Por Joaquín Robles
27/4/2017
Analista de XTB
A pesar de todos los esfuerzos de Donald Trump para revivir el carbón, las fuerzas del mercado y algunos de sus propios partidarios están compitiendo por escribir su propia versión del futuro energético de Estados Unidos.
Todavía existe una gran división de opinión dentro de su propio gabinete sobre cómo actuar ante los subsidios a la energía eólica y solar, si promulgar un impuesto sobre el carbono, si seguir siendo parte del acuerdo climático de París y muchas otras cuestiones que conformarán la política energética estadounidense.
El 75% de los partidarios de Trump defiende el uso de las energías renovables. Sin embargo el actual presidente parece estar firmemente comprometido con los combustibles fósiles, a la vez que la realidad económica muestra que las energías renovables están ahora entre las fuentes de electricidad más baratas.
El viento y la energía solar fueron las mayores fuentes de energía añadidas a las redes estadounidenses durante los tres últimos años, convirtiéndose en una fuente clave de empleo en las zonas rurales de América. Eso creó circunscripciones de energía limpia en Carolina del Norte, Texas y otras partes del país que apoyaron a Trump en noviembre.
A pesar de ello, hay bastantes miembros del gabinete de Trump que niegan la ciencia básica del calentamiento del planeta, por lo que nunca existirá unanimidad a la hora de apoyar con entusiasmo la energía limpia. El desenlace se clarificará en las próximas semanas en las cumbres económicas de Italia y Alemania.
En muchos aspectos, poco ha cambiado en los mercados energéticos de Estados Unidos desde que Trump asumió el poder. Estados como California, Nueva York y Massachusetts continúan avanzando con políticas agresivas para reducir las emisiones de carbono. Anheuser-Busch InBev NV, Apple, Amazon, Google y otras compañías continúan alimentando instalaciones con energía eólica y solar.
A pesar de las órdenes ejecutivas del presidente, gran parte de su plan de energía sigue siendo continuista. Eso incluye su posición sobre créditos tributarios para energía eólica y solar y cómo la energía se integra en un plan de infraestructura federal.
Tal vez ningún tema engendra más debate dentro de la administración Trump que el acuerdo de París. El presidente prometió «cancelar» el acuerdo histórico durante la campaña. Después, dijo que mantendría una mente abierta al respecto.
Dos eventos claves del próximo mes probablemente le obliguen a tomar una decisión. Líderes del G7 se reúnen para una cumbre económica en Italia el 26 de mayo y han indicado que presionarán a Trump para que firme una declaración conjunta en apoyo de los esfuerzos para combatir el cambio climático. Más tarde se volverán a discutir los detalles del acuerdo de París en una reunión que durará dos semanas y que concluirá el 18 de mayo.