Las afecciones físicas se sienten y a veces se ven, lo que motiva a pedir ayuda. Los trastornos mentales no siempre se perciben y, con el tiempo, socavan el bienestar emocional, psicológico y social de la persona. El tema está cobrando mayor dimensión después de los estragos de la pandemia, y ahora se habla con mayor amplitud de sus alcances y se acude a los especialistas sin reservas. El foco de atención de la salud mental recae hoy en la población de jóvenes y adolescentes que muestran rasgos sobresalientes y preocupantes de ansiedad, depresión e intentos de suicidio.
Alguna alteración de la salud mental incide en la forma en que pensamos, sentimos y actuamos al encarar la vida. También en la toma de decisiones. En la perspectiva del hoy y del mañana. Aumentan el riesgo de otras enfermedades y contribuyen a lesiones no intencionales e intencionales. Sin dudas que es uno de los ejes fundamentales del ser. La OMS pide a los gobiernos que este asunto ocupe un lugar prioritario en la agenda política.
A nivel global y debido a la emergencia sanitaria, el número de trastornos de ansiedad y depresión se dispararon. Los síntomas depresivos crecieron de una base de 193 millones de personas a 246 millones, un aumento del 28 %. Mientras, los trastornos de ansiedad se elevaron de aproximadamente 298 millones de personas afectadas a 374 millones, lo que representa un alza de aproximadamente 25 %.
Antes de la crisis de la COVID-19, la OMS había alertado de que 1 de cada 7 jóvenes de entre 10 y 19 años tenían algún tipo de problema relacionado con la salud mental. Entre los que destacan la depresión, la ansiedad y los trastornos de comportamiento. Luego de la pandemia los casos se acrecentaron un 47 % entre los menores.
Salud mental, el foco recae en los jóvenes
La cantidad de personas en el mundo que buscan atención en salud mental tiende a aumentar. ¿A qué se debe? Según Angeleena Francis, consejera de salud mental y directora ejecutiva de AMFM Healthcare, las crecientes tasas de diagnósticos de trastornos están asociadas a la desestigmatización del tratamiento y a su mayor accesibilidad.
“Hablar de salud mental no causa ni aumenta los problemas. Todo lo contrario, permite que las personas busquen ayuda, estén informadas y no tengan temor de reconocerlo”, dice Francis a Forbes. Trabaja en un centro de tratamiento de salud mental en Seattle y señala que ahora el tema se discute en detalle. Además, se están ofreciendo muchos servicios de salud mental en entornos de atención primaria.
450 millones de personas en el mundo se ven afectadas por un problema de salud mental que dificulta gravemente su vida, advierte la Confederación de Salud Mental de España. Y entre el 35% y el 50% de estas personas no reciben ningún tratamiento o no es el adecuado.
Estima además que los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030. Según la Comisión Europea, antes de la pandemia 1 de cada 6 personas en la UE presentaba algún problema de salud mental. Pero esta situación se ha agravado con las crisis de la COVID y de la guerra en Ucrania.
Es difícil saber las cifras con precisión, pero la OMS calcula que son casi 10 millones de ucranianos con afectaciones a su salud mental después de más de un año desde el inicio del conflicto. No son solo los impactos directos de la guerra, sino también la incertidumbre y el duelo. Los trastornos psicóticos y de neurosis se ven agravados por una guerra que ha provocado el éxodo del 10% de la población.
Menores expuestos a contenidos violentos
En España el 6,7% de la población está afectada por la ansiedad, exactamente la misma cifra de personas con depresión. En ambas es más del doble en mujeres (9,2%) que en hombres (4%).
Mientras que 7,3 millones, es decir, casi la mitad de los jóvenes españoles, entre 15 y 29 años (48,9%) considera que ha tenido algún problema de salud mental en su vida.
La Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) revela que, por primera vez en casi treinta años, la conducta suicida se ha convertido en el principal motivo de consulta de los menores de edad.
La ONG señala que en 2022 recibió 217.693 peticiones de ayuda procedentes de toda España. Del total, 17.896 fueron casos graves y duplicaron las cifras de los últimos seis años.
