La respiración es una medicina poderosa que ya conocían los antiguos chinos, hindúes y budistas. En medio de todo lo malo que ha significado la pandemia por el coronavirus, hay gente que se ha dedicado a desempolvar antiguos libros. Uno de ellos es el periodista y escritor James Nestor, quien prácticamente salvó su vida al aprender nuevas técnicas de respiración.
En su libro Breath: The New Science of a Lost Art, a la venta desde este jueves en el mercado inglés, Nestor cuenta su historia. Afectado durante tres años consecutivos por neumonía y un ritmo de vida estresante, su médico le sugirió que tomara clases de respiración. Se inscribió entonces en un curso introductorio para aprender la técnica llamada Sudarshan Kriya.
El primer día, luego de 20 minutos de respirar siguiendo las indicaciones de la instructora, no notó cambios. “Ninguna calma se apoderó de mí, ninguna tensión se liberó de mis músculos tensos. Nada”, contó en un artículo para el diario británico The Guardian.
“Pensé en levantarme e irme, pero no quería ser grosero. No era consciente de que tuviera lugar ninguna transformación. Nunca me sentí relajado ni mis pensamientos molestos abandonaron mi cabeza”, prosiguió. Mientras las demás personas del grupo usaban chaquetas y sudaderas con capuchas para protegerse del frío, él sudaba “como si acabara de correr un maratón”.
¿Respirar es lo único importante?
Desde entonces continuó practicando la respiración y mejorando su vida. Pero también se dedicó a investigar lo que le había ocurrido, lo que le tomó varios años.
Fue a Grecia para escribir un reportaje sobre la apnea, la antigua practica de inmersión profunda en el agua con una sola bocanada de aire. Allí le escuchó a una instructora decir que «hay tantas maneras de respirar como alimentos para comer». «Y cada forma en que respiramos afectará nuestros cuerpos de diferentes maneras».
Encontró siete libros del Tao chino, que datan de alrededor del año 400 a. C., centrados por completo en la respiración, en “cómo podría matarnos o curarnos, dependiendo de cómo lo usáramos”. También, que los hindúes identificaban la respiración con el espíritu. Estos “describían prácticas elaboradas que estaban destinadas a equilibrar la respiración y preservar la salud física y mental. Luego estaban los budistas, que usaban la respiración no solo para alargar sus vidas sino también para alcanzar planos más elevados de conciencia”.
“La respiración, para todas estas personas, para todas estas culturas, era una medicina poderosa”, concluyó. “El problema era que estas fuentes tenían cientos, a veces miles, de años”, por lo que indagó en ciencias más recientes, como la neumología. Pero no encontró mucho, pues para la ciencia moderna la técnica de respiración no es lo más importante. Respirar 10 o 20 veces o hacerlo por la boca o la nariz no hace ninguna diferencia. Solo es importante respirar y que el cuerpo haga el resto.
La respiración, un arte perdido
Pero en los siguientes años, a medida que continuó con sus investigaciones, Nestor encontró que “las actitudes hacia la importancia de la respiración han cambiado radicalmente”.
“La COVID-19 nos ha convertido en un planeta de personas obsesionadas con la respiración. Pasamos nuestros días cubriendo nuestras bocas y narices con máscaras, nuestras noches ansiosos de que podamos sentir una tos o algo de opresión en el pecho. Por difícil que sea considerar en este momento, hay un lado positivo en todo esto”, sostiene.
“La forma en que respiramos puede ayudar con la salud y la longevidad”, asegura. “Varios médicos me dijeron recientemente que la salud respiratoria se ha correlacionado directamente con las tasas de supervivencia de COVID-19. Y ahora están prescribiendo prácticas de respiración para defender mejor nuestros cuerpos contra este virus y ayudarnos a superarlo una vez que comenzamos a mostrar síntomas”, apuntó.
Como ejemplo citó al Dr. Sarfaraz Munshi, director de enfermería en el Hospital Queen’s en Londres. Munshi divulgó un video donde hace respiraciones seguidas de retención del aire. Luego de repetirlas cinco veces, termina con una tos. Esta técnica ayuda a purgar la suciedad de los pulmones y facilita la respiración. Aunque no hay evidencia científica que sugiera que esto ayude a los pacientes con coronavirus, el médico recomienda practicarla por prevención.
Nestor aclara que aplicar determinadas técnicas de respiración no va a curar problemas graves como una embolia o un cáncer estadio IV. Pero sí nos ayudará a “mantener el equilibrio en el cuerpo para que los problemas más leves no se conviertan en problemas de salud más graves”.
“Lo importante no es solo que respiremos, también importa cómo respiramos. Llamo a esta conciencia y práctica de la respiración saludable un ‘arte perdido’, porque no es nada nuevo”, aseguró.
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