Llevamos décadas observando, sintiendo y leyendo sobre la crisis climática. Pero, ¿ha calado en las sociedades y los ciudadanos del mundo la avalancha de mensajes, informaciones y acciones sobre el cambio climático? ¿Cuánto ha avanzado la opinión pública desde la negación del cambio climático hacia la aceptación y la acción?
Una mirada a la literatura científica sobre psicología climática publicada en los últimos años ofrece motivos para el optimismo, también para la advertencia. Una encuesta a 509 adultos alemanes encontró que tienen una comprensión bastante amplia y certera del cambio climático. Saben que el clima está cambiando y que las actividades humanas son responsables.
Sin embargo, les resulta más difícil identificar declaraciones falsas sobre el cambio climático que las verdaderas. Por ejemplo, el 84% de los encuestados identificó que la afirmación “el aumento de los gases de efecto invernadero se debe principalmente a las actividades humanas” es cierta. Pero el 54% señaló que “la década de 1990 fue la más cálida de los últimos 100 años” es falsa.
Esa dificultad es preocupante. Permite a quienes tratan de sembrar dudas sobre el cambio climático transmitir su desinformación con absoluta confianza. Sin embargo, Anthropocene Magazine revela que puede haber una manera de eludir esta falsa certeza de los desinformantes. Un experimento psicológico en línea sugiere que es menos probable que se crean argumentos falsos cuando los encuentran en las redes sociales e Internet. Los investigadores sugirieron que esta estrategia de comunicación podría actuar como una especie de «vacuna» contra la negación climática.
Opinión pública sobre el cambio climático
Los científicos están mejorando cada vez más en la atribución climática. Es decir, vinculando instancias individuales de eventos climáticos extremos como huracanes, inundaciones, sequías y olas de calor con el cambio climático. Esta tendencia también ha influido en la investigación de la psicología del clima. Estudios que rastrean la opinión pública antes y después de eventos climáticos extremos infieren que vivir tales experiencias puede elevar la preocupación de las personas sobre cambio climático. Y, en consecuencia, su apoyo a las medidas de adaptación a la crisis, aunque los efectos pueden disminuir con el tiempo.
Curiosamente, la experiencia directa de un desastre meteorológico no siempre es necesaria para despertar la preocupación por el cambio climático. Los investigadores que estudiaron las consecuencias de las graves inundaciones en Colorado encontraron algunos resultados. Los que vivían en vecindarios más afectados estaban más preocupadas por el cambio climático que las que vivían en áreas menos afectadas. Sin importarles si su propia casa se había inundado o no.
No todos los desastres meteorológicos se convierten en trampolín para la opinión pública y las conversaciones sobre el cambio climático en las comunidades afectadas, observaron los investigadores que revisaron la cobertura de noticias locales y entrevistaron a líderes comunitarios. Su análisis mostró que las preocupaciones prácticas de recuperación y la polarización política en torno al cambio climático a veces impiden que tales conversaciones echen raíces.
Psicología del clima: miedo o esperanza
Otro trabajo sugiere que lo que cuenta como clima extremo puede cambiar con el tiempo. A medida que cambian los patrones climáticos, las temperaturas extremas que antes eran notables pasan a parecer normales en unos pocos años. Esto podría dificultar que las personas reconozcan el cambio climático y entiendan la urgencia de tomar medidas para abordarlo.
Muchos investigadores de la psicología del clima han tratado de eliminar las motivaciones para comprender qué impulsa a las personas a actuar. Algunos defensores del clima han argumentado que es más efectivo asustar a la gente para que actúe contra el cambio climático. Otros responden que esto solo paraliza a las personas con miedo y que los mensajes deberían enfatizar la esperanza.
La evidencia científica sugiere que el enfoque más constructivo es el matizado, precisa Anthropocene Magazine. Un estudio reveló que las personas con más probabilidades de apoyar las políticas climáticas eran aquellas que creían que podemos detener el cambio climático y que aún no estamos haciendo lo suficiente y que podríamos fallar. Es decir, tanto la esperanza como el temor son necesarios.
Otro estudio sugirió que tomar medidas climáticas refleja una estrategia psicológica de afrontamiento que ayuda a las personas a lidiar con sus preocupaciones ambientales. La acción es un baluarte contra el miedo.
La acción climática requiere una conexión emocional: las personas deben preocuparse por algo que está amenazado por el cambio climático. Pero similar a los estudios de eventos climáticos extremos, también hay evidencia de que este «algo» no necesita estar cerca. Un estudio de turistas australianos encontró que lugares icónicos como la Gran Barrera de Coral pueden inspirar preocupación por el cambio climático, incluso entre los que no han visitado el arrecife.
Pero también hay obstáculos en el camino hacia la acción climática. La tendencia a seguir lo que otros hacen, puede ser una barrera en los cambios de comportamiento para reducir las emisiones. Y las pequeñas acciones, como apagar las luces durante el día, pueden hacer que las personas sobreestimen el progreso que se está logrando.
Ideología, política y clima
Preguntar dónde estamos en el camino de la negación climática a la acción efectiva contra el cambio climático requiere definir a quién nos referimos con “nosotros”. Muchos estudios de psicología climática se centran en Estados Unidos, donde la polarización política genera opinión pública respecto al cambio climático. Los conservadores en su mayoría dudan del cambio climático y se oponen a la acción climática. Mientras que los liberales aceptan la ciencia climática y apoyan la acción para reducir las emisiones de carbono.
Sin embargo, algunos de estos estudios sugieren que en realidad puede haber un terreno común en todo el espectro ideológico. Una encuesta reveló que tanto los liberales como los conservadores quieren un sistema energético descarbonizado en 2050, con más energía solar y eólica. Y menos dependencia del carbón, el petróleo y el gas natural. Sin embargo, difieren en su visión de cómo llegar. Otro estudio mostró que el Green New Deal, contó con apoyo bipartidista en 2018.
Lo que cambió la opinión de los conservadores sobre el Green New Deal fueron los medios de derecha como Fox News. Una mirada global más amplia a la cobertura mediática del cambio climático mostró que el mejor predictor de cómo se enmarcan las historias era la riqueza de un país.
La cobertura climática en los países más ricos tiende a centrarse en la ciencia y la política interna. Mientras que en los países con menos recursos está dominada por las relaciones internacionales y los desastres relacionados con el clima. Pero lo común en todos los países es la falta de historias sobre las posibilidades de mejorar la vida de las personas y ,al mismo tiempo, abordar el cambio climático.