La crisis sanitaria está pasando factura a España y no solo en términos de salud sino también exponiendo su debilidad financiera. Una situación que se refleja en el comportamiento de la prima de riesgo. No obstante, ya había problemas económicos mucho antes de que llegara el coronavirus.
A pesar de que en 2019 la economía española creció un 2%, el déficit público se incrementó por primera vez desde la salida de la crisis financiera de 2008. Al entrar en este período recesivo España tenía un superávit presupuestario del 1,9% y una deuda pública del 36% del producto interior bruto. Ahora, afronta la emergencia sanitaria con un déficit del 2,6% y una deuda cercana al 100% del PIB.
El riesgo de una prima más alta
En este ámbito, la prima de riesgo española, que es la diferencia entre el bono español a diez años y su homólogo alemán, bajó en la jornada los 134 puntos básicos, 8 menos que el viernes pasado.
Sin embargo, esta prima que la semana pasada llegó a tocar los 157 puntos básicos (máximos desde junio de 2016) sigue siendo alta. Su reducción se produjo después de que la rentabilidad del bono español a diez años bajó con fuerza hasta el 0,857%, desde el 1,044% previo.
Teniendo en cuenta la prima de riesgo, emitir deuda por 100.000 millones de euros le costaría a España 13.400 millones más en intereses en diez años que a Alemania. El mercado está dispuesto a pagar mejor los bonos de los teutones
Las obligaciones a 10 años de Alemania cotizan a tipos negativos, en el -0,472 %, ligeramente superior al -0,475 % del viernes.
Reflejo de la debilidad de España
La prima de riesgo de España refleja el miedo del mercado a que el déficit hispano, por la debilidad de su economía, quede fuera de control en los próximos meses.
De hecho, la leve recuperación del bono español ocurrió luego de que el Banco Central Europeo (BCE) intervino el jueves para aplacar el repunte de los diferenciales entre los bonos europeos periféricos y el bund alemán. La entidad anunció que aceptará ‘bonos basura’ como garantía hasta septiembre de 2021, una medida que calmó a los inversores.
Los inversores saben que Italia, Francia y España serán los países más afectados por el impacto en el turismo de la COVID-19. La actividad turística en proporción al PIB es sustancial en el sur de Europa. Supone alrededor del 10% en Francia, el 13% en Italia y más del 15% en España.
Además, el superávit externo que genera el turismo supone el 1% del PIB en Italia y el 0,4% en Francia, pero llega hasta el 4% en el caso de España. Estos números muestran que Italia tiene una posición sólida, en lo que se refiere a su balanza exterior.
Por eso, para España es importante que la Unión Europea apruebe cuanto antes el fondo de recuperación del que se está hablando en los últimos días. De ello depende que los inversores perciban que el bloque no dejará atrás a ningún estado que lo necesite. De lo contrario, la prima de riesgo española puede dispararse y generar una nueva crisis de deuda soberana.
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