Una pareja se ha trazado una tarea quijotesca: salvar a las focas de Namibia de los plásticos. Una misión en la que todas las cifras tienen seis ceros. Son millones de focas, son miles de toneladas de plásticos y es solo una parte de las amenazas que acechan a las focas de Namibia.
Se calcula que alrededor del 50% de las especies de aves marinas, el 66% de los mamíferos marinos y el 100% de las tortugas marinas han ingerido o se han enredado en plástico, un accidente común que les que pueden ocasionar lesiones graves e incluso la muerte. Además de provocarles una falsa sensación de llenura cuando los ingieren, obstrucción del tracto digestivo, desnutrición crónica e implacable.
Namibia, en la costa atlántica del suroeste de África, alberga más de un millón de focas del, aproximadamente el 60% de las focas en el mundo. Su existencia es relevante desde el punto de vista de la biodiversidad marina como de economía local. Atraen turistas y enriquecen al ecosistema marino.
Salvar las focas de Namibia
El Ocean Conservation Namibia, una organización sin ánimo de lucro fundada Katja y Naude Dreyer, ha rescatado unas 3.000 focas atrapadas en residuos marinos desde 2020. Sus vídeos de rescate se volvieron virales y destacan la creciente crisis de los desechos de plástico y su impacto en la vida marina. Comenzaron a desenredar a los lobos marinos que viven a lo largo de la costa de Namibia. Una colonia importante de estas focas reside cerca de Walvis Bay, un importante puerto pesquero comercial. Las crías de foca, curiosas y juguetonas, suelen enredarse en los desechos oceánicos.
Jeff Harris, ecólogo del Laboratorio Nacional de Mamíferos Marinos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, dijo que el número de rescates de OCN supera con creces los realizados en otras partes del mundo. En su mejor año, Harris liberó 100 leones marinos de California, mientras que OCN logra esa cifra en un mes.
Plásticos por toneladas
Hay más de 3,2 millones de toneladas de plásticos flotando en los océanos, según un estudio publicado en la revista Nature Geoscience. Anualmente se vierten alrededor de 8 millones de toneladas de plástico en los mares y océanos, lo que representa una cantidad alarmante de desechos que afecta gravemente la fauna y el medioambiente marino. Casi el 2% de los aparejos de pesca comercial se pierden o son descartados en el mar cada año. Una cantidad considerable de basura plástica marina. Esa masa de aparejos y redes de pesca perdidos en los océanos del mundo cada año podría envolver la Tierra 18 veces.
La crisis del plástico se manifiesta de varias formas:
- Contaminación que altera los ecosistemas y amenazan la vida marina y terrestre.
- Microplásticos que pueden ser ingeridos por organismos marinos y llegar a los humanos.
- Emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
- Plásticos de un solo uso que persisten en el medio ambiente durante cientos de años.
Rescate fortuito
Los primeros rescates de Dreyer fueron fortuitos. Utilizaba un remo para inmovilizarlas. Luego, con una red diseñada para rescatar focas, Dreyer y su creciente equipo pudieron capturar focas más grandes. Antes de fundar OCN, Dreyer salvó 600 focas.
Durante la pandemia, Dreyer dedicó más tiempo a rescatar animales, y uno de sus vídeos, “Una foca bebé da las gracias a sus salvadores”, obtuvo más de un millón de visitas en mayo de 2020. Fue un punto de inflexión para OCN, cuyos vídeos han sido vistos decenas de millones de veces, subrayando el mensaje de que el océano flota en basura.
OCN cuenta con un equipo de siete personas y es financiada por donaciones. Los Dreyers han dejado de comer pescado y otros productos animales. Consideran hipócrita consumirlos después de dedicar tanto tiempo a salvar especies marinas.
