La fuerte polarización en Estados Unidos, a pocos meses de las elecciones, radicaliza posiciones y arrecia la intolerancia en ambos bandos. La discrepancia está servida en casi todos los espacios de discusión. Incluso hablar del clima en EE UU dejó de ser ameno y ligero, para convertirse en una trinchera política. Los meteorólogos y “chicos o chicas del tiempo” están ahora en el ojo de otro huracán, más humano y controversial.
Para muchos el cambio climático está afectando a todos por igual, sean demócratas o republicados. Otros no lo creen. Las opiniones saltan en una centrífuga y se extrapolan. El cambio climático es parte de las guerras culturales estadounidenses y de las disputas partidistas.
Cubrir los fenómenos climáticos extremos y sus pronósticos está resultando difícil. Las pronunciadas variables del clima y la necesidad de actuar al respecto -como servir de orientación a las poblaciones- están tomando otros caminos. Algunas salas de redacción dudan en dar cobertura a esos episodios por temor a acusaciones de activismo.
En ningún lugar esta tensión es más aguda que en los departamentos meteorológicos de las estaciones de televisión locales. Mientras el clima extremo se vuelve más común y el cambio climático eleva las temperaturas en el mundo, a los casi 2.000 meteorólogos televisivos del país les cuesta mantenerse a flote y al margen de la contienda.
Chris Gloninger es uno de ellos, señaló una investigación de The New York Times. Se mudó a Iowa en 2021 para desempeñarse como meteorólogo jefe en KCCI, la filial de CBS en Des Moines. Sus nuevos jefes querían que hablara sobre cambio climático. Pero cuando comenzó a establecer conexiones entre el clima extremo en el aire y el calentamiento global, comenzó a recibir correos de odio e incluso amenazas de muerte.
La política entorpece análisis del clima
Gloninger comenzó a sentirse inseguro y regresó a Massachusetts. Lo que le pasó a Chris es un caso extremo. Pero el episodio revela lo difícil que puede resultar para los meteorólogos hablar sobre el cambio climático, aunque la realidad sea palpable y arrolladora.
Según The Washington Post 19,4 millones de personas en EE UU pueden estar expuestas actualmente a un calor peligroso.
Señala que una ola de calor sofocante continúa azotando gran parte de la mitad este del país, y las condiciones preocupantes persisten por cuarto día consecutivo. Gran parte de los Grandes Lagos, el Valle de Ohio y Nueva Inglaterra han estado ardiendo bajo una cúpula de calor que podría batir récords. Esta impactante ola de calor se extenderá hacia el este hacia el noreste y Nueva Inglaterra este, y hacia el sur hacia el Atlántico Medio durante el fin de semana.
Las alertas de calor -no en la categoría de peligroso- están vigentes para un espectro mayor de habitantes. Unos 80 millones de personas en las regiones afectadas. Mientras los funcionarios advierten a la gente, especialmente a aquellos sin acceso a aire acondicionado, que tomen precauciones contra las enfermedades causadas por el calor.
Sin embargo, la política hiperpartidista –Joe Biden– Donald Trump- actual puede llevar las cosas a los extremos cuando del clima se trata. La comunidad de meteorólogos ha luchado por saber cómo hablar sobre el calentamiento global durante más de una década. En 2010, la Fundación Nacional de Ciencias y la Universidad George Mason lanzó un programa llamado Climate Matters. El objetivo del esfuerzo era llevar noticias climáticas basadas en datos a las audiencias locales, y el apetito por ese material era tremendo. Climate Matters está presente en más de 245 ciudades y mercados de medios y trabaja con miles de reporteros y editores en el país.
La realidad y las mediciones
En EE UU la política es una parte tan importante de la vida de las personas como el clima. Apenas el mes pasado, el meteorólogo de NBC6 de Miami, Steve McLaughlin, se desvió de su guión habitual.
Se refirió a una ley avalada por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en la que los gobiernos estatales ya no tendrán que considerar el cambio climático al redactar políticas energéticas. Entonces McLaughlin utilizó su segmento para denunciar la ley e instar a la gente a votar.
“El mundo entero está mirando a Florida para liderar el cambio climático y nuestro gobierno está diciendo que el cambio climático ya no es la prioridad que solía ser”, dijo. “Recuerden que la solución más poderosa al cambio climático ya está en la palma de su mano: el derecho a votar”. Ante una solicitud de entrevista, McLaughlin respondió que su empleador no le permitiría discutir más el asunto.
Otro caso en que se ve entorpecido el trabajo de los analistas es el de Jeff Berardelli de WFLA en Tampa. Durante años, Berardelli ha sido uno de los meteorólogos más francos en cuestiones climáticas. Habitualmente está dispuesto a atribuir el aumento de las condiciones climáticas extremas al alza de las temperaturas globales causado por la quema de combustibles fósiles y otros gases que atrapan el calor.
“Mi trabajo es ser honesto y directo acerca de la ciencia e informar a la gente”, argumentó Berardelli a Nytimes. “No voy a cambiar la verdad porque podría ofender a algunas personas”.
Berardelli no está solo. Elisa Rafa en CNN, incorpora sistemáticamente cobertura climática a sus previsiones. Juan Morales, también en NBC6 en Miami, ha estado integrando discusiones sobre el calentamiento global en sus pronósticos durante años. Ginger Gee, meteoróloga de ABC, hace sus análisis apegados a los criterios científicos.
¿Cuál es la opinión de unos y otros?
Una encuesta reciente del Pew Research Center muestra las tendencias en política y el tema del clima. Mientras cuatro quintas partes (78%) de los demócratas consideran el cambio climático como una amenaza importante para el país, sólo una quinta parte (23%) de los republicanos lo hace. Hay muchas razones para esto.
El Informe cita a las contribuciones políticas de grupos de interés de los combustibles fósiles. Votantes republicanos que viven desproporcionadamente en regiones que dependen de economías de combustibles fósiles. Conservadores que están menos entusiasmados con la intervención gubernamental en la dinámica del mercado. Y las políticas de descarbonización pueden elevar el precio de la energía y otros productos básicos, reseñó Forbes.
Al mismo tiempo, los mapas de opinión climática de la Universidad de Yale 2023 muestran que si bien las opiniones de los republicanos conservadores sobre el cambio climático no han cambiado desde 2010, la preocupación ha aumentado entre los moderados o liberales.
Se indica también que los jóvenes están más preocupados por el cambio climático, incluidos los republicanos. Una mayoría (59%) de los republicanos menores de 35 años cree que el cambio climático perjudicará a las generaciones futuras.
Mientras el debate se intensifica los estadounidenses se acaloran.