Por Juan Salinas Quevedo
21/04/2017
La Gran Ola es uno de los trabajos que más repercusión e interés está generando en la actualidad debido a la realidad demoledora que nos acerca. Según expertos en sismología y geología, un tsunami con unas características de entre 5 y 15 metros de altura va a asolar las costas de Huelva y Cádiz provocando la muerte de decenas de miles de personas y pérdidas económicas que podrían alcanzar los dos mil millones de euros. Las posibilidades de que ocurra ahora o dentro de cien años son exactamente las mismas. Con motivo de la presentación en la Sección Documental Sesiones Especiales del Festival de Málaga, María Belón -superviviente del tsunami del océano Índico de 2004-, y Fernando Arroyo -director del documental- nos aportan sus impresiones personales y ofrecen datos reveladores en la entrevista que nos conceden.
¿Cómo afrontaría un país como España -con los medios con los que se disponen- una tragedia de esta magnitud?
Fernando Arroyo: No creo que ningún país pueda afrontar una catástrofe así sin ayudas de ningún tipo. En el momento en el que ocurre, se necesita el apoyo de muchos más países para salir adelante, hace falta generar una conciencia global, porque lo que sí se puede es preparar para minimizar al máximo todos los efectos negativos que catástrofes como un tsunami pueden llegar a generar. Lo que hay que hacer es mejorar los recursos que disponen los magníficos profesionales del IGN y IEO para que tengamos el mejor sistema de detección posible, pues el actual no permite confirmar la llegada de una ola hasta que llegue a tierra. Dar más medios a Protección Civil en las costas, adiestrar a sus voluntarios, establecer un sistema de alerta eficaz que permita que la gente sepa, en el acto, que va a venir un tsunami. Esto ya se hace mediante sms en Chile y Japón, por ejemplo.
María Belón: En Japón, que es el peor tsunami del que se tiene registro, había un previo conocimiento y preparación y se produjeron 23.000 muertes de 300.000 posibles. Sin embargo, en Tailandia, sin información y sin aviso, en torno a los 500.000 fallecidos en el último recuento. Es evidente que los mecanismos de actuación son fundamentales.
Es decir, existen directrices y decisiones decisivas que se deben tomar y que pueden propiciar salvarte la vida.
M.B.- Bueno, hay una parte fundamental que es el azar, lo que te toca te tocó, pero hay otra parte pequeña pero muy importante que es saber qué hacer y cómo actuar en una situación así. Es muy importante prevenir para que la población esté preparada. En mi caso, nosotros vivíamos en Japón en ese momento. Mis hijos tenían en la escuela simulacros de maremotos y terremotos constantemente, y saber cómo actuar es definitivo y trascendental.
Y a nivel personal y psicológico, ¿qué secuelas deja?
M.B.- La vida te cambia mucho, estás muy cerca del dolor, una catástrofe natural es un cúmulo de dolor y devastación impresionante. Físicamente es durísimo si es que lo puedes contar, es complicado sobrellevarlo. Y psicológicamente hay un tiempo de recuperación donde lo que te toca es pensar en positivo y saber que hay que salir adelante. Se tiene que sacar algo bueno de todo esto, debemos aprender, y no quisiera que nadie pasara por lo que mi familia y yo pasamos, y esa es la razón por la que estoy apoyando este documental.
Como cuenta La gran Ola, en España ya hubo un tsunami en 1755, pero quizá sea algo que la mayoría de la gente desconozca y me parece un acierto que se hable de ello -entre otras muchas cuestiones- para demostrar con datos empíricos las causas y efectos de una catástrofe que ya ocurrió en nuestro país. Además, el problema se vería agravado por esa carencia de medios tecnológicos de detección y prevención, y son las autoridades gubernamentales las que deben tomar medidas y concienciar a la gente. ¿Pensáis que el gobierno no actúa y deja de lado el tema por desconocimiento, por incredulidad, o porque no quieren generar alarma social?, lo que ellos creen que espantaría al turismo provocando pérdidas económicas.
