En unos cientos de miles de años (un pestañeo en términos evolutivos) los humanos pasaron de ser unos primates casi indefensos, fáciles víctimas de los depredadores y los elementos, a convertirse en la especie dominante del planeta. El secreto del éxito radica en muchos elementos, pero el eje central ha sido la colaboración y el trabajo en equipo. La solidaridad ha sido mucho más que una forma moralmente aceptable de comportarse. De ella depende, en buena medida, nuestra supervivencia.
La explicación es simple. En lugar de dejar el destino de sus miembros a las leyes naturales de la supervivencia del más apto, los clanes humanos comenzaron a protegerse unos a otros. Los más débiles, que sobrevivían, acumulaban experiencia y sabiduría. El conocimiento se compartía. Y así nos hicimos más fuertes como especie, todos, no solo unos pocos individuos.
Y ahora que somos una especie global, la solidaridad también es un recursos que necesitamos para sobrevivir y prosperar. Cuando un país o una región rica, sobreexplota los recursos naturales y aumenta su huella de carbono, olvidándose de las zonas pobres costeras, les afecta directamente. Pero eso falta de solidaridad en algún momento se vuelve en su contra. La pandemia es otro ejemplo de ello, solo saldremos de esta crisis si colaboramos entre todos.
Un día para recordar
Por estas razones, el Día Internacional de la Solidaridad Humana de las Naciones Unidas, que se celebra anualmente el 20 de diciembre, debe tener una connotación especial este año, para recordarnos la importancia de la unidad en la diversidad. Y la pandemia nos pone a prueba. En este contexto, debemos recordar el valor de la solidaridad, no para «sentirnos bien» sino para que «nos vaya bien».
En el Día Internacional de la Solidaridad Humana, la ONU recuerda a los gobiernos sus compromisos con los acuerdos globales sobre la necesidad de la solidaridad humana como iniciativa para luchar contra la pobreza. Anima a las personas a debatir sobre formas de promover la solidaridad y encontrar métodos innovadores para ayudar a erradicar la pobreza.
¿Qué es la solidaridad?
La solidaridad es una cualidad que se basa en la igualdad, la inclusión y la justicia social. Constituye un compromiso y una obligación recíproca entre los distintos miembros de la sociedad y de la comunidad mundial.
En el actual contexto, en el predominan la globalización y el desafío de la creciente desigualdad, se requiere más que nunca antes del fortalecimiento de la solidaridad internacional bajo los términos de asistencia, de ayuda al desarrollo y de cooperación.
La solidaridad se refiere a la unión de intereses, propósitos o simpatías entre los miembros de un grupo. En la Declaración del Milenio, los líderes mundiales acordaron que la solidaridad es un valor importante para las relaciones internacionales en el siglo XXI.
A la luz de la globalización y la creciente desigualdad, la ONU se dio cuenta de que se necesitaba una fuerte solidaridad y cooperación internacional para lograr sus Objetivos de Desarrollo del Milenio.
La propia Organización de las Naciones Unidas es un notable ejemplo. Su fundación se abrigó, precisamente, en la idea de alcanzar la unidad y la armonía, para lograr la seguridad colectiva, que se basa en la solidaridad de sus miembros para trabajar por alcanzar la paz y el bienestar internacionales.
Con esta idea en mente, el 22 de diciembre de 2005, la Asamblea General de la ONU proclamó que el Día Internacional de la Solidaridad tendría lugar el 20 de diciembre de cada año. Con este llamamiento, se busca aumentar la conciencia de la gente sobre la importancia de promover la agenda de desarrollo internacional y promover la comprensión global del valor de la solidaridad humana.
La Asamblea consideró que la promoción de una cultura de solidaridad y el espíritu de compartir es importante para combatir la pobreza.
Llamamiento de la ONU
Este año, el reto es aun mayor. El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, ha dicho que 2020 ha dejado al mundo ante “un escenario inédito” en el que ningún país puede eludir los impactos de la COVID-19.
“Esto pone más que nunca a la cooperación y el multilateralismo en el centro de nuestro trabajo. La pandemia marca un antes y un después y deja al mundo un mensaje claro: la solidaridad es, hoy más que nunca, nuestra única tabla de salvación”, afirmó.
“Para superar y recuperarnos de la crisis requerimos sistemas de salud fortalecidos y cobertura sanitaria universal. Y esto significa garantizar que la vacuna se considere un bien público mundial accesible y asequible para todas las personas”, destacó Guterres.
El Secretario General instó a los países a proporcionar los recursos adicionales “para movilizar a todos los actores y socios del sector al servicio de una respuesta verdaderamente mundial”.
Con motivo del Día Internacional de la Solidaridad, la ONU promueve este valor a través de todos los medios, incluidos artículos de revistas, discursos en eventos oficiales y blogs web de grupos, individuos u organizaciones comprometidas con la solidaridad universal.
El organismo y sus aliados realizarán campañas sobre temas como:
- Prohibición de las minas terrestres.
- Hacer que la salud y los medicamentos sean accesibles para quienes los necesitan.
- Esfuerzos de socorro para ayudar a quienes sufrieron los efectos de desastres naturales o provocados por el hombre.
- Lograr la educación universal.
- Lucha contra la pobreza, la corrupción y el terrorismo
Compromiso de todos
Pero la solidaridad no depende únicamente del compromiso de los gobiernos o los organismos internacionales. Es la conciencia individual y el esfuerzo colectivo que se construye hombre a hombro, lo que le da su valor como fuerza motriz del cambio.
Con este sentido de unidad, será posible que la promoción de la cultura de la solidaridad y el espíritu de compartir sirva para erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la dignidad para todos. La solidaridad es un valor humano fundamental, porque conecta al individuo con otros que sufren o necesitan ayuda.
Es fundamental entender que este valor humano fomenta la relación armoniosa con la sociedad pero también con el resto de los seres vivos y el medio ambiente.
La solidaridad -gracias a las acciones de unidad y compromiso que se derivan de ella- es lo que permite lograr la superación ante los desastres que acontecen, como catástrofes naturales, guerras o pandemias. Aplica también en situaciones personales, con familiares, amigos o conocidos. También con desconocidos, que se encuentren en situaciones difíciles. Es posible que, con nuestra ayuda, por pequeña que sea, puedan salir adelante.
En definitiva, la solidaridad es el valor más humano pues permite resistir las adversidades que se presenta a lo largo de la vida. Es sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda y protección. Es mucho lo que cada uno de nosotros puede hacer. No se requiere de grandes hazañas. Al igual que Dios, la solidaridad está en los detalles. Algunas que podemos hacer son:
- Saber escuchar a alguien que lo necesita.
- Hacer voluntariado
- Aprender primeros auxilios para poder ayudar cuando más se necesita.
- Ceder el asiento en el bus o metro.
- Destinar ayudas económicas a organizaciones sin ánimo de lucro.
- Donar sangre.
- Acoger animales en nuestro hogar.
- Acompañar a un anciano.
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