Allen, ubicada al oeste de Charlotte, ha estado en funcionamiento desde 1957 y generaba originalmente 1.155 megavatios de electricidad. Con el desmantelamiento de la última unidad, solo quedarán 5 plantas de carbón en funcionamiento en Carolina del Norte, con una capacidad combinada de 8.400 megavatios. El declive en los costos del gas natural y las crecientes preocupaciones ambientales aceleraron su cierre.
La ambiciosa apuesta de Duke Energy por las baterías de iones de litio, en lugar de simplemente reemplazar la capacidad de generación perdida con nuevas plantas de gas natural, ha sorprendido. La compañía optó por una solución más limpia y flexible. Un batería de 50 megavatios/200 megavatios-hora que le permitirá almacenar grandes cantidades de energía renovable para su uso posterior cuando la demanda sea mayor.
En total, construirá un sistema de almacenamiento de 167 MW/668 MWh en el sitio de la planta de carbón. También podría agregar más almacenamiento de baterías en el futuro. Será la primera vez en la región que una empresa de servicios públicos tradicionales adopte la energía solar. Carolina del Norte ocupa el cuarto lugar en la nación en capacidad solar instalada. Con casi 10 gigavatios en funcionamiento. Duke Energy, que ha estado incursionando en las baterías durante años, finalmente ha decidido implementarlas a gran escala.
Acelerar la transición
Duke Energy asegura que está acelerando su transición hacia energías más limpias con la construcción de 2.700 megavatios de almacenamiento de energía para 2031. La elección del sitio de Allen para este proyecto se debe a que la planta cuenta con una conexión a la red eléctrica existente que simplifica el proceso de integración. Además, la presencia de grandes cantidades de cenizas de carbón limita las opciones de reutilización del terreno.
Duke ya ha puesto en funcionamiento una planta de baterías de 30 megavatios en Warsaw, Carolina del Norte. Los próximos proyectos en el condado de Gaston utilizarán una tecnología similar, pero a mayor escala. Las baterías de iones de litio son una tecnología prometedora, pero tienen sus limitaciones. Cubren cuatro horas completas de suministro de energía máxima y luego se agotan.
Para garantizar la confiabilidad las 24 horas del día, los 7 días de la semana, Duke Energy está agregando una turbina de combustión de gas natural que equivale a la potencia de las dos últimas unidades Allen que se retiraron. Consideran que las turbinas de gas natural proporcionarán una fuente de energía flexible y rápida para complementar el almacenamiento de baterías. También construirá más capacidad solar. Espera tener excedentes de energía solar para cargar las nuevas baterías.
Sin embargo, la empresa no solo dependerá de la energía solar. Cargará las baterías con la electricidad que esté en red en ese momento. No especifica fuente, por lo que genera suspicacias en los críticos.
Lo que no dice Duke
El cierre de la planta de carbón Allen de Duke Energy, más que una muestra de cómo la empresa está a la vanguardia de la transición energética, es el resultado de una combinación de factores. La aparición del gas de esquisto convirtió el gas natural en una alternativa más barata que el carbón. Como muchas otras empresas del sector, Duke Energy diversifica su cartera de generación y reduce su dependencia del carbón.
Además de los factores económicos, la presión regulatoria y legal impulsaron la decisión de cerrar la planta de Allen. Además del acuerdo con el gobierno federal en 2015, se agregan numerosas demandas por responsabilidad climática. Su presión significativa obliga a las empresas del sector energético a adoptar medidas más ambiciosas para reducir sla emisiones de gases de efecto invernadero. Otro factor determinante ha sido el envejecimiento de la infraestructura de la planta de carbón Allen. Los altos costos de mantenimiento y modernización, junto con las nuevas regulaciones ambientales, convirtieron el cierre de la planta en la mejor opción..
Otra demanda, también histórica
Precisamente Duke Energy también se enfrenta a crecientes críticas y procesos judiciales. En un caso que podría sentar un precedente histórico,
La ciudad de Carrboro, Carolina del Norte, presentó una demanda en la que acusa a la compañía eléctrica de llevar a cabo una «campaña de engaño» para ocultar los peligros climáticos que ocasionan los combustibles fósiles. Es la primera acción legal que intenta responsabilizar a una de las mayores empresas de servicios públicos de Estados Unidos por su papel en la crisis climática.
La demanda alega que Duke Energy conocía los efectos y causas del cambio climático desde hace décadas, pero en lugar de tomar medidas para reducir las emisiones emprendió una campaña de desinformación con el propósito de confundir y retrasar la transición hacia fuentes de energía limpia. Al encubrir los riesgos del cambio climático, retrasó la adopción de medidas que habrían frenar la contaminación que calienta el planeta y elevó sus costos.
