Los resultados preliminares de un estudio genético de la empresa 23andMe parecen establecer la importancia del tipo de sangre de las personas (y del gen ABO) en el riesgo de contraer la COVID-19.
Específicamente en lo relacionado con las probabilidades de que una persona con sangre tipo O tenga una mayor protección ante el SARS-CoV-2 que con otro tipo de sangre.
A su vez, 23andMe señaló que este estudio respalda otros sobre la posibilidad de que las diferencias en un tipo de gen (el gen ABO), que incide en el tipo de sangre, también podría influir en el riesgo de contraer la enfermedad.
La compañía, con sede en California, Estados Unidos, y fundada en 2006, aspira a usar los millones de perfiles en su base de datos de ADN para arrojar luz sobre el (papel) de la genética en la enfermedad, informó El Mundo.
Hasta el momento se han analizado más de 750.000 muestras (esperan ampliarla con 10.000 más) y se ha determinado que las personas con sangre tipo O presentan entre 9% y 18% de probabilidades de estar más protegidas ante la COVID-19 que las personas con otros tipos de sangre, independientemente de ciertos factores como la edad y las comorbilidades.
Los datos preliminares señalan que el tipo de sangre O parece ser protector contra el virus en comparación con todos los demás tipos de sangre.
Partiendo de los datos (obtenidos), las personas con el tipo de sangre O tienen entre 9% y 18% de menos probabilidades de tener resultados positivos a la COVID-19 que las personas con otros tipos de sangre. A su vez, parecía haber pequeñas diferencias en el riesgo que implicaban los otros tipos de sangre. «Estos hallazgos se mantienen cuando se ajustan por edad, sexo, índice de masa corporal, origen étnico y comorbilidades”, señaló.
La muestra abarca, entre otras personas, a trabajadores del sector salud por estar más expuestos a contraer la enfermedad. En este caso, también se determinó que el tipo de sangre O sigue siendo un escudo mayor.
23andMe también informó que, aun cuando un estudio anterior había indicado que el grupo sanguíneo O solo era protector entre los tipos de sangre rhesus positivos, las diferencias en el factor rhesus (tipo de sangre + o -) no fueron notorias en los datos obtenidos hasta ahora en este último estudio y que tampoco fue un factor de riesgo o gravedad en los casos de COVID-19.
Esta pandemia que ha azotado al mundo durante los primeros meses de 2020, y que se originó en Wuhan, China, a finales de 2019, lleva 7.039.918 casos confirmados y 404.396 muertes para este 9 de junio.
Posible influencia del gen ABO en la COVID-19
Los primeros resultados del estudio del 23andM parecen indicar que una variación en el gen ABO podría repercutir en el riesgo de contraer la enfermedad.
Aun cuando es muy pronto para establecer una relación genética con la enfermedad en este nuevo estudio, la investigación preliminar de 23andMe sobre genética parece respaldar estos hallazgos. Al comparar a los participantes de la investigación que dieron positivo a la COVID-19 con los que dieron negativo, los investigadores identificaron una variante en el gen ABO vinculada con un menor riesgo.
Tanto los datos sobre el tipo de sangre como los hallazgos genéticos preliminares podrían respaldar al menos dos estudios publicados recientemente, uno de investigadores en China y el más reciente aún de investigadores en Italia y España, que analizan el papel del gen ABO en la enfermedad.
El estudio que se hizo en China analizó el nivel de riesgo de contraerlo, mientras que el estudio de Italia y España habló de una relación con el tipo de sangre y la gravedad de la afección.
“Otros muchos estudios han informado que el grupo sanguíneo ABO influye tanto en el riesgo de contraer como en la gravedad de la COVID-19 y sabemos por otros estudios que el grupo sanguíneo ABO puede desempeñar un papel directo en otros tipos de infecciones al servir como receptores o correceptores para microorganismos, parásitos y virus.
Hallazgos notables
Los hallazgos preliminares de los datos de 23andMe también son notables debido al vínculo entre la coagulación sanguínea de la COVID-19 y la enfermedad cardiovascular
Por otro lado, El Mundo citó a Adam Auton, investigador principal del estudio. Auton explicó que ha habido algunos informes de vínculos entre la COVID-19, la coagulación de la sangre y las enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, advirtió que, aun cuando la muestra de esta investigación es grande, puede que no sea suficiente para establecer si existe alguna relación entre la genética y la enfermedad.
Antecedentes al estudio del 23andM
Haciendo referencia a los dos estudios antes citados, se puede decir con respecto al que se hizo en China (se publicó en marzo y se puede consultar en medRxiv, banco de investigaciones científicas en desarrollo) que estableció una doble relación. Estas son
- Las personas del grupo sanguíneo A tienen un mayor riesgo de enfermarse del nuevo coronavirus que las personas que no son de ese grupo sanguíneo.
- Las personas del grupo sanguíneo O tienen un riesgo menor de enfermarse del nuevo coronavirus.
Se comparó la distribución del grupo sanguíneo ABO en 2.173 pacientes con COVID-19, confirmado por la prueba SARS-CoV-2 de tres hospitales de Wuhan y Shenzhen, en China, con la de personas (sin la enfermedad) de las regiones correspondientes.
El mayor riesgo empieza por A
Los resultados mostraron que el grupo sanguíneo A se vinculó con un mayor riesgo de adquirir la COVID-19 en comparación con los grupos sanguíneos no A, mientras que el grupo sanguíneo O se relacionó con un menor riesgo de infección en comparación con los grupos sanguíneos no O. Esta es la primera observación de una asociación entre el tipo de sangre ABO y COVID-19.
