Por Francesco Guarascio
Los Gobiernos de la UE están divididos sobre un plan para gravar a grandes empresas de internet como Google y Facebook por su facturación, temiendo represalias de Estados Unidos, y podrían retrasar su aplicación hasta que se alcance un acuerdo internacional, dijeron el martes destacados responsables europeos.
Según una propuesta de la Comisión Europea en marzo, los estados de la UE cobrarían un impuesto del 3 por ciento sobre los ingresos digitales de las grandes firmas, que están acusadas de eludir impuestos al dirigir sus beneficios a los países del bloque con baja presión fiscal.
Sin embargo, un gran número de ellos se opone al plan, que requiere el apoyo de los 28 estados de la UE.
El intento de la Comisión de crear un sistema que garantice que las empresas de Internet pagan un impuesto adecuado se está ejecutando en paralelo con un estudio sobre el tema realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que busca un planteamiento multilateral.
«Es muy difícil ver un acuerdo sobre el impuesto digital porque todavía no se han resuelto muchos problemas técnicos», dijo el ministro de Finanzas danés, Kristian Jensen, a periodistas en los márgenes de una reunión de ministros de Finanzas de la UE.
Añadió que el impuesto propuesto en la UE se diseñó de forma que afectaría principalmente a empresas estadounidenses y por lo tanto provocaría represalias de Estados Unidos. «Por supuesto que habrá una reacción de Estados Unidos», dijo, señalando que el impuesto «no es una buena idea para Europa».
Sus comentarios se hicieron eco de otros realizados por diplomáticos de varios estados de la UE, entre ellos Alemania, Suecia, Irlanda y Malta, en una reunión la semana pasada, según responsables de la UE.
Francia, que ha sido durante mucho tiempo el principal defensor del impuesto, propuso en septiembre una cláusula de suspensión, como un paso para convencer a los países reacios. El martes, sugirió que podría estar de acuerdo en dar más tiempo para aplicar un nuevo sistema tributario, para que la OCDE pueda terminar su análisis.
«Debe haber una adopción de una directiva sobre impuestos digitales antes de que acabe este año», dijo el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire.
«Está la cuestión de la aplicación de la directiva. Estamos abiertos a esa cuestión, porque sabemos que se está trabajando en la OCDE», dijo.
Los países de la UE están discutiendo dos opciones puestas sobre la mesa por la Comisión Europea. El plan más ambicioso implicaría una tasa sobre la facturación de las empresas digitales impuesta unilateralmente por la UE antes de que se alcance un acuerdo a nivel mundial.
A esta estrategia se oponen varios países, entre ellos Irlanda, donde muchas empresas de tecnología registran beneficios sobre ventas realizadas en países más grandes de la UE.
La segunda opción, que hasta ahora se ha dejado de lado, revisaría las reglas impositivas para que los impuestos pudieran imponerse a las compañías en función de su «presencia digital» en un estado. Esta opción tardaría más en aplicarse y estaría en línea con el trabajo a nivel de la OCDE.
«Esperamos poder tener una decisión unánime que vaya por el camino de la OCDE», dijo Jensen.
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