Por Jesús Ossorio
«Hoy merece la pena dejar pasar a primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando”. Con estas palabras cargadas de solemnidad abdicaba el rey Juan Carlos I tras casi 40 años al mando de la jefatura del Estado. Era el 2 de junio de 2014 y el monarca que había pilotado la Transición a la democracia se vio finalmente obligado a renunciar a la Corona, tras constatar que la institución que encabezaba había dejado de ser intocable e incuestionable a golpe de escándalos e imputaciones.
Como mar de fondo al crucial relevo, un terremoto político sin precedentes tras las elecciones europeas de mayo del año pasado. Unos comicios interpretados en clave nacional en los que un nuevo partido de izquierdas irrumpió con fuerza en el panorama político cuestionando la caducidad del sistema. Un año después, las voces que reclamaban una profunda regeneración en todas las instituciones se han multiplicado y algunas invocan incluso la necesidad de acometer una segunda transición que apuntale de nuevo las bases de una democracia actual, cuyos pilares se tambalean por los efectos de una interminable crisis económica que ha contagiado a todos los estamentos de la sociedad para convertirse en una “crisis institucional, sistémica y endógena”, como define José Antonio Zarzalejos. El veterano periodista, uno de los primeros en adelantar la histórica abdicación del rey, sostiene que España se encuentra ante “una situación crítica” en la que el régimen actual “se ha deteriorado tanto que necesitamos insuflar grandes dosis de calidad a nuestro sistema democrático”.
Para emprender la tarea de renovar y mejorar los pilares en los que se sustenta la democracia han surgido asociaciones como Sociedad Civil para el Debate (SCD), que nació el pasado febrero fruto del “descontento con la parálisis de los partidos para alcanzar pactos de Estado en asuntos como la corrupción, la desigualdad social y la educación”, como explica Manuel Campo Vidal, uno de sus fundadores.
El periodista Joaquín Estefanía se declara también “muy partidario” de la activación de la sociedad civil en forma de fundaciones o asociaciones de estudios: “Hay materias que deben resolverse con continuidad, independientemente de quién gane las elecciones”. Sin embargo, Estefanía subraya que cualquier transición debe ser liderada por “los partidos más representativos, sean nuevos o viejos, si no, esa segunda transición durará lo que duré una generación, y luego habrá que hacer otra y otra”.
“Atravesamos una segunda transición de baja intensidad”
MANUEL CAMPO VIDAL
Todo lo que está pasando ahora en España no es gratis, atravesamos una segunda transición, pero de baja intensidad, en la que no tenemos que empezar de cero ni cuestionar la primera, sólo tenemos que rehabilitar el edificio”. Es el punto de vista de Manuel Campo Vidal, uno de los fundadores de Sociedad Civil para el Debate (SCD), una suerte de comité de sabios que pretende dar voz a distintos colectivos sociales y profesionales para empujar a los partidos políticos a “recuperar el espíritu de pactos de la Transición”. Con el firme compromiso de no vincularse a ningún partido, SCD pretende mediar para conseguir pactos de Estado en asuntos vitales que la sociedad civil demanda. Unos acuerdos a los que los políticos nunca llegan “por culpa de los intereses electoralistas”, denuncia el periodista y sociólogo Campo Vidal.
“Más que electorado, la derecha tiene una feligresía”
JOSÉ SACRISTÁN
En Solos en la madrugada (1978) interpretaba a un locutor de radio que reflexionaba en voz alta sobre las preguntas que se haría cualquier español durante la Transición. “Vamos a luchar por lo que creemos que hay que luchar, por la libertad, la felicidad… Para alguna cosa tendrá que servirnos el cambio”, proclamaba su personaje en el monólogo final del filme de Garci. Sobre este año político decisivo, el actor madrileño opina que “estamos ante una etapa de cambio, en la que algo se está moviendo y la indignación social tiene que encontrar un vehículo en los partidos”. Sin embargo, Sacristán lamenta que la izquierda, aunque “se está recomponiendo”, perdiera durante los años más duros de la crisis “el depósito moral que le correspondía”. Mientras, “la derecha se mantiene gracias a la feligresía de su electorado”, subraya.
“Excluir a los mayores de la regeneración es una tontería”
ROSA MARÍA MATEO
La veterana presentadora de informativos considera que más que una segunda transición, nuestro país está experimentando una “evolución lógica, en la que nuestra democracia parece que, de momento, está evolucionando hacia el fin del bipartidismo”. Mateo, una de las musas de la Transición, defiende que cualquier cambio en el sistema no puede hacerse olvidando a los más experimentados. “Me parece una solemne tontería excluir de la regeneración a los nacidos antes de 1978. Todas las sociedades están compuestas por jóvenes y mayores y cualquier cambio pasa por la mezcla de generaciones”. Sobre el surgimiento de asociaciones que quieren influir en la política sin significarse, la periodista es tajante: “No creo que exista nada apolítico, todo es política, no conozco otra forma mejor de organizar una sociedad”.