La salud mental de los jóvenes no se puede entender sin atender al contexto cultural y social actual. “Vivimos en una sociedad cada vez más hedonista, existe poca tolerancia al malestar. Y cada vez se tiende a medicalizar más la vida cotidiana”, indica la Aepep.
A su vez, los expertos señalan que se ha dado una pérdida de autoridad, recoge La Voz de Galicia. “Se ha producido una pérdida de apoyos externos. Los padres cada vez tienen más edad y horarios de trabajo más largos. Y los menores están continuamente expuestos a las tecnologías, con acceso a contenidos violentos o sexuales”, agrega.
Las autolesiones e intentos de suicidio se elevaron en septiembre de 2020 en un estudio que compara 2019 y 2021. “Los registros de chicas se incrementan hasta 195 % en comparación al período anterior. Mientras que el alza de la conducta suicida en chicos es del 10 %”, dice Joaquim Puntí Vidal. Coordinador de la Cartera de Servicios de Psicoterapia Infantojuvenil del Hospital Universitario Parc Taulí.
Las redes sociales sin filtro
Durante la definición de la personalidad, en la adolescencia, la sociedad tiene un peso importante. “En muchas series de las que ven estos chicos, el contenido emocional se representa como un sinsentido o angustia de la vida. Aparecen conductas lesivas o suicidas o malestar con la imagen. Y en la mayoría, se personifican en chicas”, cuenta el psicólogo Joaquim Puntí. Aclara que esto no es la causa, pero son variables que influyen.
El problema es multifactorial al abordar la salud mental de los jóvenes. “Creo que una parte muy importante es que el adolescente ha empezado a incorporar la conducta suicida como una forma de enfrentarse a las situaciones de adversidad y solución de problemas”, lamenta el psicólogo.
Prueba de ello para el experto son los tipos de contenidos que consumen. ‘Hay una serie que se llama ‘Por 13 razones’. En el año de su estreno, en el 2017, la búsqueda en Google en relación a la frase de cómo suicidarse se incrementaron, después de su popularización, en un 30 %”, explica.
Las redes tienen una influencia determinante. Sostiene que “la mayoría de adolescentes ha podido ver alguna imagen de autolesiones en internet. Es más, el primer contacto de muchos con el suicidio ha sido a partir de series o de páginas web en la que, incluso, pueden preguntar al respecto”.
Padres, profesionales de la salud mental, organizaciones y profesores están muy activos en España y en el mundo para abordar la exposición de los jóvenes a las redes. Gobiernos incluso, han dispuesto presupuestos para acompañar estos procesos de seguimiento y supervisión.
Según un estudio hecho en cinco universidades del país, el suicidio de universitarios ha incrementado en los últimos 10 años. Las principales causas radican en problemas emocionales, académicos y éticos.
Atención de alto nivel
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez manifestó la importancia del tema de la salud mental en España. En una entrevista con Jordi Évole reconoció que en un momento dado de su vida tuvo que acudir al psicólogo. «He tenido que hacerlo, hace tiempo, pero no hubiera tenido ningún problema en tenerlo ahora. No me parece que sea un estigma».
Todo lo contrario, remarcó que «la salud mental hay que visibilizarla», reseñó La Sexta.
La reina Letizia es presidenta de Honor de Unicef España y Defensora para la Salud Mental de la Infancia y Adolescencia. Y en la inauguración del XXII Congreso Salud Mental España, dijo que “todos en algún momento necesitamos parar, admitir, ser conscientes de nuestras vulnerabilidades, de nuestras debilidades, poder expresar un ‘no puedo’, ‘no sé’, ‘no siento’, ‘necesito tiempo’, ‘necesito parar’”.
La educación temprana en salud, la prevención, nos dotaría de herramientas para poder gestionar las emociones, agregó. Poder afrontar la adversidad y las situaciones traumáticas que todos tenemos en la vida. No es la primera vez que escuchamos a la comunidad científica y a la comunidad educativa pedir que se incluya la formación en salud en las etapas básicas de la educación. Infantil, primaria, secundaria, bachillerato, formación profesional, formación en salud.