Las compañías de televisión tradicional de todo el mundo están acusando el duro impacto de la propagación del coronavirus. Con Europa enfrentando una segunda ola, que ha golpeado particularmente a España, el futuro para empresas como Mediaset, Atresmedia y sus similares en el continente, y en muchas partes del mundo, es incierto.
La pandemia ha causado un desbalance en toda la sociedad. Muchos procesos, elementos y actividades que se daban por sentado ahora se han visto coartadas a causa de los confinamientos. Y el efecto negativo que muchos países han tenido después de flexibilizar las restricciones, ha puesto de nuevo en alarma casi todos los sectores económicos.
Televisión tradicional en problemas
En este mar de incertidumbres existen algunas actividades que han sido afectadas más integralmente que otras. Para el caso del mundo del entretenimiento, es posible notar cómo todas y cada una de sus aristas se han visto en la necesidad de mutar para ajustarse a las nuevas situaciones. Hasta la fecha, algunas triunfan y otras no tanto. Ahí está el teatro y también la bulería, las grandes exposiciones y las ferias de libros.
En el caso de la televisión tradicional, es cierto que las audiencias, al permanecer en casa, pueden seguir disfrutando de la programación. Esto les da una ventaja en comparación, por ejemplo, con el teatro, el cine o los conciertos. Pero aún así, se encuentra con sus propios problemas. Aunque el inconveniente no viene de parte del sector demandante, sino del oferente. Es que debido a las restricciones del COVID-19 muchas producciones televisivas y cinematográficas han tenido una cancelación o suspensión forzosa.
Por los momentos, el sector ha logrado surtir las demandas de nuevos contenidos a corto plazo gracias a proyectos que ya se habían venido desarrollando y tenían un lanzamiento cercano programado. Sin embargo, ahora que nos acercamos al cuarto trimestre del año, el panorama podría cambiar. Esto debido a que, por las restricciones impuestas estamos a tiro de piedra de un punto en el que las televisoras y productoras se queden sin contenidos nuevos en stock y se vean incapacitadas para crear más.
Por otro lado, algunos de sus principales atractivos (como la cobertura de deportes y conciertos en vivo) han estado paralizados por mucho tiempo. En el caso de las competiciones, poco a poco se han ido reanudando, aunque sin público, y brindando un respiro a la televisión tradicional .
Pero poco a poco, las plataformas de streaming o de vídeos pueden comenzar a verse más llamativas y menos costosas para los consumidores. Pero, todo esto dependerá de la duración de la pandemia y qué tanto contenido sean capaces de ofrecer las grandes empresas antes de agotar los depósitos por completo.
El asunto publicitario
Pero hay problemas que van más allá de como resolver el flujo de contenidos y retomar las producciones en vivo: los ingresos. Y es que la publicidad que sostiene a estas plataformas cae al mismo ritmo que el efecto negativo que obliga a los anunciantes tradicionales a recortar el presupuesto destinado promocionar a bienes y servicios cada vez más difíciles de producir y con un mercado lastrado por los efectos de la pandemia.
En España, las televisoras calculan una pérdida de negocio del 45% por el desplome de la publicidad. En el resto del mundo la situación no es muy distinta. Y las empresas del sector ya acusa el golpe.
La caída de Mediaset
Mediaset España, por ejemplo, vio caer sus beneficios un 45,1% en el primer semestre del año hasta los 70 millones de euros, debido principalmente a la fuerte baja del 30,6% en los ingresos por publicidad televisiva.
Los ingresos netos cayeron un 22,3%, para llegar a 375,1 millones de euros. Los ingresos publicitarios alcanzaron los 314 millones de euros, un 30,6 % menos. El beneficio bruto se situó en 99,6 millones de euros, un 38,9% menos que en el mismo período del año anterior.
Mediaset España, operador de Tele 5 y Cuatro, lidera los ratings del país con una audiencia media de televisión del 28,6%. Tele 5 es el líder del mercado en términos de espectadores con una participación del 14,6%.
Para Atresmedia la cosa no va mejor
Atresmedia obtuvo un beneficio neto de 22,7 millones de euros en el primer semestre de este año. Esta cifra supone un descenso del 67,4% respecto al mismo periodo de 2019.
Los ingresos netos alcanzaron los 375 millones de euros hasta junio, un 30,6% inferiores a los de un año antes. Mientras, el resultado bruto de explotación del grupo alcanzó los 42,8 millones de euros, un 58,8% inferior. Asimismo, el resultado neto de explotación se ubicó los 33,3 millones de euros en el primer semestre de este año frente a los 94 millones de euros obtenidos durante el mismo periodo de 2019, un descenso del 64,6%.
Hace dos semanas, Atresmedia dijo que propondrá a sus accionistas suspender el reparto de un dividendo complementario de 0,25 euros por acción correspondiente a 2019, en la junta que tendrá lugar el 21 de octubre, debido al impacto de la pandemia del coronavirus y a la incertidumbre sobre su evolución.
En un comunicado remitido a la CNMV, Atresmedia explicó que la decisión la tomó el consejo de administración de la sociedad en su reunión del 14 de septiembre. La cantidad prevista para ese dividendo (56,4 millones de euros) se destinará a reservas voluntarias.
El efecto en la bolsa
El efecto de la pandemia en el desempeño de las televisoras se ha dejado sentir en su valor de mercado. De los 6 grupos de comunicación que cotizan en la Bolsa de España, 5 se han devaluado este año. Atresmedia, Mediaset, Prisa, Vocento y la mexicana TV Azteca han perdido 2.081,6 millones de euros en capitalización desde diciembre de 2019. Solo la productora Vértice 360 Grados ha mejorado su cotización tras el ataque del coronavirus.
Mediaset, que es la compañía del sector con mayor capitalización bursátil, es la que más ha perdido en lo que va de año en cifras absolutas. Acumula 940,39 millones de euros por ese concepto.
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