Por Miguel Angel Artola
06/05/2018
Alina Tatarenko es la directora del servicio del Consejo de Europa que se encarga de promover los principios democráticos y la buena gobernanza en las entidades locales. Recientemente ha visitado San Sebastián para participar en el acto de entrega a cinco municipios vascos del dodecaedro de cristal que reconoce su trabajo para aprobar los 12 indicadores que confirman su apuesta por el buen gobierno. En el norte de Europa existe una mayor tradición por la transparencia, pero también en el sur cada vez es mayor la apuesta por tener casas consistoriales con paredes de cristal. Cinco municipios vascos obtuvieron el pasado mes de marzo el Lábel del Consejo de Europa. Se trata de Basauri, Irún, Leioa, Ermua y Urnieta, a los que se suma el único representante de España que lo ostentaba, el municipio catalán de Parets del Vallés.
¿Cuáles son las principales demandas de los ciudadanos a sus ayuntamientos?
En el Consejo de Europa creemos que los ciudadanos confían en que haya un buen gobierno. Esperan que sus demandas y sus expectativas sobre la buena calidad de vida sean atendidas y ofrecidas por los ayuntamientos, impulsadas por las autoridades locales. Los ciudadanos pagan sus impuestos y, en consecuencia, se contrae una obligación con ellos para actuar siguiendo los principios del buen gobierno.
En España existe una Ley de Transparencia, pero no cuenta con un reglamento sancionador que obligue a los municipios a cumplirla. ¿Son las sanciones un camino para lograr que el buen gobierno se consolide en nuestros ayuntamientos?
Es muy importante que haya una Ley de Transparencia en España porque es una de las bases para poder comenzar a trabajar en los principios de la buena gobernanza. Nosotros, desde el Consejo de Europa, cuando hablamos de buen gobierno nos referimos a doce principios que comprenden cuestiones tales como la representación, las elecciones honestas, el respeto de los derechos del hombre, el comportamiento ético, también la transparencia y una apuesta por la innovación para tener entidades cada vez más competentes y eficaces que puedan dar un mejor servicio al ciudadano.
Lo que proponemos desde el Consejo de Europa a las entidades locales es poder medir si cumplen esos doce principios, ya que hemos desarrollado por cada uno de esos doce principios unos criterios bien definidos que nos permiten evaluar si las entidades locales los respetan o no. Eso es lo que hemos realizado recientemente con EUDEL –la entidad que agrupa a los municipios vascos–, que ha tenido que preguntar a sus propios ciudadanos y a los propios empleados municipales si creen que se cumplen esos preceptos y el grado de avance en su cumplimiento. El objetivo es determinar los aspectos en los que tienen que seguir trabajando.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajo con los municipios vascos representados en EUDEL?
Estoy muy contenta de nuestra colaboración porque ha funcionado francamente bien. Es el tercer proyecto en el que colaboran conjuntamente con el Consejo de Europa. Primero trabajamos sobre criterios de ética pública y de trasparencia, luego seguimos impulsando mejoras en la financiación local, que es también muy importante para definir la calidad democrática de los municipios.
Tenemos la impresión de que en cuestiones de trasparencia y buen gobierno en España debemos mirar también al norte de Europa. ¿También nos sacan ventaja en esta materia?
Es cierto que en el norte de Europa el proceso marcha bien. Si miramos las estadísticas de organismos como Transparencia Internacional vemos cómo los ciudadanos tienen una gran confianza en el trabajo que realizan sus autoridades locales. Sin esa confianza no se puede garantizar la buena participación de la ciudadanía en el gobierno local y por tanto la democracia se resiente. Últimamente se ha comenzado a trabajar con fuerza en el buen gobierno local en otros muchos puntos de Europa y cada vez son más los gobiernos, las entidades regionales y locales que apuestan por la apertura y por la transparencia. Si se sigue por esa línea, pronto llegaran los buenos resultados.
En España los casos de corrupción en entidades públicas han sido frecuentes y ligados siempre a intereses urbanísticos y a la contratación de obra pública…
Sí. Hay que poner en marcha mecanismos que puedan prevenir la corrupción. Si queda regulado todo lo relativo a la contratación de servicios y se siguen los principios de los códigos éticos, estaremos más cerca de evitar esas situaciones.
Muchos ayuntamientos piensan que con poner en la web del consistorio un portal de transparencia, con más o menos datos, ya han cumplido con la ciudadanía, pero el buen gobierno es mucho más.
Claro. La transparencia forma parte del buen gobierno, la apertura y el acceso a la información. Estamos hablando de doce principios y ése sería uno de ellos, importante pero no el único para medir la calidad democrática de los consistorios.
Nuestro método de actuación es trabajar con entidades locales, porque no podemos colaborar con cada ayuntamiento por separado. Como por ejemplo en el caso de EUDEL, que nos pidió poder ofrecer la posibilidad de certificar el trabajos de sus asociados. El pasado año realizamos un pequeño proyecto con una asociación de cargos públicos a nivel comunitario y desde España la entidad mostró su interés en participar en el proyecto en el que también se ha interesado la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que está presente en el comité de la Democracia y la Gobernanza del Consejo de Europa y que nos presta su apoyo.
¿Cuáles son los principales retos para seguir progresando?
Nuestro objetivo es lograr que todo el mundo en Europa tenga la misma visión sobre lo que tiene que hacer un municipio para lograr el buen gobierno. Es importante que las autoridades españolas, las noruegas, las griegas, francesas, italianas, etc., trabajen con los mismos criterios y es lo que hacemos nosotros en el Consejo de Europa. Después del País Vasco iré a Atenas para reconocer la buena gobernanza de quince ayuntamientos griegos que han decidido participar con nosotros en el proyecto. También estamos trabajando en Polonia y a finales de año podremos reconocer a un buen número de consistorios polacos que han asumido los principios del buen gobierno. Y no son los únicos, también estamos en Italia, Bulgaria y, recientemente, en Rumanía. ¿Por qué no vamos más rápido? Necesitamos encontrar asociaciones fuertes para poder implementar el proyecto y es cierto que a veces pueden necesitar más información. Nosotros estamos para colaborar con los países miembros de la Unión Europea.
¿Cuántos municipios cuentan con la distinción de calidad y buen gobierno en la Unión Europea?
Actualmente alrededor de 200 y hay que tener en cuenta que la certificación no es para siempre. Depende de las asociaciones cuando tienen que volver a certificar sus miembros si mantienen el reconocimiento o lo pierden por lo que pueden dar el sello para dos o tres años, pero es importante medir la situación de cada municipio de forma regular para seguir el proceso de mejora continua. El objetivo final de nuestros esfuerzos es el de recuperar la confianza de los ciudadanos. Los problemas son similares en todos los países. Podemos ayudar a prevenir la corrupción, pero también restablecer la confianza entre los ciudadanos y los municipios y convencer a éstos de que podemos hacer mucho para prevenir la corrupción. En ocasiones la percepción ciudadana sobre la corrupción es incluso mayor que las irregularidades detectadas.