Cuando pensamos en bodas vemos románticas imágenes de novios engalanados, pasillos con flores, mesas decoradas y abundantes banquetes. Pero las bodas modernas se han convertido en verdaderos eventos con costos de producción tan altos que hay quienes quieren cobrar entrada a sus invitados. ¿Se impondrá el pagar por asistir?
Atrás quedaron los matrimonios en familia. Cuando los padres y futuros esposos organizaban la celebración y con los regalos de la parentela se ayudaba a la novel pareja a armar su nido de amor. Primero salió del ámbito hogareño el lugar de celebración, luego la organización se dejó en manos de planificadores de bodas. De la romántica ceremonia y banquete se pasó a “eventos personalizados”. Con costes cada vez más altos. Con ellos llegaron las listas de bodas. Más recientemente los “regalos en efectivo” con número de cuenta donde hacer el depósito y ahora, la guinda del helado: la venta de entradas. Todo un camino a la comercialización de la magna fecha.
Según el portal especializado bodas.net en 2024 la tendencia predominante es «antiwedding» (anti-boda). No significa que las parejas estén en contra del matrimonio, sino bodas muy personalizadas, libres de protocolos y tradiciones. Las parejas quieren más control sobre cómo quieren que sea su gran día, alejándose de los convencionalismos. Bodas más personales y alejadas de las normas tradicionales, donde tienen mayor libertad para decidir cómo quieren celebrar su unión y cuánto quieren recibir a cambio.
La pareja de Nueva York
Un buen ejemplo de esa tendencia que rompe con los protocolos y tradiciones la encontramos en una pareja de Nueva York. Nova y Reemo Styles, decidieron que su boda no sería una celebración convencional. Lejos de los salones de banquetes y las iglesias tradicionales, optaron por una experiencia única que dejó a sus invitados con la boca abierta.
La majestuosa Catedral de San Patricio, con sus altos vitrales y su imponente arquitectura gótica, fue el escenario elegido para la ceremonia legal. Allí, Nova y Reemo intercambiaron votos mientras los rayos de sol se filtraban a través de las vidrieras, creando un ambiente mágico. Pero aquí viene lo inusual: en lugar de una limusina o un coche clásico, alquilaron un partybus de dos pisos.
El vehículo temático llevó a los invitados en un recorrido de 12 horas por los lugares emblemáticos de su historia de amor. La aventura culminó en el One World Observatory, en la planta 102 del One World Trade Center. Allí, con vistas panorámicas de la ciudad que nunca duerme, los invitados disfrutaron de una cena exquisita. Bistec, langosta y burbujeante champán se sirvieron mientras el rapero Fabolous sorprendía a todos con una actuación en vivo. Para disfrutar de “la experiencia” los invitados de la pareja previamente debieron desembolsar 333 dólares que era el coste de la entrada. Sin duda alguna fue muy original.
¿Por qué cobrar entradas?
Pero no vaya usted a creer que Nova y Reemo lo hicieron para cubrir los 70 mil dólares (unos 65 mil euros) que le costó el ágape. La decisión de vender entradas no fue producto de un capricho. La pareja, con una lista de invitados inicial de 350 personas, se enfrentó al dilema de reducirla drásticamente debido a que el partybus solo tenía capacidad para 60 personas. Al cobrar una entrada, quedaron aquellos invitados que realmente lo valoraban.
La idea de pagar por asistir a una boda generó controversia. Mientras algunos invitados se mostraron sorprendidos y dudaron al principio, otros, después de una llamada con Nova y Reemo, entendieron su razonamiento y pagaron encantados. Para ellos, la experiencia valió mucho más que el precio de la entrada.
A pesar de que el evento tuvo lugar en 2023, la pareja decidió hacerlo público recién en 2024, compartiendo detalles y videos en su cuenta de TikTok. En la que informaron además que donaron todo el dinero recaudado a una fundación que ayuda a parejas con problemas de infertilidad.
Texanos menos afortunados
Pero no todos consiguen tan buena acogida a la original idea. Hassan Ahmed y su prometida decidieron que su boda no sería solo un evento, sino una experiencia para sus 125 invitados. Así que, en lugar de enviar invitaciones convencionales, crearon una “entrada” para su gran día. El precio: 450 dólares por persona. Sí, has leído bien. Pero la respuesta ha sido contundente: ¡Nadie quiere pagar!
La pareja quedó impactada cuando ninguno de los invitados confirmó su asistencia. Al parecer en Houston no hay disposición a desembolsar esa cantidad para celebrar el amor de Hassan y su prometida. En un vídeo compartido en TikTok, el compungido novio expresó su desconcierto: “¿Por qué nadie quiere pagar por nuestra boda?”.
