La prueba diagnóstica PCR, que se ha usado mucho en la pandemia mundial de la COVID-19 para determinar si hay infección por el coronavirus SARS-CoV-2, ha sido blanco de halagos, pero también de fuertes cuestionamientos.
La prueba es conocida en español como Reacción en Cadena de la Polimerasa, pero se le llama comúnmente “PCR”, sus siglas en inglés. Muy importante en la investigación médica y en las ciencias forenses, ganó el Premio Nobel de Química en 1993.
El test sirve para detectar y amplificar un fragmento del material genético de un patógeno o microorganismo y se ha empleado en otras crisis de salud pública por infecciones. En el caso específico de la pandemia por la COVID-19, se usa para determinar una molécula de ARN y se emplea desde los primeros días del posible contagio.
Cuando la persona es sospechosa de estar infectada, se le toma una muestra respiratoria. Luego se somete a un análisis en el laboratorio y puede haber tres posibles situaciones:
1. Si la prueba detecta ARN del virus, el resultado es positivo y se confirma que la persona está infectada.
2. Si la prueba no detecta el material genético del virus, la persona no estaría infectada.
3. Si hay una sospecha clínica de consideración, se debe hacer otra prueba para asegurarse de que la persona no esté infectada.
Ya en marzo el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) explicaba la importancia de este estudio, que encabeza las pruebas de detección de la COVID-19 en España.
Más de 7 millones de pruebas en España
De acuerdo con el Ministerio de Sanidad, se han hecho 7.674.033 pruebas diagnósticas de PCR desde que empezó la pandemia hasta el 10 de septiembre. La Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia a mediados de marzo.
Sanidad también apuntó que entre el 4 y el 10 de septiembre las comunidades autónomas han hecho 631.238 pruebas de PCR. “Esto supone un incremento del 9% en cantidad de pruebas realizadas. Una tasa de 162,93 pruebas PCR por cada 1.000 habitantes.
En marzo el ISCIII señaló que la PCR se usa comúmente en los laboratorios de microbiología de los hospitales, centros de investigación y universidades. Se basa en las características de estabilidad al calor de una enzima polimerasa, cuyo hallazgo y posterior explicación por Kary Mullis y Michael Smith mereció el Premio Nobel de Química en 1993
La prueba PCR es compleja y tiene un margen de error humano
No obstante, la PCR presenta cierto grado de complejidad y se requiere personal especializado, entrenado y preparado para su aplicación. En este mismo sentido, también hablan de ventajas.
La PCR tiene unas características básicas. Alta especificidad, puede diferenciar entre dos organismos muy cercanos evolutivamente. Alta sensibilidad, detecta cantidades de 20 copias/ml o menos de material genético viral. Finalmente, es precoz porque se detecta virus en las primeras fases de la infección respiratoria. Sin embargo, la prueba puede tener una pequeña tasa de falsos negativos relacionados con errores: toma inadecuada de la muestra (frotis nasofaríngeo), retraso en el transporte o en fases con carga viral muy baja.
Las críticas de «médicos» por la verdad
La prueba PCR, que es una de las cuatro que se suelen hacer en el caso de la COVID-19, también ha recibido fuertes críticas con respecto a su eficacia y su capacidad para aislar el virus. Casi todas anónimas y sin presentar estudios, investigaciones o hechos factuales. Solo oraciones descalificativas.
“Los PCR solo detectan fragmentos de ARN comunes a la mayoría de los virus y que incluso están presentes en personas que no padecen ninguna enfermedad”, se lee en un mensaje en Twitter. Otro cartel virilizado en Facebook señala que “está demostrado científicamente que la PCR no es fiable” y exhorta a llevar la prueba ante la justicia para que “la declare inválida”.
Otra imagen en Facebook, de la agrupación Médicos por la Verdad, indica que “los test PCR no sirven para aislar el (virus) de la COVID-19 ni ningún otro virus; dan positivo con cualquiera de los muchos virus con los que convivimos diaria y saludablemente”. Remató con que la pandemia “es una farsa”. Pero no presenta ninguna demostración. Así, María José Martínez Albarracín, vocera de la agrupación manifestó, sin elementos de juicio que el aislamiento del coronavirus SARS-CoV-2 “no se ha hecho de forma exhaustiva”. Insistió en que las pruebas PCR “podían dar positivo a cualquier fragmento de ARN de un coronavirus o de otra cosa”.
No obstante,lo que dice la «médica» Martínez Albarracín, los test PCR detectan partes del genoma que solo pueden pertenecer al SARS-CoV-2. Lo hace a través de un procedimiento que evita errores al comparar tres secuencias distintas y garantizar que ninguna de ellas se corresponda con genes de otros virus. Alfred Bosch, presidente de la Sociedad Española de Virología, ha reiterado hasta el cansancio que el SARS-CoV-2 sí ha sido correctamente aislado.
