La pandemia actual ha dejado atrás casi por completo la conversación sobre la tuberculosis. Esta enfermedad infecciosa era la más mortal del mundo antes de que llegase la COVID-19, pero ahora nadie piensa en ella. Millones de personas esperan recibir su tratamiento para combatirla, sin embargo, la crisis sanitaria actual, sumado a los conflictos en Ucrania, hacen que sea cada vez más difícil tener acceso a los medicamentos necesarios para erradicarla.
Entre un cuarto y un tercio de la población mundial tiene tuberculosis (TB). Lo que significa que su infección está oculta o latente. Cada año, aproximadamente diez millones de personas se enferman y un millón muere. Muchos de ellos son niños. En la India se encuentra la mayor carga mundial, sin embargo, los expertos dicen que hay puntos críticos para la TB multirresistente en Ucrania, Moldavia y Bielorrusia.
Tratamiento costoso y complicado
Cada año se enferma medio millón de personas con la TB multirresistente. Su tratamiento es costoso y complicado, además tiene efectos secundarios potencialmente mortales. La tasa de TB resistente a los medicamentos ha aumentado en los últimos años, incluso cuando las cifras generales de TB estaban disminuyendo. Y es que con la llegada de la pandemia, muchas personas han dejado de recibir su tratamiento de la TB. Desde febrero, cuando comenzó la invasión rusa a Ucrania esto empeoró.
Sarah Fortune, profesora de Inmunología y Enfermedades Infecciosas de John LaPorte y experta en tuberculosis asegura que solo para la tuberculosis común, el tratamiento consiste en seis meses de medicamentos que se toman todos los días. Durante los primeros dos meses, toma cuatro medicamentos y los últimos cuatro meses toma dos medicamentos. Por lo que conseguir esos medicamentos para las personas es difícil, y se ha vuelto aún más difícil con las cadenas de suministro interrumpidas asociadas con COVID y con la guerra.
Erradicar la tuberculosis no es una tarea fácil
La supresión total de la transmisión (erradicación) sólo sería posible con una vacuna realmente efectiva como para detener la implantación y multiplicación de la Mycobacterium tuberculosis (MTB). Esto debería acompañarse de la capacidad universal de realizar un diagnóstico temprano rápido en las personas ya infestadas para administrarle una terapia preventiva efectiva o un tratamiento curativo si han desarrollado la enfermedad.
Solo la total combinación de estas acciones en todos los países para evitar la reintroducción (importación) de MTB, hacía posible la erradicación de la TB, lo cual es actualmente imposible. Hay que tener en cuenta que la intención de “erradicar la TB” fue planteada desde el final de la década de 1950.
Desafío científico: encontrar una mejor vacuna
Según Fortune, una vacuna podría cambiar las reglas del juego. Aunque actualmente existe una vacuna llamada BCG (Bacillus Calmette-Guérin) que a menudo se administra a los bebés el primer día de vida en muchas partes del mundo donde la TB es común. Protege a los bebés contra la meningitis tuberculosa, pero no protege a los adultos contra la TB respiratoria. «Todavía no sabemos exactamente cómo desarrollar una mejor vacuna para la TB, por lo que es un gran desafío científico», señala.
Aunado a esto, queda claro que el mundo no está haciendo lo suficiente para abordar las enfermedades infecciosas, menos aún la tuberculosis, ya que la COVID se ha llevado el foco de atención en los últimos años. A pesar de las investigaciones y los avances tecnológicos, la inversión en TB es aproximadamente 1/100 de la inversión en VIH y un ápice de la inversión actual en COVID. «Creo que lo estamos haciendo muy bien con lo que tenemos, pero si queremos resolver el problema, el mundo necesita hacer más», insiste la experta.
Continúan los estudios para mejorar los tratamientos
En el laboratorio que lidera Fortune se mantienen tratando de descubrir cómo hacer que los tratamientos sean cada vez más efectivos. Recientemente identificaron una nueva forma de resistencia a los antibióticos en la TB y marcadores genéticos para esa resistencia. Con esta nueva capacidad para identificar variantes de TB resistente a los medicamentos, es posible adaptar el tratamiento a los pacientes para mejorar los resultados.
La profesora dice sentirse «muy emocionada» por el futuro. Pues aunque el momento la COVID-19 ha sido terrible para el mundo, también nos ha recordado lo que es posible con la acción colectiva. «Espero que conservemos aunque sea una pizca de ese sentido de compromiso compartido y el potencial de avance científico que realmente impacta en la vida de las personas, y que aumentemos la ambición con la que abordamos la TB y otros grandes problemas de salud mundial», concluye.
Día Mundial de la Tuberculosis
Cada 24 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) organiza una tertulia virtual especial para conmemorar el Día Mundial de la Tuberculosis. El evento de este año se centró en la tuberculosis con el lema «Invirtamos para poner fin a la tuberculosis. Salvemos vidas» a fin de transmitir la urgencia de invertir recursos para intensificar la lucha contra la tuberculosis y cumplir los compromisos de los dirigentes mundiales de poner fin a la enfermedad bacteriana infecciosa.
El evento en formato digital contó con grandes oradores, incluidos ministros, dirigentes y otros altos representantes de gobiernos y jefes de organismos. También personas que han sobrevivido a la tuberculosis y representantes de la sociedad civil y de asociados.
El 24 de marzo es una fecha importante ya que tiene el fin de concienciar a la población y dar a conocer una de las enfermedades infecciosas más letales del mundo: la tuberculosis. Así como sus devastadores efectos sociales, económicos y para la salud en personas de todo el mundo. Se tomó este día porque un 24 de marzo de 1882 el Dr. Robert Koch anunció que había descubierto la bacteria que provoca la tuberculosis, lo que posibilitó diagnosticar y curar la enfermedad.
Muertes diarias por tuberculosis siguen altas
Datos de la ONU revelan que cada día mueren más de 4.100 personas de tuberculosis. Y otras casi 30.000 personas contraen la enfermedad, pese a que puede prevenirse y tratarse. La tuberculosis es la principal causa de muerte entre las personas con VIH y contribuye considerablemente a la resistencia a los antimicrobianos.
El Día Mundial de la Tuberculosis ofrece la oportunidad de centrarse en las personas afectadas por esta enfermedad y de hacer un llamamiento a la adopción de medidas aceleradas para poner fin al sufrimiento y las muertes por tuberculosis, especialmente cuando aún arrecia la crisis de la COVID-19.