La invasión de Rusia a Ucrania desconcertó a los jóvenes periodistas que no habían cubierto nunca un conflicto bélico. Descubrieron que informar es una peligrosa labor. Sin embargo, los reporteros veteranos en Ucrania ya sabían lo que les esperaba del asedio de las tropas rusas.
Hasta el 28 de marzo la cifra de periodistas muertos ascendía a cinco según Reporteros sin Fronteras. Once periodistas han sido amenazados por los rusos, cinco han sido baleados y sobrevivieron. Además secuestraron a seis comunicadores según informó el Instituto de Información Masiva con sede en Kiev.
Durante la invasión atacaron cuatro oficinas editoriales en diferentes regiones de Ucrania. Igualmente, agentes rusos del FSB allanaron las viviendas de cuatro periodistas del MV-Holding de Melitopol. Los detuvieron durante varias horas y confiscaron sus computadoras. Además diez torres de televisión fueron atacadas a tiros y el ejército ruso apagó las transmisiones de seis canales de televisión.
Tanto los periodistas como los medios de comunicación son víctimas de la brutal ofensiva urbana de Putin. Las acciones son simples: rodear, golpear, sondear y despejar. Los invasores intentan sitiar una ciudad, pulverizar barrios enteros con artillería y misiles, enviar pequeños grupos para sondear las defensas enemigas y, finalmente, tomar la ciudad calle por calle con tanques e infantería. Asi lo reportó https://niemanreports.org/.
Carlotta Gall, periodista de The New York Times, comentó .“Mi experiencia con los rusos es que no tienen en cuenta las áreas civiles, los hospitales, las columnas humanitarias, los refugiados que huyen, nada de eso”, dice Gall. Aseguró que la ofensiva actual le recuerda lo vivido por ella en Chechenia.
La peligrosa labor de los periodistas en Ucrania se ve en su máxima expresión en el asedio y asalto a la ciudad de Mariupol. La mayoría abandonaron la ciudad hace semanas, pero algunos reporteros ucranianos se quedaron.
La peligrosa labor en Mariupol y Siria
Cuando inició la invasión, la mayoría de comunicadores en Ucrania no tenían experiencia trabajando en una zona de guerra. Con esa poca experiencia debieron afrontar el asedio de Mariupol, una peligrosa labor para los periodistas inexpertos.
Evgeniy Maloletka, trabajó para numerosos medios occidentales, incluido Associated Press. “En Mariupol me di cuenta de que ningún lugar es seguro”, dijo la fotoperiodista. “Los cohetes pueden alcanzar sótanos, destruir edificios y matar personas sin importar dónde se escondan. Estar rodeado es lo peor”, comentó a https://niemanreports.org/
Se habla mucho sobre el hecho de que Rusia emplea tacicas parecidas contra Ucrania a las que usó en Siria. Los periodistas que han cubierto ambos conflictos dicen que Ucrania podría volverse aún más peligrosa.
Lyse Doucet, corresponsal internacional en jefe de la BBC, aseguró que en Ucrania, a diferencia de Siria, las mujeres y los niños “no están en el frente, son el frente”
También enfatizó que en Siria el gobierno concedió muy pocos visados a periodistas de medios occidentales y “casi ningún acceso al corazón del campo de batalla”. Añadió “En esta guerra, los periodistas están llegando en gran número a Kiev y se han ido a las afueras”.
Fuera de Kiev han atacado a varios equipos de noticias. Hacia la ciudad adyacente de Irpin asesinaron al cineasta estadounidense Brent Renaud, mientras cubría a los refugiados que huían de las fuerzas rusas.
A la destructividad e imprevisibilidad de la guerra en Ucrania hay que añadir que al parecer Rusia también tiene como objetivo a los periodistas para eliminarlos como parte de su llamada “operación militar especial”.
Al régimen de Putin no le interesa dejar testigos presenciales
En Rusia las libertades van disminuyendo y eso incluye la libertad de prensa e información. La maquinaria propagandística de Putin altera la verdad constantemente, informando que los ucranianos están bombardeando sus ciudades y a los propios civiles. Es por ello que no le interesa dejar testigos presenciales.
Por cada mentira fabricada por el régimen de Putin, los periodistas encuentran miles de hechos para desmentirlas. La peligrosa labor de reporteros, editores, productores, fotógrafos y videógrafos en Ucrania tiene un precio muy alto. Algunos ya pagaron con su vida.