No obstante, debe enfatizarse que este es un estudio preliminar con limitaciones. Sería prematuro usar este estudio para guiar la práctica clínica en este momento, pero debería alentar una mayor investigación de la relación entre el grupo sanguíneo ABO y el riesgo a la COVID-19.
Por otro parte, el estudio que se llevó a cabo en Italia y España (se puede consultar en medRxiv) estableció que existe una fuerte relación entre la genética y la posibilidad de que los pacientes de COVID-19 presenten el síntoma de insuficiencia respiratoria.
Se determinó, como precedente del estudio preliminar del 23andM, que las personas del tipo de sangre A+ tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad a diferencia de las del tipo O.
Riesgos genéticos
La insuficiencia respiratoria es una característica clave de COVID-19 grave y un factor delicado de mortalidad. Por razones (aún no precisas) afecta a menos del 10% de los pacientes infectados con SARS-CoV-2.
Para un análisis de asociación de todo el genoma se incluyeron 1.980 pacientes con insuficiencia respiratoria COVID-19 en 7 centros de las ciudades italianas y españolas.
Después del control de calidad y la exclusión de los valores atípicos de la población, se incluyeron en el análisis final a 835 pacientes y 1.255 controles derivados de la población de Italia, y a 775 pacientes y 950 controles de España.
La señal de asociación en 9q34 se localizó en el locus del grupo sanguíneo ABO y un análisis específico del grupo sanguíneo mostró un mayor riesgo de personas con A positivo (…) y un efecto protector para el grupo sanguíneo O. Presentamos los primeros locus de (fuerte riesgo) genético para el desarrollo de insuficiencia respiratoria en la COVID-19.
Consideran que los resultados de este estudio pueden ayudar a guiar la investigación sobre la gravedad de la fisiopatología de la COVID-19.
Decir que la sangre es importante no es una redundancia
Cada dos segundos, una persona de Estados Unidos necesita sangre, dice la Cruz Roja de ese país.
“Una donación puede, en potencia, salvar hasta tres vidas y solo el 7% de la población en los Estados Unidos tiene el tipo de sangre universal: O-«, indicó el organismo.
La sangre, agrega la Cruz Roja Española, “es un tejido con estructura de líquido viscoso que fluye a través del organismo por un circuito cerrado de vasos llamados arterias, venas y capilares.
Representa el 7% del peso corporal: aproximadamente 5 litros en una persona que pese 65 kilogramos.
El recorrido que realiza la sangre se denomina circulación sanguínea. Hay dos distintas, la pulmonar y la sistémica, siendo el corazón el que actúa como bomba de ambas”, explicó.
Tipos de sangre
La sangre realiza cinco funciones clave a lo largo de su recorrido: respiratoria, nutritiva, excretora, defensiva y reguladora. Hay diferentes tipos de sangre y ciertas compatibilidades entre sí.
“Hay cuatro tipos principales de sangre (A, B, O y ABO), que son determinados por la presencia o ausencia de ciertos antígenos en la superficie de los glóbulos rojos. A su vez, cada persona tiene el tipo de sangre que se basa en Rh positivo o Rh negativo, dependiendo de la presencia o ausencia del antígeno del glóbulo rojo más importante en el grupo de sangre Rh”, informó el Carter BloodCare, unidad de sangre de Texas, de Estados Unidos.
Este componente fundamental del organismo tiene su día y está por celebrarse. El 14 de junio, el Día Mundial del Donante de Sangre en honor del patólogo y biólogo Karl Landsteiner, que tipificó los grupos sanguíneos ABO.
“Las transfusiones de sangre (seguras) salvan millones de vidas al año. La sangre y los productos sanguíneos son elementos esenciales para el tratamiento apropiado de las mujeres con hemorragias asociadas al embarazo y al parto; pacientes en tratamientos oncológicos, con trastornos hematológicos y de médula ósea; las víctimas de un traumatismo, emergencias, desastres y accidentes, así como en determinadas intervenciones médicas y quirúrgicas avanzadas”, señaló la Cruz Roja Española.
Síntomas de la COVID-19
Los síntomas más habituales de la COVID-19 son la fiebre, la tos seca y el cansancio. Otros menos frecuentes son los dolores y las molestias, la congestión nasal, el dolor de cabeza, la conjuntivitis, el dolor de garganta, la diarrea, la pérdida del gusto o el olfato y las erupciones cutáneas o los cambios de color en los dedos.
De acuerdo con la OMS, estos síntomas suelen ser leves y comienzan poco a poco. Algunas de las personas infectadas solo presentan síntomas muy leves.
Aunque advierten que las personas mayores y las que tienen enfermedades preexistentes presentan un mayor riesgo de contraer la enfermedad, también agregan que cualquiera está propenso.
La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recuperan de la enfermedad sin necesidad de tratamiento hospitalario. Alrededor de 1 de cada 5 personas que contraen la COVID‑19 acaba presentando un cuadro grave, con dificultades para respirar.
Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas como hipertensión arterial, problemas cardíacos o pulmonares, diabetes o cáncer tienen más probabilidades de presentar cuadros graves. Sin embargo, cualquier persona puede contraer la COVID‑19 y caer gravemente enferma.
Las personas de cualquier edad que tengan fiebre o tos y además respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o les cueste hablar o moverse deben solicitar atención médica .
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