Varias veces a la semana, Dreyer y su equipo se dirigen a la playa antes del amanecer para rescatar los animales enredados. Una labor difícil e intensa. Las focas se encuentran atrapadas en una variedad de residuos marinos. Desde redes y bolsas de plástico hasta sogas y cables de acero. En ocasiones, el hilo de pescar se incrusta tan profundamente que la carne crece a su alrededor y los rescatadores deb reabrir las heridas para extraerlo. En algunos casos, las focas vivas están atadas a otras muertas.
Tímidos avances
El grupo de rescate ha logrado liberar hasta 34 en un solo día, incluida una foca toro que pesaba 510 libras. Sin embargo, la mayoría de los animales enredados son cachorros y se deben utilizar cizallas para liberarlas. Una vez liberadas, las focas huyen al mar. El agua salada les ayuda a curar sus heridas.
El equipo captura imágenes de los residuos marinos para un repositorio de datos de acceso público, documenta aspectos adicionales como la severidad de las lesiones y el lugar donde se encuentran los animales atrapados. Además atiende llamadas regulares para asistir a otros animales enredados o amenazados, incluyendo ballenas, delfines, tiburones, tortugas y aves marinas.
A pesar de que en Namibia las focas son sacrificadas por decenas de miles cada año con la aprobación del gobierno, debido a que se las considera competidoras de los peces, los Dreyers ven como un avance que los guardias de seguridad de los muelles de pesca informen a veces de focas enredadas. “A nadie le gusta verlas sufrir por culpa del plástico”, dijo Katja Dreyer.
Otra amenaza
No solo los plásticos amenazan la existencia de las focas. Namibia organiza una caza anual de focas con una cuota de 60.000 crías y 8.000 machos adultos. Una práctica que tienen como fin obtener beneficios con el valor comercial de la piel, el aceite y los genitales de las focas macho, que utilizan para prácticas esotéricas y, en China, para la medicina tradicional. Estados Unidos y la Unión Europea han prohibido la importación de estos productos.
La caza de focas, un práctica tradicional en Namibia, es objeto de controversia internacional y suscita preocupaciones entre las organizaciones de derechos animales, los científicos y los ambientalistas. La consideran cruel e insostenible y tiene impactos significativos en las poblaciones de focas y el ecosistema marino.
El gobierno de Namibia defiende la caza. Argumenta que es sostenible y necesaria para gestionar la población de focas y apoyar los medios de vida de las comunidades locales. Sin embargo, se ha observado que el mercado de crías de foca ha colapsado y solo se sacrifica un pequeño porcentaje de la cuota permitida.
Actualmente, la caza se centra en machos de foca alfa. Aunque su número es pequeño en el contexto más amplio, preocupa que se estén cazando principalmente los machos alfa primarios que son los que se reproducen cada año. Su caza perturba la estructura del harén y podría contrarrestar el control de la población.
Las focas son un indicador de la salud del océano. La fuerte colonia de Namibia indica que hay abundante comida. Estos mamíferos marinos se alimentan principalmente de peces gobio y linterna, especies que no son objetivo de la pesca comercial. Solo las especies de peces comerciales están en declive. Lo que indica que la causa es la sobrepesca. Las focas solo comen lo que necesitan, las empresas pescan hasta que no quede nada.
Sobrepesca
La sobrepesca es un problema ambiental con impactos de largo alcance:
- Agotamiento de las poblaciones de peces lo que lleva al colapso de las pesquerías.
- Desequilibrio en los ecosistemas marinos por la eliminación de determinadas especies de peces con consecuencias impredecibles para todo el ecosistema.
- A menudo se dirige a especies específicas de alto valor. Reduciendo de la biodiversidad.
- Puede tener graves consecuencias económicas para las comunidades e industrias pesqueras.
- Amenaza la seguridad alimentaria de estas comunidades, dificultándoles el acceso a una fuente crítica de nutrición.
- A menudo implica el uso de técnicas de pesca indiscriminadas que resultan en altos niveles de captura incidental.
- Los ecosistemas marinos saludables, incluidas las poblaciones de peces, desempeñan un papel en la mitigación del cambio climático al absorber dióxido de carbono.
