A la Unión Europea se le ha atribuido una corresponsabilidad en el consumo y uso de importaciones que han impulsado la deforestación en otras tierras. Ahora, en otro paso adelante por el Pacto Verde, trata de bloquear la entrada de productos derivados de procesos de desertización. El objetivo es prohibir en Europa la venta de soja, carne de vacuno, aceite de palma, madera, cacao, café y demás productos procedentes de zonas recientemente deforestadas.
La propuesta de las autoridades comunitarias, que consiste en exigir a las empresas que demuestren que sus cadenas de suministro globales no están contribuyendo a la destrucción de los bosques, deberá ser aprobada por los Estados de la UE y el Parlamento Europeo.
La Comisión Europea presentó un proyecto de reglamento para luchar contra la deforestación importada, antes de que se vote en 2022. «Entre 1990 y el año pasado, perdimos 420 millones de hectáreas de bosque. Una superficie del tamaño de la Unión Europea. Es cierto que la gran mayoría de la deforestación mundial tiene lugar fuera de Europa. Pero la UE tiene una responsabilidad al importar bienes producidos en tierras deforestadas», dijo Frans Timmermans, vicepresidente de la CE y responsable del Pacto Verde.
La externalización de los problemas medioambientales al extranjero es algo habitual en los países desarrollados. De ahí la importancia de legislar para limitar la importación de productos que contribuyen al calentamiento global o a la pérdida de biodiversidad. Los ciudadanos europeos han tomado conciencia de ello. En una consulta organizada por la Unión Europea, el 81,4% del millón de encuestados consideró que tenía un papel en la lucha contra la deforestación.
La UE desea marcar distancia con la deforestación
La CE adoptó tres iniciativas necesarias para hacer realidad el Pacto Verde Europeo. La primera, frenar la deforestación impulsada por la UE. La segunda, crear normas para facilitar los traslados de residuos dentro de la UE para promover la economía circular. Y, por último, abordar la exportación de residuos ilegales y desafíos a terceros países.
Asimismo, la Comisión presentó la nueva estrategia de suelos europeos para que sean restaurados, resilientes y adecuadamente protegidos para 2050. Con las propuestas, la Comisión ofrece herramientas para pasar a una economía circular, proteger la naturaleza y elevar los estándares medioambientales en Europa y el resto del mundo.
“Para tener éxito en la lucha mundial contra las crisis climáticas y la protección de biodiversidad, debemos asumir la responsabilidad de actuar tanto en casa como en el extranjero. Nuestro reglamento de deforestación responde a las llamadas de los ciudadanos para minimizar la contribución europea a la deforestación y promover el consumo sostenible. Nuestras nuevas reglas para regular los envíos de residuos impulsarán la economía circular. Y garantizarán que las exportaciones de residuos no dañen el medio ambiente o la salud humana en otros lugares. Además, nuestra estrategia de suelos permitirá que el suelo se vuelva saludable”, precisó Timmermans.
El comisionado de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius, apoyó las iniciativas. Dijo que si se esperan políticas climáticas y medioambientales más ambiciosas de los socios de Europa, los europeos deberían dejar de exportar contaminación y apoyar la deforestación. “Las regulaciones que estamos poniendo sobre la mesa son los intentos legislativos más ambiciosos para abordar estos problemas en todo el mundo. Con estas propuestas, asumimos nuestra responsabilidad y predicamos al reducir nuestro impacto global sobre la contaminación y la pérdida de biodiversidad”, asentó.
Seguimiento satelital de Copérnico
Las normas propuestas garantizarían que los productos que los ciudadanos compran, utilizan y consumen en el mercado de la UE no contribuyan a la deforestación global y la degradación forestal. El principal impulsor de estos procesos es la expansión agrícola vinculada a los commodities soja, carne vacuna, aceite de palma, madera, cacao y café, además de sus productos derivados.
«Se trata de una propuesta de la que podemos estar muy orgullosos. Es la primera vez que una entidad política dice que dejará de permitir que tales productos entren en su mercado. Si el productor no puede demostrar que no ha contribuido a la deforestación de los bosques tropicales», comentó Pascal Canfin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo.
Samuel Leré, responsable de la defensa de la Fundación Nicolas Hulot, se mostró optimista con la propuesta. «Temíamos que la Comisión utilizara etiquetas y entidades privadas, pero finalmente ha decidido utilizar un verdadero deber de cuidado. Esto es algo muy positivo que hemos estado pidiendo durante años».
Para garantizar la buena fe de los importadores, la UE se basará en las imágenes proporcionadas por el satélite Copérnico. Cuando un productor de café o cacao quiera importar a Europa, tendrá que demostrar, con imágenes de satélite, que el producto que cultiva no procede de hectáreas recientemente deforestadas.
Se podrá comprobar, con una precisión de un kilómetro cuadrado, si el cultivo se ha expandido a costa del bosque circundante. De ser así, el producto no entrará en el mercado europeo.
Este fenómeno de deforestación en Suramérica, África y Asia está impulsado principalmente por la expansión de la agricultura. Y en América Latina, Brasil lleva la delantera en lo que a crecimiento por ese daño ambiental se refiere.