El Ministerio de Justicia de Alemania propone una reforma de la Constitución para cambiar la palabra «raza» por el término «motivos racistas». Considera que la palabra «raza» dejó de ser utilizado para referirse a una etnia, sino que se emplea para motivos racistas. Asegura que la mejor manera de alejar definitivamente las connotaciones discriminatorias es dejar de usar la palabra. Eliminarla, borrarla, aplicarle la solución final.
La idea todavía debe ser debatida por el Gobierno, por los partidos y la sociedad civil. Además, todo cambio en la letra de la carta magna debe ser aprobada por una mayoría de dos tercios de las Cámaras alta y baja del Parlamento. La propuesta es sencilla: el artículo 3 de la ley fundamental germana no prohibirá la discriminación por motivos de «raza», sino por «motivos racistas». La intención del cambio es «distanciarse de las ideologías basadas en la raza». Y la mejor manera de alejarse de las ideas racistas es «dejar de usar la palabra». Tan simple como muerto el perro se acaba la rabia, pero igualmente equivocado.
La propuesta la hizo Robert Habeck, el ecologista alemán, en un artículo de prensa, que luego de las protestas avivadas por el grupo de presión Black Lives Matter dentro de la campaña electoral de Estados Unidos, sacó una anacrónica consigna de la izquierda populista: «No hay razas, hay seres humanos». Un bonito juego de palabras que no vale más que los estudios antropológico ni la verdadera condición humana: todos somos iguales, pero distintos. Todos, por ser humanos, tenemos los mismos deberes y derechos. La raza solo tiene un valor científico y médico. Hasta ahí.
La historia de la palabra raza y el nazismo
Sin embargo, en Alemania la palabra raza tiene un peso muy especial. Adolf Hitler tuvo una obsesión con el término, especialmente con la raza aria. Consideraba que era una raza superior -altos, robustos, rubios y de ojos azules- que debía debía permanecer «pura». La manera que encontró fue eliminar a las otras razas, especialmente a los judíos, que no es una raza sino una religión. Más de 6 millones de judíos fueron asesinados en hornos crematorios, cámaras de gas, fusilamientos, envenenados y en hambrunas programadas. El Holocausto. La misma política de exterminio la adoptaron y ampliaron después por Stalin, Mao, Kim Il-sung, Ho Chi Min y Pol Pot.
Hitler y sus secuaces dieron a los judíos el tratamiento de «raza venenosa», aunque sabía que se trataba de un grupo religioso, con la intención de crear un enemigo interior. Luego de la caída del nazismo y la Constitución de 1949 incluye la palabra raza, pero para garantizar que no hubiese un racismo institucionalizado ni hubiese brechas para la discriminación.
Borrar cualquier alusión nazi
En el año 2020 se informó que Alemania planeaba volver a usar las tablas para enseñar el alfabeto a los niños que existían antes del régimen nazi, el cual les eliminó los nombres judíos. El alfabeto nazi en el aparte de La letra D, David lo sustituyó por Dora; la S, Samuel por Siegfried; y Zacharias se convirtió en Zeppelin. Michael Blume, el comisionado especial para el antisemitismo en el estado de Baden-Wuerttemberg, fue quie propuso que la tabla se cambiara a la forma original. «Los nazis no pueden tener la última palabra», sentenció. La tabla del período de Weimar se volverá a utilizar a partir del este otoño por decisión del Instituto Alemán de Normalización.
La polémica no puede ser eliminada
La propuesta de eliminar la palabra «raza» de la Constitución y la decisión de modificar el abecedario generaron polémica y críticas. Algunas personas se han mostrado inconformes con las propuestas y afirmaron que a pesar de crecer con parte de la cultura nazi, no se consideran antisemitas. Será un debate profundo y aleccionador, si se permite que impere la razón, el conocimiento y la ética. Si se utiliza como otra trampa del populismo, no habría motivos para ser optimistas.
Lea también: