España lleva varios años tratando de abordar una reforma fiscal que se antoja más que necesaria. Ya desde antes de la pandemia del covid, los estamentos europeos reclamaban al Gobierno nuevas medidas para poder ajustarse a lo acordado entre todos los países del viejo continente. Desde el 2018 ya se hablaba de cambios fiscales, aunque por entonces iban destinados a que los ricos pagaran más. Ahora las urgencias se acumulan, no solo porque la recuperación inflacionaria post crisis sanitaria aún no se ha completado, sino porque la invasión de Ucrania y las sanciones a Rusia colocan los carburantes y la luz por las nubes.
La administración se ha comprometido a que no habrá subidas de impuestos por el momento. Lo contrario sería bastante impopular con los sectores de la agricultura y el transporte en plenas movilizaciones en búsqueda de nuevos acuerdos para sus condiciones de trabajo. Pero el comité de expertos designado para abordar la reforma tributaria continúa en marcha y ha completado un libro denominado como “Libro Blanco” en el que apunta a varios mercados a los que imponer más tasas, una vez que la situación europea se relaje. Ahora no les queda de otra que buscar cambios para el sector energético y el petrolero.
Pero los que tendrían que tener ya la mosca detrás de la oreja son los sectores electrónicos y del juego. El comercio electrónico y las plataformas de streaming van a tener que realizar nuevas contribuciones para ajustarse a lo que pagan empresas comerciales tradicionales o la industria del cine, por ejemplo. Y también las plataformas dedicadas al entretenimiento en línea van a sufrir las consecuencias de los cambios. Con la reciente ley del juego todavía coleando en el ambiente, puede que se vengan más inconvenientes para los operadores legales con licencia en España, que no han hecho sino aumentar en número a pesar de todo en los últimos años, con más de 25 nuevos sitios funcionando con normalidad.
Las factorías dedicadas al negocio en la nube tampoco se van a librar, hasta incluso servicios como el de BlaBlaCar podrían moverse en un nuevo régimen fiscal donde se les apliquen más cargas. Para algunos el libro blanco va a acabar siendo el libro negro. Si bien todavía quedaría un tiempo hasta que se vuelvan a replantear estas modificaciones, al margen de tener que aprobarse y entrar en vigor bajo acuerdo de todos los agentes implicados. No va a ser algo inmediato.
La “tasa Amazon” y su contagio
No es cuestión de que el comité de expertos haya descubierto nada novedoso, pues lo que ha hecho ha sido rescatar propuestas de ciudades como Nueva York o la misma Barcelona, que ya planteo hacer cambios para la capital autónoma en este sentido. Y cuando hablamos del sentido hablamos de la denominada “tasa Amazon”. Básicamente hablamos de un impuesto que se plantea imponer a las empresas que entregan paquetes a domicilio y que en su mayoría vienen derivadas del sector del e-commerce o comercio electrónico.
Los datos del libro blanco hablan de un crecimiento de este sector de un 225% desde 2014 hasta ahora, suponiendo ya un 8,5% del consumo total que se realiza en los hogares. Casi uno de cada diez productos que se adquieren en España se hace a través de internet y eso implica que alguien tiene que transportarlo hasta cada casa. Por eso es que el Gobierno quiere imponer una tasa local por la ocupación del dominio público y para tratar de paliar el incremento de la circulación de las furgonetas de reparto por las ciudades y el correspondiente nivel de contaminación que generan.
Para evitar discriminaciones, todos los servicios dedicados a entregas de bultos a domicilio se verían afectados por la medida, no solo los derivados de la actividad en la red. Aunque parece bastante claro que el mejor ejemplo de la medida es el crecimiento de Amazon y su red de transportes. Y eso hace que el resto de servicios electrónicos también estén en la mira del Ministerio de Hacienda.
De hecho, una de las medidas más ambiciosas tiene que ver con operadores de juego online. Así lo reconoció el presidente del comité de expertos, Jesús Ruiz-Huerta, en una entrevista concedida a El País. Uno de los gravamen estrella del boceto es el de imponer un “impuesto europeo en el streaming y el juego”. En total habría unos 78 actores activos en el mercado del juego online en la península en este momento y solo 45 de ellos (un 57,7%) estarían tributando en España. Por tanto hay un buen número de impuestos que se están perdiendo en países como Malta, con un régimen fiscal más laxo.
En cuanto a plataformas como HBO o Netflix la intención es la de imponerles el IVA más elevado y de tipo general del 21%, ya que hasta la fecha no hay un consenso demasiado claro sobre ello y las normativas son bastante complejas.El texto también incluye a servicios como el de transporte compartido tipo BlaBlaCar o a las empresas más proclives a participar en el negocio de la nube. Todas ellas deberían prepararse para pagar nuevos diezmos y entrar en nuevas bases impositivas