La Tierra pasó la temida línea de los 2 °C. Parece poco, pero es un indicador demoledor sobre el avance de la crisis climática. Se produjo a pocos días del COP28, cuando los líderes mundiales deberán redefinir los acuerdos que permitan darle un respiro al planeta. Copernicus, el sistema europeo de monitoreo del cambio climático registró el 17 de noviembre de 2023 un hito: por primera vez la temperatura media mundial superó los 2 °C respecto a la era preindustrial.
Ese día la temperatura alcanzó los 2,07 °C por encima del promedio 1850-1900. Los datos del 18 de noviembre muestran 2,06 °C más. También se observó un incremento de 1,17 °C sobre el promedio 1991-2020. Estas anomalías récord sugieren que noviembre de 2023 podría ser el más cálido registrado. Los datos preliminares son evaluados durante 2-3 meses antes de emitir la versión final.
En paralelo el 18 de noviembre de 2023 se registró un nuevo máximo en las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2). De acuerdo a las mediciones del Observatorio de Mauna Loa se alcanzaron las 422,36 partes por millón. Representa un incremento significativo de 4,81 ppm en comparación con las 417,55 ppm registradas el año anterior. Marca un hito preocupante en la continua escalada de los niveles de CO2 en la atmósfera terrestre.
En la era preindustrial
Los datos recogidos en los informes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), indican que la temperatura media mundial en la era preindustrial se situaba entre 0,8 y 1,2 grados Celsius por debajo de los niveles actuales. En 2021, la temperatura media mundial se situó 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales de referencia.
Los niveles promedio de temperatura global en la era preindustrial, es decir antes de la Revolución Industrial y el amplio uso de combustibles fósiles, (entre años 1750-1850) se estima en unos 13-14 °C. Aunque como referencia general, se toma usualmente un rango de 12-15 °C como la temperatura promedio global preindustrial. Dentro de ese rango, algunos estudios toman específicamente como referencia la temperatura media mundial entre 1850-1900, que serían unos 13-14 °C.
Es importante señalar que estas temperaturas se calculan como promedios, sabiendo que existían variaciones naturales entre regiones y a lo largo del tiempo, incluso antes de la influencia humana sobre el clima. Los datos históricos y paleoclimáticos apuntan a que los niveles térmicos globales previos a la revolución industrial oscilaban en promedio entre 12 °C y 15 °C, siendo 13-14 °C una estimación más precisa tomada como referencia en los análisis climáticos.
Argumentos negacionistas
Los negacionistas seguramente argumentarán que el registro del 18 de noviembre se trata de un sólo dato puntual, por lo que es apresurado sacar conclusiones definitivas. Pueden alegar que la variable climática presenta variabilidad natural. Que este tipo de registros aislados están dentro de fluctuaciones históricas.
También es previsible que argumenten incertezas en los modelos y métodos de medición, por lo que este tipo de marcas no serían concluyentes y podrían deberse a factores diferentes al accionar humano. Otro ángulo puede ser restarle importancia al registro de 2 °C. Argumentando que en períodos geológicos pasados hubo mayores cambios climáticos sin causar daños ecológicos irrevocables.
También podrían criticar la cobertura de este tipo de datos como un acto de alarmismo. Con el fin de impulsar una agenda climática que a su criterio implicaría costos económicos excesivos. Sin duda cuestionarán la veracidad e imparcialidad de las instituciones científicas que dan estas alertas. A quienes tachan de tener sesgos ideológicos. En general suelen presentar visiones mucho más matizadas que apuntan a sembrar dudas, en lugar de rebatir abiertamente la gravedad de los hallazgos científicos.
Dos grados importan
Elevar la temperatura global 2°C respecto a los niveles preindustriales podría hacer la vida insoportable para millones de personas. Debido al aumento en la frecuencia e intensidad de olas de calor extremas. A lo que se sumaría un mayor riesgo de sufrir estrés hídrico. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) estima que limitar el aumento a 1,5 °C, reduciría en aproximadamente un 50% la cantidad de personas que experimentarían escasez recurrente de agua.
Los veranos sin hielo en el Océano Ártico serían también más frecuentes a 2 °C de calentamiento global promedio. La transición hacia fuentes de energía renovable avanza. Pero los expertos concuerdan en que el progreso debe acelerarse de manera urgente para poder mitigar de forma efectiva el cambio climático.
Una diferencia de apenas 0,5 °C en la temperatura promedio a escala planetaria pueda pasar desapercibida para una persona en su vida cotidiana. No obstante, implica, que una cantidad mucho mayor de seres humanos se verían expuestos a fenómenos meteorológicos extremos que ponen en peligro sus vidas. Por ejemplo, con 1,5 °C de calentamiento los veranos sin hielo en el Ártico ocurrirían una vez cada 100 años aproximadamente, pero con 2 °C de aumento, se presentarían cada 10 años.
Planeta caliente en manos del COP28
Si bien el hecho de sobrepasar el umbral de 2 °C durante varios días no significa incumplir los objetivos del Acuerdo de París, cuanto más frecuente sea esta situación, más graves serán los efectos acumulativos de estas transgresiones. Con registros de dos días consecutivos en los que las temperaturas globales superaron en más de 2 °C los niveles preindustriales, se envía un mensaje inequívoco en un momento significativo, justo en el mes en que líderes mundiales se reunirán para evaluar avances en el cumplimiento de los compromisos climáticos de París.
El aumento de las temperaturas terrestres recalca la necesidad de mitigar emisiones con urgencia. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que está programada para comenzar en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, el 30 de noviembre, no puede como en la anterior cita ignorar el tema. El tiempo para tomar medidas definitivas contra el cambio climático es ahora.