«Cuando nos enfrentamos a algo como la amenaza existencial del cambio climático, tenemos que actuar con valentía. Nuestra demanda es un paso importante para responsabilizar a las empresas que han contribuido al calentamiento global y proteger a nuestras comunidades de los impactos del cambio climático», afirmó Barbara Foushee la alcaldesa de Carrboro,
Un informe del grupo de investigación sin ánimo de lucro Energy and Policy Institute revela que algunas de las empresas de servicios públicos que conforman la actual Duke Energy Corporation -incluidas Duke Power, Carolina Power & Light y Public Service Indiana- fueron advertidas de la crisis climática en 1969. En 1984, encargaron un estudio que incluía dos noticias hipotéticas. Una en la que las emisiones de combustibles fósiles seguían sin disminuir y causaban efectos devastadores y otra en la que se ponía freno a las emisiones y se garantizaba un futuro más seguro.
Pese a que sabían que las emisiones no eran inocuas, Duke Energy continuó invirtiendo en la construcción de otras plantas de carbón y gas natural y oponiéndose a las políticas destinadas a reducir las emisiones de CO2 y metano. Conociendo los peligros del cambio climático, participó en una campaña que duró décadas para engañar al público y a los responsables de la toma de decisiones. Un ejemplo es el anuncio publicado en 1991 en los periódicos por Edison Electric Institute: «¿Cuánto está dispuesto a pagar para resolver un problema que puede no existir?».
Lavado verde
Howard Crystal, director jurídico del Programa de Justicia Energética del Centro para la Diversidad Biológica, afirma que la compañía intentó sembrar confusión sobre el cambio climático y su impacto en el planeta, la naturaleza y la salud humanidad.
Los ambientalistas han agregado a sus acusaciones de engaño el lavado verde o greenwashing. Duke Energy se presentar en las redes sociales como líder en la implantación de «soluciones energéticas más limpias», pero oculta que tiene uno de los mayores planes de expansión de gas de Estados Unidos. Jim Warren, director ejecutivo de la organización sin ánimo de lucro NC Warn, denuncia que Duke Energy sigue expandiendo los combustibles fósiles y suprimiendo las energías renovables en abierto desafío a los científicos que exigen lo contrario. Un estudio indica que Duke Energy tenía en 2021 la tercera mayor huella de emisiones de todas las empresas estadounidenses.
Daños y perjuicios
La demanda presentada por Carrboro alega que el engaño de Duke Energy sobre sus emisiones retrasó la adopción de medidas contra el cambio climático, que ha supuesto una carga para la ciudad en las tareas para contrarrestar sus efectos. Así, la ciudad reclama daños y perjuicios por los costos impulsados adaptar carreteras e infraestructura al aumento de las inundaciones y al calor extremo, además del incremento de los costos de la energía.
«Esos costos podrían sumar millones, muchos millones», afirmó Crystal, representante de la ciudad. Si bien no se ha especificado el monto exacto que el caso podría generar en concepto de daños.
Matthew Quinn, abogado del bufete Lewis and Roberts, de Carolina del Norte, que representa a los demandantes, afirma que Carrboro es la verdadera víctima y ha sufrido muchos daños. La demanda acusa a Duke Energy de infringir cinco leyes estatales, además de las que protegen a los ciudadanos de las molestias públicas y privadas.
Lograr el pago de indemnizaciones para Carrboro puede parecer imposible. Es un municipio con una población de apenas 22.000 habitantes que se enfrenta con una gran corporación. Duke Energy es uno de los mayores holdings de servicios públicos de Estados Unidos. Suministra electricidad a 7,8 millones de clientes y gas natural a otros 1,6 millones de clientes, en 6 estados. «Puede parecer una situación de David contra Goliat, y lo es. Pero cuando se trata de este tipo de injusticias, no es posible quedarse de brazos cruzados», sostiene la alcaldesa Barbara Foushee.
Oleada de demandas
La demanda de Carrboro forma parte de un tsunami de acciones legales emprendidas por decenas de estados y municipios que acusan a las empresas de sembrar dudas sobre los riesgos medioambientales asociados a sus productos. El 26 de noviembre pasado, el fiscal general de Maine presentó una demanda contra Exxon, Shell, Chevron, BP, Sunoco y el grupo industrial American Petroleum Institute. Al día siguiente, el condado de Ford, en Kansas, demandó a los grandes intereses de los combustibles fósiles por alegando que habían emprendido «una campaña de fraude y engaño durante décadas sobre la reciclabilidad de los plásticos».
En octubre, el condado de Multnomah, en Oregón, que incluye Portland, se convirtió en el primer municipio en demandar a una empresa de servicios públicos por engaño climático cuando añadió al proveedor regional de gas NW Natural a su demanda de 2023 contra las corporaciones de combustibles fósiles por alimentar una cúpula de calor mortal en 2021.
Según Randee Haven-O’Donnell, concejal de Carrboro, pronto podrían incluirse más empresas de servicios públicos en demandas similares. «Somos la pequeña locomotora que pudo. Esperamos que otras ciudades puedan serlo también y responsabilizar a sus empresas contaminantes», afirmó en un comunicado.