Las UCI colapsadas en España plantean un dilema ético para los trabajadores sanitarios, principalmente médicos y enfermeras. En muchos sitios del país los profesionales de la salud luchan con recursos hospitalarios limitados para atender a los numerosos enfermos generados por la pandemia de COVID-19.
Los profesionales sanitarios confiesan que deben decidir a qué paciente atender primero, y que de alguna manera es una práctica propia de la medicina de guerra.
El dilema ético aflora por las recomendaciones de algunas instituciones frente a la insuficiencia de UCI y la gran cantidad de pacientes graves que necesitan un respirador artificial. Algunas instituciones recomiendan priorizar a los pacientes que no solo tengan mayor esperanza de vida, sino que también tengan mayor esperanza de calidad de vida.
¿Medicina de guerra?
Instituciones como el Sistema d’Emergències Mèdiques de Catalunya sugieren que si el paciente tiene más de 80 años se puede «limitar el esfuerzo terapéutico». También la Generalitat de Cataluña recomendó a los profesionales sanitarios que no se ingresaran pacientes de más 80 años de edad con pocas esperanzas de vida, trátese de pacientes ingresados por COVID-19 o por otras patologías.
La limitación de los recursos y la gran número de enfermos obligan a los médicos a tomar decisiones en segundos. Las grandes ciudades sin UCI disponibles dan la sensación de estar en medio de la guerra. El testimonio de una enfermera con experiencia en cooperación internacional es desolador.
Hace dos semanas en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, en Madrid, tuvo la misma sensación que cuando asistía a las víctimas del ciclón Idai en Mozambique. Un hospital colapsado de gente, pero en lugar de negros, blancos. Jamás pensó que en España se podría vivir una situación semejante.
Confiesa que si ella y el equipo con el cual trabaja llegan a una casa donde el paciente es una persona de 80 años de edad que sufrió una parada cardiorespiratoria no actúan, si no presenciaron el ataque. Hace un mes se intentaba todo a pesar de las mínimas posibilidades. Lamentablemente, es una situación con la que se debe lidiar ante la falta de unidades de cuidados intensivos. Es medicina de guerra empleada en medio de las catástrofes. Si no hay recursos disponibles hay que triar y para los profesionales sanitarios «es un triaje muy triste».
El peso de la muerte
Los profesionales sanitarios consideran que debido a la rápida propagación de la pandemia se ha dejado sobre sus hombros decisiones duras y difíciles. Debería existir un código de actuación en las comunidades autónomas establecido por las autoridades sanitarias. No se deberían dejar decisiones tan importantes de las que dependen la vida o la muerte para el último momento y para el último eslabón de la cadena.
El presidente del Comité de Bioética de España, Federico de Montalvo, insta a la unificación de los criterios para la priorizar a los pacientes, «algo regular en medicina, pues no es posible darle asistencia a todos en el mismo momento».
La pandemia ha magnificado las consecuencias de los criterios de priorización. Obviamente, a mayor número de pacientes que requieren asistencia, mayor número de dilemas éticos. Sin embargo, esto no da cabida para que los criterios de priorización se basen solo en la edad, sería un discriminatorio.
El derecho a la vida
Para Montalvo «a una persona no se le puede privar la vida por la edad que tenga». Explica que el juicio sobre la esperanza de vida es discutible. La edad se debe tomar en cuenta como una circunstancia para un pronóstico clínico, pero en ningún caso se puede utilizar para denegar o limitar la asistencia sanitaria y el recurso a determinadas medidas de soporte vital.
El comité que preside Montalvo ya emitió un informe donde se declara en contra de tomar la edad como criterio único para priorizar un paciente. Desde el Comité se le recomienda a los profesionales sanitarios que antes de tomar una decisión taxativa piensen en qué harían en condiciones normales.
Montalvo también alerta que la priorización de pacientes podría tener consecuencias legales para los profesionales sanitarios, los familiares de los pacientes afectados pueden demandar a los médicos u hospitales. Razón por la que es importante darle cobertura legal, en los actuales momentos, a los profesionales de la salud.
También recomienda que haya más información disponible sobre los recursos existentes. Por ejemplo, luego de que un paciente se ha traslado en una ambulancia con un respirador artificial, saber si hay un respirador artificial en el hospital para ese paciente.
La enfermera con experiencia en cooperación internacional está segura de que luego de la pandemia, médicos y enfermeras necesitarán ayuda psicológica, por las decisiones de triaje y priorización de pacientes que han tomado. Actualmente, en medio de la pandemia, la falta de material sanitario y la gran cantidad de pacientes que requieren asistencia no hay tiempo para repensar la ética.
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