Por Cambio16
01/12/2016
Todavía no llegamos a diciembre y muchos ya empiezan a hacer balances sobre lo que ha sido el 2016.
The Economist sugiere en su artículo titulado The third wave of globalisation may be the hardest que la tercera ola de la globalización «será muy dura» y 2016 lo ha demostrado por dos eventos inesperados: la salida del Reino Unido de la Unión Europea y el triunfo de Donald Trump y su anunciada decisión del retiro de los EEUU del Acuerdo Transpacífico (TPP).
Desde la perspectiva de The Economist, cuando todo hacía anticipar que luego de haber eliminado muchas barreras con los acuerdos comerciales y reducido distancias que impedían compartir ideas con la Internet, lo que estaba ocurriendo era la eliminación de las fronteras alrededor del conocimiento.
Sin embargo, los eventos inesperados ocurridos durante este año hacen pensar que esto será aún más difícil en adelante. Los cambios políticos van a afectar el libre flujo de bienes y servicios, el tránsito de personas y la subcontratación, lo cual afectará también la posibilidad de que las empresas puedan operar en cualquier parte del mundo, como promueven los acuerdos comerciales.
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Esto significa que las bases principales de la globalización han sido afectadas en sus raíces y lo que viene es una etapa de incertidumbre que puede llevar a paralizar inversiones y la toma de decisiones.
Todo apunta a que la idea de subir aranceles será nuevamente un instrumento de la política para crear muros distintos a los de concreto, pero muros al final para las cadenas mundiales de suministro.
En ese panorama la variable que parece que nadie está tomando en cuenta es la mayor incorporación de los robots a la industria, que antes dependía de la tecnología que provenía de los países más desarrollados y ahora busca prescindir de los costos laborales en busca de ser más competitiva.
Por todo esto, lo que queda claro es que en los años que vienen la definición del concepto de globalización si no es cambiado, al menos será matizado, salvo que ocurra algo que nos reconduzca por el camino transitado.
En cualquier caso, la lección aprendida es que la inequidad y desigualdad con la que muchas economías apalancaron su crecimiento, nos está pasando la factura.