Le dicen la “Pequeña Amal”, pero mide 3,5 metros. Aunque viste con faldas de colores que revolotean al viento, su rostro de niña es serio, ajado. Sus grandes ojos están a la expectativa, lo quieren ver todo. Esta gigantesca marioneta recorre los países europeos alertando sobre las calamidades de niños y adolescentes desplazados en el mundo. Muchos, dolorosamente apartados de sus familias. La “Pequeña Amal” simboliza a millones de niños refugiados.
La compañía sudafricana Handspring Puppet confeccionó a Amal con el propósito de llamar la atención de la situación de riesgo y vulnerabilidad de los pequeños refugiados en el mundo. Mayoritariamente abandonados a su suerte y asumiendo una adultez prematura en medio de hostilidades.
El títere gigante representa a una niña siria de nueve años que pretende recorrer 8.000 km en busca de su madre. Amal, con su cabello largo y con las botas bien puestas para caminar por colinas y llanuras, inició su aventura en julio en la frontera de Turquía y Siria. Su largo y reflexivo viaje incluye a Grecia, Italia, Suiza, Alemania, Bélgica, Francia y finalmente llegar al festival internacional de Manchester, en el Reino Unido.
En su paso por aldeas, pueblos y ciudades la han recibido con cariño, con fiestas callejeras, bailes y bandas musicales. En los rincones más modestos, han improvisado festejos, obras teatrales y correría de chiquillos.
Acnur, en su último informe, revela que en 2020, el 42% de las personas que huyeron de sus hogares fueron niños y niñas. Los datos sobre la migración de menores en el mundo son preocupantes. Se trata de una población extremadamente vulnerable y su situación merece especial atención. Miles vivieron el desplazamiento cuando eran muy pequeños y otros, alrededor de un millón, nacieron en calidad de refugiados. Esta condición podría llevarlos hasta a permanecer toda su vida en el exilio.
La “Pequeña Amal” simboliza a los niños refugiados
Amal representa a «millones de niños desplazados», dijo Stephen Daldry, uno de los productores. “La historia de la pequeña trasciende fronteras y el lenguaje para resaltar los desafíos que enfrentan los niños refugiados. Pero también es una figura de gran esperanza «.
Amir Nizar Zuabi, director artístico del proyecto, agregó que la finalidad de la “Pequeña Amal” y su extensa caminata es resaltar el potencial de los refugiados. “La atención del mundo está en otra parte en este momento. Esto hace que sea más importante que nunca reavivar la conversación sobre esta crisis humanitaria y cambiar la narrativa sobre ella. Sí, los refugiados necesitan comida y mantas, pero también necesitan dignidad y voz”, subrayó..
Los eventos han sido diferentes en cada etapa del viaje. En Roma, por ejemplo, Amal se desplazó por Asís, la ciudad de San Francisco. Lugareños salieron a su encuentro, inclusive monjes del convento.
Entretanto, en Roma, el patio de San Dámaso en el Vaticano se llenaba de jóvenes participantes en la Jornada del Emigrante y del Refugiado. El papa Francisco los invitó a jugar y los bendijo. Antes, se habían detenido en la Plaza de San Pedro, donde llegó la marioneta Amal y le estrechó la mano al pontífice.
De Italia pasó a Francia. Llegó a Breil-sur-Roya, en los Alpes Marítimos (sureste). El Valle del Roya es conocido por su apoyo a los inmigrantes que llegan a Francia por la montaña desde Italia.
Amal estuvo en Tolón y Marsella, en la costa mediterránea, donde será acogida por la asociación SOS Méditerranée, que realiza operaciones de rescate en el mar, antes de subir hacia Briançon, Lyon o Estrasburgo.
Alegrías y esperanza
El 1 de octubre, la pequeña llegó a la ciudad alemana de Stuttgart y le esperaba una sorpresa. Un encuentro con Dundu, un amable gigante de luz que simboliza el camino de la solidaridad. Se estima que hará escala en Bélgica y Suiza.
Amal celebrará su décimo cumpleaños en Londres antes de llegar a en Manchester, el final de su viaje. Las organizaciones del Reino Unido que apoyan el proyecto incluyen el Teatro Nacional, la Royal Opera House, Sadler’s Wells, la Catedral de Canterbury y el festival Shubbak.
Adrian Kohler y Basil Jones, fundadores de Handspring Puppet Company, con sede en Ciudad del Cabo, salieron de su retiro para ayudar a crear y construir a la “Pequeña Amal” en favor de los niños refugiados.
Kohler dijo que se les pidió que crearan un títere de baja tecnología. Se les ocurrió diseñar a una niña que esencialmente se mueve como un zanco operado por tres personas, una dentro y dos moviendo sus brazos. Una pequeña computadora opera sus ojos.
El símbolo itinerante de los millones de menores que se ven obligados a refugiarse en otros países a causa de la guerra y la pobreza también estuvo marcado, por la alegría y la esperanza. Amal es un nombre en árabe y significa eso, esperanza.