El sistema de salud se encuentra colapsado en España debido a la pandemia del coronavirus. Los cambios en la atención sanitaria y el uso de la consulta telefónica provoca malentendidos en la población y los profesionales. Mientras tanto, otras enfermedades siguen existiendo y la atención en los centros de salud tiene muchas deficiencias, lo que genera una desatención general.
En algunos países, el seguimiento de los casos leves o asintomáticos por coronavirus no los realiza la atención primaria sino la salud pública. En España es responsabilidad de la atención primaria, por eso se llega al colapso.
Los médicos no pueden desatender a la población afectada por otras enfermedades para dedicarse solo a la COVID-19. Pero con tantos casos del virus, la población restante que tiene otras enfermedades está desatendida. Lo que ocasiona muertes y enfermedades graves.
Pocos médicos y muchos pacientes
La situación era de sobrecarga desde antes de la llegada de la pandemia. Cuando llegó, los trabajadores del sector salud debieron asumir más carga de trabajo sin contar con más personal. A principios de marzo se suponía que sería una «situación temporal», que se acabaría pronto o a la que se le pondría solución en los siguientes meses, pero nunca pasó.
Se preveía un rebrote de la COVID-19 para el otoño, pero llegó en pleno verano y aún no había solución a los problemas. El personal aún no era suficiente y aunque se priorizaba la visita no presencial para tener a la gente en casa y evitar los contagios, con el paso del tiempo se demostró insuficiente y bastante perjudicial. El actual estado de la atención primaria es perjudicial para la salud de la población.
Citas telefónicas en tiempos de coronavirus
Otra de las opciones para atender a los pacientes en épocas de pandemia es a través de llamadas telefónicas. Pero las centralitas telefónicas de los centros de salud son obsoletas. Tampoco hay suficiente personal administrativo para filtrar tantas llamadas, los que hay están ocupados atendiendo a contagiados por coronavirus.
La cadena falla antes de que los pacientes consigan hablar con los profesionales. Además los usuarios denuncian que les resultan insatisfactorias estas conversaciones y los profesionales piensan lo mismo, no es lo mismo hablar por teléfono con un paciente de hace veinte años que a uno de hace dos días.
Obvio, la situación desemboca en una mala atención y en retrasos en la atención de patologías graves. Los diagnósticos solo los hacen los médicos y, por lo tanto, si no se diagnostica a un paciente, no se le tratará.
Las consecuencias de retrasar un diagnóstico podrían ser mortales, y la mortalidad por las deficiencias del sistema se verán en los próximos meses y durante 2021.
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