Justificó la estrategia de cobrar “entrada” argumentando que las bodas no son baratas. Reveló que habían gastado casi 200 mil dólares (más de 178.000 euros) en la boda. Ya pagó el anticipo por el lugar, el vestido y la tarta. “Pagas 1.000 dólares por unas entradas para un concierto de Beyoncé o Chris Brown, pero cuando te invitan a una boda con amigos y familiares, ¿no puedes pagar la entrada? No entiendo». Los «invitados» tampoco entienden por qué les quieren cobrar la entrada.
Lo cierto es que la opción de cobrar por asistir a la boda generó una intensa polémica en las redes sociales. Muchos consideran que es de mal gusto que los novios trasladen su carga financiera a los invitados. Matthew Shaw, fundador de Sauveur, una empresa de organización de bodas en Londres, señaló que esta estrategia cambia la dinámica: “Ya no eres el anfitrión, sino alguien que ofrece una experiencia de pago”. O sea, ahora pasa a ser el productor de un evento y no tendría «invitados» (aún en los conciertos los invitados entran gratis) si no clientes.
Cada vez más costosas
Según un estudio de The Knot (empresa especializada en organizar bodas) el coste en Estados Unidos ha aumentado significativamente. En promedio rondaban los 35 mil dólares en 2023. No solo aumenta para los anfitriones. Shaw estima que el coste de asistir a una boda también está en aumento, en promedio de 580 dólares en 2023. Un aumento de 120 dólares con respecto a 2021. Imagine si ahora, además, le suma el valor de la entrada.
Fenómeno que no es exclusivo de los Estados Unidos. España, no es ajena al alto costo que conllevan las bodas. Aunque el precio puede variar según la fuente, la mayoría coincide en que supera los 20.000 euros. Por ejemplo, Statista estimó que, en 2019, en promedio rondaba los 23.400 dólares (aproximadamente 21.500 euros), mientras que el Libro imprescindible de las bodas, elaborado por Bodas.net junto con Google y ESADE, lo sitúa en 21.056 euros.
Aquí viene otra sorpresa. En comparación con otros países, los españoles gastan mucho más. De los diez países analizados por Statista, España ocupa el segundo puesto en coste de bodas. Solo superado por Estados Unidos. Los italianos destinan unos 22.500 dólares, los canadienses alrededor de 21.900, los británicos unos 19.200, y nuestros vecinos franceses y portugueses, 17.600 y 16.700, respectivamente. En contraste, al otro lado del Atlántico, en países como México, Perú o Chile, la cifra no llega ni a los 9.000 dólares.
Por qué tan caras
Aunque las bodas españolas están lejos de los súpereventos de los contrayentes en la India de varios días de duración con coreografías al estilo Bollywood, son de las más caras de Europa. El grueso del presupuesto se destina al banquete nupcial, con una media de 10.600 euros. Pero hay más: el vestido y accesorios de la novia (2.150), los fotógrafos (1.500), el vídeo (1.200), la música (1.050), el traje del novio (1.020), los gastos de organización (980) y las flores (950). La lista sigue con joyería, transporte, catering, maquillaje, peluquería y repostería, hasta superar los 21.000 euros. Si sumamos la luna de miel, podemos llegar a los 27.000 euros para una escapada romántica en el extranjero.
La fiebre por transformar la boda en un evento inigualable, digno de las películas románticas del cine y la tv las han en encarecido. Tal vez explique por qué en España, las campanas de boda no suenan tan a menudo como en el pasado. Actualmente, ocupamos el cuarto lugar en la Unión Europea con la menor tasa de matrimonios por cada mil habitantes. Solo superado por Eslovenia, Luxemburgo y Portugal. Según datos de Eurostat correspondientes al año 2021, España registra solo 3,1 matrimonios por cada 1.000 habitantes, frente a la media de 3,9 en la UE. Declive que es continuación de una tendencia que se ha mantenido desde 1980, cuando la tasa de matrimonios era prácticamente el doble.
Pagar por entrar a una boda
Los experto recomiendan recortar costos, con celebraciones más íntimas, sin esas listas de casi 200 personas. Decoraciones más originales, con menos flores o de temporada y propias del lugar, y apelar al alquiler, de decoración, trajes del cortejo y de la novia. La opción de cobrar entradas, no aparece entre sus recomendaciones. Pero como el mundo está cambiando tanto, tal vez, se termine imponiendo esa modalidad. En nuestros días seguramente más de una chequera estuvo dispuesta a pagar por entrar a la boda del Príncipe Guillemos o al fastuoso matrimonio del multimillonario Anat Ambani en la India.
Por lo que no es tan inverosímil que las bodas (transformadas en eventos cada vez más alucinantes), se vuelvan a popularizar, ahora con cobro de entrada de por medio. Bien sea que se quiera comprobar quienes realmente quieren compartir el momento, ayudar con los gastos que ocasiona, o disfrutar de una “experiencia original”. O por que surjan como un nuevo circuito de entretenimiento junto a los festivales y conciertos.