Pasada la cuarentena continuamos manteniendo la misma incertidumbre y preocupación sobre el control definitivo de la pandemia y nuestro futuro económico.
Todavía seguimos perturbados y bajo el shock de un golpe que no hemos visto venir y que nos ha dejado a todos –a todos– aturdidos y casi sin respuesta.
Sin embargo, es el momento de buscar y plasmar las respuestas adecuadas para preparar el fin del confinamiento y de las medidas para afrontar la reconstrucción económica.
El primer paso lo tiene que dar la Unión Europea. Esta respuesta, a pesar de las discrepancias internas, comprensibles o no, debe ser contundente y solidaria.
La UE se juega en cierta manera su futuro y su credibilidad. Sus ayudas, que son esenciales y primordiales para salir de la crisis económica y social, son prioritarias porque afectan a todos los países de la Unión en mayor o menor medida.
No se trata de mendigar ni de simples ayudas. Se trata de poner en marcha un extraordinario plan basado esencialmente en la solidaridad entre todos los Estados, que ayude a los más necesitados. Se trata de que todos salgamos reforzados y que se mantengan los valores y principios de nuestra Europa.
Salir reforzados nos permitirá mantener nuestra competitividad frente a China o Estados Unidos, que sí tienen mecanismos económicos suficientes para salir de la crisis.
Dar el ejemplo y ser capaces
Ahora bien, si exigimos a la Unión Europea que haga sus deberes también tenemos que dar ejemplo y ser capaces, olvidando nuestras discrepancias y polémicas sin sentido, de poner en marcha y lograr pactos nacionales para nuestra propia reconstrucción.
Nadie lo debería rechazar.
Las trifulcas políticas y el rifirrafe permanente no son de recibo y el que no quiera sumar lo pagará caro ante la ciudadanía.
La labor que nos espera es titánica, pero hemos de dar muchas respuestas a muchos problemas que no pueden esperar mucho tiempo.
Solo la voluntad y el interés común nos sacarán de este agujero profundo donde nos ha metido esta pandemia.
Recordaré a Jacques Delors, expresidente de la Comisión Europea en los años 90, que en las crisis de 2008 me dijo: “En Europa hay suficiente dinero para mitigar esta crisis o las que vengan”. Ojalá sea verdad.
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