A menos que sea un comedor de papas o patatas con experiencia única, la papa Four Corners, conocida por los botánicos como Solanum jamesii, es diferente a cualquier otra que haya comido. La mayormente comercializada es Solanum tuberosum, la papa común. Idaho, Russet, Yukon y el resto son variedades de esa especie, que fue domesticada en los Andes hace unos 8.000 años. Cultivada por los incas y traída al resto del mundo por los españoles en el siglo XVI. Pero la papa Four Corners es más resistente al cambio climático y las enfermedades.
La Solanum jamesii, está relacionada con la papa común de la misma manera que los coyotes están relacionados con los perros. Sus tubérculos son tan pequeños y variados como las uvas. Los genetistas tratan de producir con mayores propiedades para que contribuyan como un banco alimenticio para las poblaciones en tiempos difíciles.
La saga de Bruce Pavlik y Lisbeth Louderback, un ecologista del Red Butte Garden de la Universidad de Utah y su esposa, PhD y curadora de arqueología, comenzó en 2013 con la papa diminuta. Louderback estaba trabajando para reconstruir las antiguas dietas del sudoeste de EE UU. Utilizando granos de almidón microscópicos recuperados de un sitio arqueológico en el Valle Escalante de Utah. Había encontrado granos que pensó que podrían ser de papa en una piedra de moler de 11.000 años de antigüedad. Pero aún no había desarrollado una forma de distinguir los granos de una especie de papa de otra. Y aunque había evidencia etnográfica de que la papa había sido utilizada durante siglos por Hopi, Diné, Zuni y otros grupos indígenas, no había evidencia del uso de la papa tan atrás en el tiempo.
Una papa resistente al cambio climático
Entonces Louderback y Pavlik se propusieron aprender más sobre la historia de la papa y reintroducirla en la dieta moderna, cuenta James Dinneen en su artículo “The ancient potato of the future” publicado en The Counter.
La papa fue conocida durante mucho tiempo por los pueblos indígenas de esta área, incluidos los pueblos Apache, Hopi, Kawaik, Navajo, Southern Paiute, Tewa, Zia y Zuni. Debido a que la papa no produce brotes hasta que comienzan las lluvias de verano, se cosechó menos en el siglo XIX. Cuando los monzones disminuyeron a lo largo de las décadas y gradualmente cayeron en desgracia. Al mismo tiempo, también enfrentó la dura competencia de la papa blanca común, que inundó el mercado.
La patata Four Corners es diminuta. Una docena de ellas caben en la palma de la mano. Pero contiene mucha nutrición para su tamaño, con el doble de proteínas, zinc y manganeso. Y tres veces el calcio y el hierro de Solanum tuberosa, la papa que adornó la mayoría de las mesas de Acción de Gracias el pasado noviembre. Pero su valor para los pueblos indígenas que lo recolectaron fue más allá de la comida. Es una medicina importante y una parte de las ceremonias religiosas indígenas.
También es una patata pequeña y dura. Solanum jamesii es resistente a las enfermedades y tolerante a las heladas. También esta papa es resistente a la sequía, una característica que se está volviendo cada vez más importante debido al cambio climático. En períodos entre lluvias, los tubérculos permanecen latentes. Puede sobrevivir de esta manera hasta 16 años, si es necesario, hasta que llegue una buena temporada de monzones. “Puedes pasar años malos teniendo este banco de tubérculos en el suelo. Como un banco de semillas, pero esto sería un banco de tubérculos”, dice Pavlik.
Propiedades y mucho sabor
Louderback y Pavlik están trabajando con las comunidades indígenas para devolver la papa a sus administradores originales. Usan el término “re-matriación” porque las mujeres de la tribu son típicamente las que recolectan y procesan, dice Louderback. Este año, unos 30 agricultores están cultivando papa, la mayoría en tierras tribales.
Los pueblos indígenas son los primeros en comer, después de todo, es su papa, pero esta súper papa pronto podría llegar a muchas más mesas. Un agricultor no indígena ya lo está cultivando para abastecer a los restaurantes. Eventualmente, Pavlik espera que estará ampliamente disponible en supermercados y restaurantes.
La importancia de la papa Four Corners va más allá de su uso como alimento. Sus genes también son valiosos. Pavlik explica que hay más de 100 especies de papa, y el banco de genes de papa del Departamento de Agricultura de EE UU cruza estas especies para ayudar a que sean más resistentes a las enfermedades y la sequía. Las plantas en la naturaleza tienen diversidad genética, y los científicos recurren a eso para crear plantas más resistentes a la sequía. O plantas que puedan producir más alimentos utilizando menos recursos, explica Pavlik. “Entonces, esta papa se está utilizando, mientras hablamos, para crear nuevas formas de papas”.
Encontrar y reintroducir alimentos tradicionales también es importante porque no es aconsejable depender solo de unas pocas especies o un tipo de cultivo; una enfermedad o un hongo podría acabar con una especie entera, añade Pavlik. «Diversificarse», dice, «es realmente una forma de salvar el futuro de nuestra base alimentaria».
Y si todo eso no fuera suficiente para hacer de Solanum jamesii un héroe, también es muy sabrosa. Louderback comenta que tiene un sabor terroso, suave por dentro con una piel crujiente. “Lo ponemos en la sopa”, dice, o con mantequilla, sal y pimienta.
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