M.B.- ¿Puedo ser directa? Por absoluta comodidad y negligencia, los gobiernos suelen durar cuatro años, las campañas electorales dos y medio, y lo que interesa es sumar votos, y hablar de algo así es difícil para un político, así que se van pasando la bola de unos a otros. Sin duda.
F.A.- María tiene toda la razón, pero hay otra cosa que lo complica todavía aún más y es que si hay alguna administración que sí que tiene real interés, al final la propia estructura del estado que se divide en diferentes administraciones lo complica todo mucho, por ejemplo, si la administración central desarrolla un sistema con un protocolo tiene que negociarlo con la administración regional y luego esa se lo traslada a los ayuntamientos, y si finalmente después de muchos años trabajando en un protocolo el ayuntamiento no quiere implantarlo, pues no se implanta. Que es lo que ocurre con los protocolos de terremotos, que aunque ya esté cerrado, hay muchos ayuntamientos que no los aplican, con lo cual, aunque existiese voluntad tampoco eso te garantiza el hecho de que se aplique. Y, por cierto, una correcta gestión de estos eventos no perjudica en absoluto al turismo, os invito a visitar Lagos para que veáis playas llenas de turistas con carteles de evacuación de tsunamis. Si se quiere, se podrían evitar muchas víctimas.
En los títulos de crédito se anuncia que dos organizaciones que serían relevantes a la hora de aportar información y asesoramiento como la Unidad Militar de Emergencias de España y el presidente de Q calidad turística de España han rechazado conceder entrevistas y no han querido hacer declaraciones. La pregunta es, ¿por qué? El gobierno es evidente que no se quiere meter en problemas, pero, ¿y estas organizaciones?
F.A.- La Unidad Militar de Emergencias -yo considero, y creo que María comparte la misma opinión- que es de lo mejor que tenemos en este país, son gente muy entregada que está dispuesta a dar su vida por salvar la tuya, con lo cual hay que quitarse el sombrero por el trabajo que realizan, además María conoce a muchos. Pero claro, ellos no deciden y en un momento dado si creen que una entrevista puede resultar incómoda pues no se da y punto, pero no es cuestión de ellos.
M.B.- Es cierto, yo sé que ellos, que conozco directamente a varios profesionales de la UME, están muy implicados y muy preocupados por esto, pero siempre dicen que les llega una llamada de arriba, que desconozco quién, cómo y dónde pero que es muy influyente, tanto que congela todas las actuaciones. Ellos hasta cierto punto tienen que cumplir órdenes.
Fernando, entendemos que resulta de vital importancia la existencia de este documental para acercarnos este tipo de realidades que son muy necesarias divulgar para que la gente pueda
tomar conciencia, y de alguna forma prevenir. He leído que algunas televisiones tienen interés en hacerse con los derechos ya que el tema está suscitando mucha atención mediática, ¿hasta dónde crees que llegará comercialmente? ¿Qué recibimiento está teniendo?
F.A.- Sí, algunas de hecho, ya los tienen. De todas formas nunca se sabe, yo te puedo decir que el recibimiento que está teniendo ahora es excelente, porque la gente quiere saber y no quieren que los engañen. Es algo que, además, se conocía ya ligeramente y existe un temor real. El documental tiene como objetivo resolver sus dudas, con lo cual, la recepción está siendo magnífica aunque aún es pronto para saber cuánta gente va a ir al cine o lo va a ver en televisión. Pero a día de hoy y según los mensajes que nos llegan, el interés es máximo.
María, formaste parte del equipo de Lo Imposible (J.A. Bayona, 2012), ahora estás aquí en el Festival de Málaga ¿Cómo es tu relación con el cine, y ser protagonista en estos proyectos?
M.B.- Para mí el cine ha sido una herramienta maravillosa de aprendizaje, de generar conciencia. A mis hijos los he educado viendo cine durante muchísimos años, ver un par de buenas películas a la semana era algo tan importante como leer buenos libros, y he tenido la suerte de conocer un poquito más en profundidad y desde dentro este mundo, saber lo difícil y complejísimo que es, y lo que hay que luchar por sacar adelante un proyecto. Mis respetos son enormes.