El descenso en la venta de cerveza, producto de las restricciones de movilidad y concentraciones, tiene un fuerte impacto para la industria. En Estados Unidos la situación es particularmente grave para los productores artesanales que se han visto obligados a arrojar su producción de cerveza por el desagüe, con la obvia contaminación de las fuentes de agua.
Las licorerías y los supermercados experimentan un aumento en las ventas de cerveza en latas y botellas. Sin embargo, la historia es otra para la cerveza de barril, que se vende específicamente en bares y eventos. Los locales ahora están cerrado y los festivales han sido cancelados lo que genera una acumulación de cerveza de barril.
Un sector en crisis
La mayoría de las pequeñas productoras artesanales no venden a las tiendas de comestibles. Normalmente dependen de las ventas de cerveza de barril en las tabernas y bares para aumentar los beneficios.
La cerveza de barril representa el 10% del volumen promedio de la cervecería estadounidense, y casi el 40% para los pequeños cerveceros, aseguró Bart Watson, economista jefe de la Asociación de Cerveceros de Estados Unidos, citado por el Wall Street Journal.
Parte de este producto ahora excedentario se ha enviado a plantas de tratamiento de aguas residuales para su eliminación, con el objeto de liberar tanques y barriles para la producción futura.
Actualmente cerca de 38 millones de litros permanecen almacenados en establecimientos y corren el riesgo de caducarse y desperdiciarse. Las pérdidas podrían ascender a 920 millones de euros.
Recuerdos de la «Prohibición»
Un ejemplo es el Bauhaus Brew Labs. El 21 de abril, esta cervecería de Minneapolis decidió enviar 3.400 litros de cerveza en perfectas condiciones por el desagüe. La escena recordaba la época de la Prohibición, en las décadas de los treinta y cuarenta.
Para Bauhaus y otras destilerías artesanales la cerveza que no se puede vender es un gasto inútil. Y la cerveza tiene fechas establecidas para la máxima frescura y calidad.
Efectos para el ambiente
Otro problema añadido es que la cerveza no se puede verter en grandes cantidades al desagüe, porque normativas ambientales. Deshacerse de todo el excedente puede provocar una alteración del pH del agua, además de producir bacterias y riesgo sanitario.
Los barriles llenos de cerveza caducada tendrán que almacenarse hasta encontrar una solución para vaciarlos, limpiarlos y volverlos a llenar con cerveza en buen estado.
Un problema global
La situación se repite en diversas partes del mundo. Leonardo Ferrari, directivo de la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina, dijo: «Somos de los primeros sectores en haber cerrado y probablemente de los últimos en volver».
En una encuesta a productores entre 425 cerveceros de Argentina, el 80% del universo nacional de productores, el 90% de los encuestados manifestó haber perdido al menos un 90% de sus ventas.
El efecto contrario
Sin embargo, puede ocurrir algo muy distinto. En México, la escasez de cerveza industrial, provocada por el cese de operaciones algunos de los mayores productores, ha generado que las existencias de bebida artesanal comiencen a agotarse. Los productores alternos tienen inventarios para tres meses, pero algunas marcas están por agotarse y otras (principalmente de las microempresas) ya se terminaron.
Alejandro Magallanes, presidente de la Asociación de Cerveceros Artesanales de México, aseguró que la mayoría de las fábricas tienen stock: «Hay inventarios porque las ventas se nos cayeron en un principio y eso nos dejó existencias”.
Pero la crisis provocada por la COVID-19 también generó caída en las ventas y reducción de personal de algunas fábricas artesanales.
El caso de España
En España, tomarse unas cervecitas en casa se ha convertido en una creciente costumbre en medio del confinamiento. Pero, pese a lo que pudiera parecer, no se trata de una buena noticia para los productores. El consumo en tiendas o supermercados es muy poco. Es en la hostelería en donde más se vende cerveza
Las estimaciones del sector indican que el incremento de ventas de cerveza en el canal de distribución desde que se tomaron las primeras medidas por el COVID-19 no llega al 20% y estos datos no bastan para compensar la ausencia de consumo de cerveza en hostelería, que representa el 67% del total en nuestro país en circunstancias normales.
Para los productores hay bastante en juego, junto con la cerveza, son muchos los planes que pueden ir a parar al desagüe.
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