Por Nieves Albarracín (Efe)
09/08/2016
Las últimas detenciones en España de hermanos vinculados al Estado Islámico han puesto de relieve un fenómeno, el de la yihad en familia, ya observado en los atentados de París y Bruselas (en ambos participaron hermanos) y que se cree puede ir a más, en opinión de especialistas en la lucha contra el terrorismo yihadista.
Según ha explicado un experto en combatir a estos grupos terroristas, en España son ya numerosas las operaciones en las que se ha detenido a radicales islamistas con lazos fraternales, como la que recientemente se saldó con la detención en Girona de dos hermanos marroquíes acusados de financiar al Estado Islámico (Daesh).
Semanas antes, en otra operación en Lleida, la Guardia Civil arrestó a tres hermanos paquistaníes por adoctrinar y adoctrinarse en el yihadismo, y hace un año se produjo la más llamativa de todas, la detención de unos gemelos en Barcelona que con 16 años planeaban viajar a Siria alentados por su madre de origen marroquí, que un año antes había perdido a su hijo mayor combatiendo junto al EI. «Los principales caladeros del terrorismo siempre han sido amigos y familiares», pero en «este tipo de amenaza» existe otro factor añadido y es que las familias «forman círculos muy cerrados, que acrecientan esa vinculación religiosa», señala este experto.
Pero los estímulos no son solo familiares. También se ha observado que las segundas o terceras generaciones de inmigrantes musulmanes «se caracterizan por tener un cordón umbilical con sus países de referencia, donde, a la postre, les suelen radicalizar». Y no sólo eso, sino que también se ha constatado que en muchas ocasiones el último impulso para decidirse a viajar a Siria y unirse al EI lo han recibido en su país de origen. «Gente de su pueblo o familiares que viven allí y que les animan a dar ese paso», ha explicado Dolores Delgado, fiscal de la Audiencia Nacional coordinadora de los asuntos sobre terrorismo yihadista.
De hecho, con respecto a los yihadistas españoles de origen marroquí, los investigadores han detectado «en un altísimo porcentaje de casos» que una visita a su familia a Marruecos ha sido «el paso previo» al viaje a Siria, destaca Delgado. «Se van a Marruecos y no se sabe si de esa familia extensa que tienen allí o de ese entorno reciben un último empujón ideológico», apunta la fiscal, al explicar como, «por un lado, van a despedirse y a saldar deudas para irse ‘limpios’ y, por otro, para acabar de recibir ese impulso de legitimación a su decisión».
Por contra, cree que el fenómeno de los vínculos familiares entre integrantes del EI no responde a un perfil concreto de familia y considera que el hecho de que hermanos compartan el mismo nivel de radicalidad responde a otros factores. «No hay perfiles, sino circunstancias», asegura Delgado, que, al hilo de esta idea, precisa que se ha detectado «un doble rol» a uno de los cuáles puede asignarse a la familia del yihadista dependiendo de cuál haya sido su comportamiento.
Un tipo de familia son aquellas en las que existe un mayor o menor grado de connivencia con la actividad del familiar que ha abrazado la yihad y que puede variar entre «la aceptación hasta la admiración por aquellos que se han radicalizado y han marchado a Siria», lo que puede arrastrar a otro miembro del núcleo familiar a tratar de emular al pariente que despierta la admiración entre los suyos.
En sentido contrario, prosigue Delgado, también existen las familias donde la radicalización de uno de sus miembros preocupa y llega a producir «angustia por la decisión de irse a Siria» o de seguir los postulados del Daesh (EI). «En los dos casos es el silencio el que impera porque en un caso se quiere el éxito para el que se ha ido y en el otro se tiene miedo por lo que pueda ocurrir si denuncia la situación»