“Lo que se pide es una sociedad más justa e igualitaria”
NACHO VEGAS
La palabra ‘transición’ está muy connotada y remite a los pactos del 78 que nos sacaron del fascismo para instaurar un régimen neoliberal. Lo que se pide ahora es un nuevo proceso constituyente que nos lleve a una sociedad más justa e igualitaria”. Así resume el cantautor gijonés el estado de salud de nuestra democracia, que califica de “muy deficitaria”. Vegas cree que la segunda transición necesita construirse sobre tres pilares fundamentales: “Unos partidos políticos al servicio de la gente, una democracia participativa y la autoorganización ciudadana. El ejemplo más revelador de esto último lo tenemos en la PAH, un movimiento social que se enfrenta a los crímenes de la banca”. El músico sí cree que las nuevas generaciones tienen que liderar el cambio: “Es natural, pero tampoco significa hacer tábula rasa”.
“Hace falta más política y que la hagan los ciudadanos”
RAFAEL REIG
El escritor y columnista considera que los nuevos partidos que han aparecido en las instituciones en los últimos comicios “son la cara B del bipartidismo y han neutralizado las posibilidades de un movimiento social como era el 15-M que pretendía canalizar la rabia de la sociedad”. Reig es un firme partidario de la movilización civil para liderar el cambio: “En la calle, en el trabajo, en la universidad… Hay que empujar a los partidos a representar las reclamaciones de la calle. Cuando alguien dice que es apolítico, sospecho. Lo que hace falta es más política y que la hagan los ciudadanos”. También advierte del error de narrar la historia de España “como si fuera una lucha de generaciones, es una ridiculez, una maniobra evasiva para no enfrentarse al problema con el enfoque correcto, el de la lucha de clases”.
“La democracia participativa es el menos malo de los inventos”
JOAQUÍN ESTEFANÍA
Contó la Transición desde las páginas de Cuadernos para el diálogo y El País, diario del que fue director (1988-1993), pero Joaquín Estefanía prefiere “olvidar” el concepto de segunda transición, que “parece significar que España todavía no ha llegado a una normalidad democrática, yo hablaría más bien de renovación de las instituciones para adecuarlas a las nuevas exigencias ciudadanas”. Estefanía mantiene también que son los partidos políticos los que deberían encabezar cualquier cambio. “No sólo porque son el vehículo constitucional por excelencia, sino porque los movimientos de la sociedad civil son espasmódicos, a veces muy participativos, a veces muy lentos, en ocasiones totalmente paralizados. La democracia participativa es el menos malo de los inventos”, defiende.
“Los intereses partidistas han bloqueado las reformas”
CRISTINA MANZANO
Necesitamos que los líderes políticos vuelvan a pensar en los intereses de todos los ciudadanos, en lugar de tener como objetivo único a los votantes de sus partidos”. Es una de las reclamaciones de la periodista para esta segunda transición, que es necesaria para recuperar “ese espíritu de cambio pacífico y constructivo” de la primera. Manzano, que forma parte del Real Instituto Elcano, considera que el nuevo panorama político dominado a partes iguales por los partidos tradicionales y los emergentes supone “una oportunidad única para que la sociedad civil se articule y haga oír sus propuestas”. Además, reclama a la clase política amplitud de miras, coherencia y generosidad: “Hasta ahora los intereses partidistas han bloqueado cualquier intento de reforma realmente eficaz”.
“Los partidos deben encauzar el pluralismo ideológico”
JOSE A. ZARZALEJOS
La omnipresente corrupción, el proceso soberanista en Cataluña y el deterioro de la jefatura del Estado llevaron al periodista bilbaíno a escribir Mañana será tarde, un diagnóstico de la crisis política que vive España. ”Quiere ser un libro estructural que explique cómo hemos llegado hasta aquí y haga una proyección de lo que viene en los próximos años”, explica Zarzalejos, que también subraya la posición clave que seguirá jugando la clase política: “No es posible ningún cambio en el país que no este vehículado por ellos, los partidos tienen que encauzar el pluralismo ideológico, si no es así caeríamos en un populismo desordenado que sería peligrosísimo”. El exdirector de ABC no olvida reconocer el papel de los medios de comunicación en el relato de esta segunda transición: “Los periodistas somos también garantes de la libertad”.