La minería marina, otro peligro
Las focas de Namibia enfrentan una amenaza adicional: la minería marina. La extracción de fosfato del fondo marino es un proceso reciente cuyas consecuencias no se han determinado. Varias empresas han solicitado licencias para explotar reservas marinas de fosfato. Ningún gobierno ha otorgado licencias, pero Namibia podría ser el primero.
El fondo marino es un ecosistema sensible y frágil con una biodiversidad única. Las operaciones mineras pueden destruir los hábitats, provocar la pérdida de especies marinas críticas y alterar la cadena alimentaria. El proceso de extracción implica dragar el lecho marino, creando columnas de sedimentos que pueden extenderse por grandes áreas y afectar la calidad del agua, asfixiar la vida marina, bloquear la luz solar y alterar el funcionamiento de los ecosistemas. Las escorrentías pueden provocar la acidificación de los océanos y otras consecuencias a largo plazo.
Namibian Marine Phosphate Pty Ltd dirige el Proyecto Sandpiper para extraer fosfato marino en Namibia. La empresa posee una licencia minera válida ML170, emitida en 2011 por un período de 20 años. El inicio de las operaciones está condicionado a la concesión de una licencia ambiental. El proyecto se detuvo en 2012, pero está sobre la mesa desde el 2021y en una etapa avanzada en la obtención de autorizaciones para el desarrollo de la minería marina de fosfato. La industria pesquera de Namibia se opone firmemente a la minería de fosfato marino. Teme la liberación de metales pesados durante el proceso de extracción, lo que haría que el pescado de esta región no sea seguro para el consumo humano.
En peligro
Aunque las focas de Namibia no se encuentran entre las 11 especies en peligro de extinción, en octubre de 2020 se produjo un hecho que preocupa a la comunidad científica. Ocean Conservation Namibia reportó el hallazgo de más de 7.000 crías de focas muertas en la costa de la península de Pelican Point. Un destino turístico conocido por su colonia de focas y banco de delfines. La organización considera que la inanición fue la causa más probable. Las especies de peces que son la principal fuente de alimento de las focas se han retirado de la zona. También los plásticos y la caza merman la población de focas
A pesar de las protestas de la gente, el gobierno namibio ha ido aumentando desmesuradamente las cuotas de caza. En 1993 el gobierno estableció una cuota del 31%, que aumentó a lo largo de los años hasta alcanzar, en 2006, la escalofriante cifra de 85.000 focas (79% de las crías). Una cantidad injustificable cuando, a causa del hambre, 300.000 focas perdieron la vida entre 1994 y el 2000.
En 1990 cuando Namibia obtuvo su independencia, se estimó la población de focas entre 2 millones y 1,5 millones. Desde entonces, el gobierno aumentó la cosecha anual de pesca de 300.000 toneladas a 600.000 toneladas sin mediar un estudio de sostenibilidad. Teniendo en cuenta que los turistas pagan doce dólares por persona para visitar las colonias de focas, Namibia se beneficiaría más de un turismo que contribuiría a la conservación de esta especie. Sería mucho más beneficioso que la caza que enriquece una industria cuya única motivación parece ser acumular riqueza a expensas de la pobreza del pueblo namibio y la matanza de focas inocentes.
Quijotes namibios
Son enormes los desafíos que afrotan los simpáticos e inteligentes mamíferos marinos. Afortunadamente hay organizaciones valientes que, al igual que el Quijote, no temen enfrentarse a esos dragones. Organizaciones como Ocean Conservation Namibia están en la primera línea de la lucha por la conservación de las focas. A través de sus esfuerzos de rescate y concienciación, han logrado rescatar miles de focas atrapadas en residuos marinos. Han utilizado las redes sociales para sensibilizar sobre la crisis de la basura marina y han visibilizado un problema que muchos ignoraban.
El suyo no es solo un simple grano de arena, es una muestra de que no hay esfuerzo pequeño. Afortunadamente, por el bien de las focas, en Namibia también hay quijotes.