Aunque la economía de Estados Unidos se recupera gradualmente del terrible impacto de la pandemia, sus secuelas sociales son visibles, a veces desgarradoras. En EE UU, el hambre, la falta de empleo y de ingresos golpean a la clase media. Alrededor de 50 millones de personas pueden experimentar inseguridad alimentaria al cierre de 2020, incluidos 17 millones de niños.
Esta cifra supera en 15 millones a la cantidad de ciudadanos que en 2019 eran vulnerables y no podían sobrevivir por sus propios medios. Los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA en inglés) indican que más de 35 millones de personas lucharon contra el hambre en 2019.
Sin dudas, el cierre o disminución de la actividad de empresas, industrias, comercios y servicios, incide directamente en el empleo y los ingresos de las familias, hasta en Estados Unidos, el país más rico del mundo. Desde el inicio de la pandemia, se ha mantenido en el primer lugar de los contagios globales, con más de 15,2 millones de casos positivos y más de 287.000 muertes. Esta circunstancia ha diferido y, en algunos casos, suspendido importantes planes expansivos que traía su economía.
Es frecuente observar filas de personas e incluso de coches, a las puertas de entidades benéficas en busca de alimentos. En apenas meses, muchas familias pasaron de un nivel medio de ingresos, a uno en el cual no pueden cubrir ni la alimentación.
Feeding America, la organización más grande de EE UU en el combate del hambre, advierte que nunca distribuyó tanta comida ni tan rápido. Entregó 4.200 millones de platos de comida entre marzo y octubre.
Señala que durante la pandemia hubo un aumento del 60% en la cantidad de personas que acuden a sus comedores populares. Cuatro de cada diez lo hicieron por primera vez. Y de 181 establecimientos de reparto de comida, Feeding America reveló que distribuyó casi un 57% más en el tercer trimestre de este año comparado con el mismo período del 2019.
El hambre toca a la puerta en EE UU
Muchos hogares en EE UU que ahora experimentan inseguridad alimentaria no califican para los programas federales de nutrición. Necesitan entonces depender de sus bancos de alimentos locales y otras organizaciones de ayuda para obtener esos productos y paliar el hambre.
En todo el país hay colas de kilómetros en los centros donde se reparte comida gratis. La gente espera horas para recibir la ayuda. En Nueva York y en otras ciudades grandes la gente hace cola de pie por horas para recibir asistencia alimentaria. Unos no tienen para adquirirla, otros ahorran ese dinero para pagar el alquiler.
Es el caso de Norman Butler y su novia, Cheryl, que llegaron de madrugada a un estadio deportivo en las afueras de Nueva Orleáns. Se encontraron con una larga fila de personas. Madres con sus hijos, de ancianos y de gente como ellos, que se quedaron sin trabajo. “Mucha gente se ha quedado en el aire. Lo principal es volver a trabajar y recobrar la sustentabilidad.”, dijo Butler a AP.
La pandemia golpea con más fuerza a los sectores minoritarios e inmigrantes. Los afroamericanos y los hispanos registran tasas desproporcionadamente altas de muertes, infecciones y desempleo. El desempleo entre los hispanos alcanzó el 18,9% esta primavera. Es el más alto de cualquier grupo racial o étnico. Si bien bajó un poco, muchos siguen desamparados.
Más de uno de cada cinco hispanos y afroamericanos adultos con hijos dijo en julio que con frecuencia no tenían para comer, de acuerdo con un informe de septiembre encargado por el Food Research & Action Center. Es el doble de la tasa de blancos y asiáticos. También comprobó que las mujeres, los hogares con niños y las minorías en general corren más peligro de pasar hambre.
Hogares con niños no comen lo suficiente
Los datos del último informe del Center on Budget and Policy Priorities (CBPP) que utiliza los cifras de la encuesta de la Oficina del Censo (recopilados el 28 de octubre al 9 de noviembre) son impactantes. Casi 26 millones, o el 12%, de los adultos en Estados Unidos dijo que sus hogares a veces o con frecuencia no se come lo suficiente.
La realidad de la crisis del hambre es que probablemente haya personas en su círculo social o comunidad que están lucha por conseguir lo suficiente para comer y nadie lo sabe. Una situación nueva, a raíz de la pandemia, sostuvo Colleen Barton Sutton, directora de comunicaciones del Centro de Investigación y Acción Alimentaria (FRAC). Solo el 44% de los hogares con niños están “muy seguros” de poder pagar los alimentos que necesitan en las próximas cuatro semanas, afirmó.
Mientras tanto, los socios nacionales de Feeding America continúan apoyando a los vecinos necesitados. Aéropostale, American Express, Hidden Valley Ranch, Kiehl’s, Starbucks, TJMaxx, Marshalls, HomeGoods, Sierra & Homesense y Whole Foods Market, están contribuyendo para ayudar a las personas que quizás no sepan cómo tener un plato de comida al día.
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