Apertura de expedientes
El Consejo General de Médicos Oficiales de España abrió un expediente informativo en contra de Médicos por la Verdad, que ya opera en varios países del mundo como la contraparte conspiranoica de Médicos sin Fronteras. Solicitó, en efecto, a la Comisión de Deontología un informe pormenorizado sobre el objeto de Médicos por la Verdad, lo que representa y sus acciones, y si do el código deontológico de los profesionales de la medicina.
La institución médica recordó que las críticas se tienen que basar en pruebas y en el conocimiento experto para arriesgar la salud de la población. Dijo que la medida se tomó en consonancia con el comunicado que emitió el Foro de la Profesión Médica de España. En agosto esta organización se refirió a manifestaciones que han hecho movimientos negacionistas de la COVID-19 y en las que han participado médicos. Advirtió que ese tipo de actuaciones pueden generar una fuerte alarma social y alentar de manera irresponsable la desobediencia civil.
Asimismo, tal conducta puede acarrear la apertura de un expediente disciplinario. Es un comportamiento que puede implicar un grave peligro para la salud pública. No se guardan las medidas esenciales de seguridad como el uso de la mascarilla y el distanciamiento social.
“Como profesionales médicos es nuestro deber dar a la población un mensaje de responsabilidad para no dar credibilidad a estas teorías pseudocientíficas”, alerta.
Con el sello de fake!
Uno de los supuestos argumentos de quienes niegan la validez de las pruebas PCR reside en que Kary Mullis habría dicho que no servían para aislar el virus, puesto que dan positivo con cualquiera de los muchos virus con los que convive la población mundial.
No obstante, Mullis, que falleció en agosto de 2019, no pudo referirse al SARS-CoV-2, porque apareció por primera vez a finales de ese año en Wuhan, China. Aparentemente, la supuesta declaración fue extraída por el periodista estadounidense John Lauritsen en 1996 de un artículo que se publicó en 1966 sobre el virus del VIH.
“Una PCR cuantitativa es un oxímoron (una contradicción en los términos), puesto que estas pruebas detectan las secuencias genéticas del virus, no el virus en sí. Pero son, precisamente, esas secuencias las que permiten descubrir la presencia del coronavirus”, habría dicho.
La plataforma de verificación de noticias, Newtral, publicó que, en efecto, se trata de una cita mal atribuida y sacada de contexto. No obstante, circuló en las redes sociales asegurando que la prueba no era fiable y que se estaban dando “cientos de miles de positivos que no eran ciertos”.
En Argentina repiten las mismas «verdades»
El mismo portal reafirmó que miembros de Médicos por la Verdad han negado o han emitido posiciones contrarias a la pandemia. Por ejemplo, que la enfermedad cesó en España, cuando, a decir de Sanidad, hasta el momento hay 614.360 casos acumulados y 30.243 fallecidos.
También Médicos por la Verdad ha manifestado, a contracorriente de su afirmación de que el virus no existe, que el dióxido de cloro sirve para tratar el virus. ¿Si no existe cómo lo puede combatir? Además, el dióxido de cloro es un farmaco ilegal en varios países, incluido el Reino de España.
El Observatorio de la Prescripción de la Organización Médica Colegial ha advirtido que los productos de dióxido de carbono no son seguros ni eficaces para el tratamiento de la COVID-19 ni para ningún otro uso. Ponen en peligro la salud del paciente. No hay pruebas científicas que avalen su confiabilidad.
Chequeado, una plataforma argentina de verificación de noticias, y de fakes, analizó las declaraciones en un vídeo de miembros de Médicos por la Verdad de ese país sobre el coronavirus. Aseguró que en la pieza audiovisual había un conjunto desinformaciones. Por ejemplo, “el virus existió siempre”, “el uso de barbijo (mascarillas) y el distanciamiento social no son medidas sanitarias”, “el coronavirus se puede combatir con el dióxido de cloro” y “el PCR da 50% de falsos positivos”. También que “el SARS-CoV-2 fue modificado genéticamente”.
Las otras pruebas para la COVID-19
Aparte de la prueba PCR, se hacen test rápidos que, aun cuando no identifican el ARN del virus, detectan anticuerpos o proteínas. “Estos test rápidos no identifican el ARN del virus, sino que detectan anticuerpos producidos ante el virus usando una muestra de sangre, que es otra manera de conocer si el paciente está o ha estado infectado, o bien proteínas del virus presentes en las muestras respiratorias de exudado nasofaríngeo.
Además de que son pruebas rápidas, se pueden hacer en casa, siempre bajo la supervisión de un profesional sanitario.
Por otra parte, está la prueba de detección de Ac en sangre capilar (IgM e IgG), que detecta la respuesta de anticuerpos ante la infección tanto IgM (infección aguda) como IgG (infección pasada).
Aunque son test rápidos, cuyos resultados se obtienen en 15 minutos, recomiendan que se interpreten con prudencia. Sobre todo, por la tasa de falsos negativos en la detección de IgM, pues la respuesta IgM en un enfermo de COVID-19 tarda en aparecer desde varios días a dos semanas.
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