Estados Unidos inició el ataque y ahora prepara la defensa. Primero se levantó de la mesa de negociación en la que los miembros de la OCDE discuten la creación del impuesto digital, o tasa Google. Al mismo tiempo, amenazó con represalias a los Estados que quieran cobrar impuestos nacionales a las empresas tecnológicas. Y jugando posición adelantada, elabora ya informes para defenderse de una posible escalada arancelaria, si los países europeos aprueban el impuesto
Tras los primeros anuncios, Europa reaccionó con firmeza. Los Estados, España incluida, aseguraron que no darán marcha atrás en su intención de imponer tributos a las grandes tecnológicas. La era de los «guantes blancos» va quedando atrás. Esta puja arancelaria podría colocar a España en la mira de Estados Unidos y representar más de 770 millones de euros en aranceles.
España no cede
El Gobierno de España ha recibido la noticia con firmeza y no está dispuesto a frenar la tramitación parlamentaria del impuesto. En el Ministerio de Hacienda no planean alterar los planes sobre la aprobación de la tasa Google. La ley superó su primera votación parlamentaria el 4 de junio, cuando el Congreso tumbó las enmiendas a la totalidad con la oposición de PP, Vox y Ciudadanos.
El impuesto, con un tipo del 3%, gravará servicios digitales de publicidad online, los de intermediación que permitan localizar a otros usuarios e interactuar con ellos y los de transmisión de los datos recopilados de usuarios.
La reacción de EE UU
A principios de junio, Estados Unidos ya anunciaba la posibilidad de aprobar aranceles a las exportaciones a su territorio de los países que aprueben la llamada tasa Google. Esa misma semana España comenzaba la tramitación del impuesto en el Congreso de los Diputados.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en España le pidió hace un mes y medio al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que paralizara la tasa Google.
El efecto para España
Las represalias de Washington presentarían un panorama difícil para España. Donald Trump ha dejado claro que cuando habla de «represalias» se refiere, en esencia, a aranceles, lo que afectaría seriamente las exportaciones transatlánticas españolas.
Estados Unidos es el principal socio comercial de España fuera de la Unión Europea. Representó en 2019 el sexto destino de las exportaciones españolas de bienes, un 4,7% del total, de acuerdo con las cifras del ICEX, por valor de 13.739 millones de euros.
Aún no está claro cuál sería el monto de los aranceles que impondría Estados Unidos a España, ante un eventual cumplimiento de su amenaza. Pero Francia podría servir como un termómetro
En 2019, Francia exportó a los Estados Unidos 38.011,68 millones de euros. En febrero del año pasado el Departamento de Comercio le anunció aranceles por valor de 2.140 millones de euros en productos como quesos, perfumes, jabones, porcelana, yogur o mantequilla. Extrapolando el volumen de las exportaciones de Francia y las de España, una acción similar podría rondar los 773 millones de euros en aranceles.
Un impuesto discriminatorio
Estados Unidos argumenta que la tasa Google es una figura tributaria que grava específicamente a grandes empresas tecnológicas. Esto supone una discriminación respecto al resto de sectores y también a empresas nacionales de menor tamaño.
Esta particularidad estaría diseñada para que el impuesto recaiga especialmente sobre las grandes tecnológicas estadounidenses. Para Washington, esto afecta la libre competencia.
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