La Tierra ha girado en los últimos años con el temor recurrente de que el calentamiento global nos rebase. Esa línea roja que no debía pasarse -por el bienestar del planeta- podría estar próxima a superarse. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que en 2023 la temperatura media anual del planeta estuvo 1,45 °C por encima de los niveles preindustriales (1850-1900) y cree probable que en 2024 se escale el 1,5 °C.
Los asombrosos datos son el resultado de los valores proporcionados por seis importantes organizaciones científicas internacionales que monitorean las temperaturas mundiales. Celeste Saulo, es argentina y la primera mujer en asumir la secretaría general de la OMM. En su primer encuentro con la prensa ofreció detalles de estos preocupantes indicadores.
Señaló la meteoróloga que las temperaturas mundiales registradas en cada uno de los meses entre junio y diciembre de 2023 marcaron nuevos récords mensuales. Mientras julio y agosto fueron los dos meses más calurosos de los que se tiene constancia.
«El cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad. Nadie escapa a sus terribles consecuencias, y afecta especialmente a los más vulnerables», afirmó Saulo. «No podemos permitirnos esperar más”, enfatizó la científica. Aunque ya se están tomando medidas, tenemos que hacer más y tenemos que hacerlo rápidamente. Debemos reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la transición hacia fuentes de energía renovables».
Sostuvo que «es evidente que el paso de un episodio de La Niña —y su efecto de enfriamiento— a un episodio de El Niño —y su efecto de calentamiento— que se produjo a mediados de 2023 ha influido en el aumento de la temperatura el año pasado”.
OMM: la temperatura podría escalar los 1,5 °C
Los efectos de El Niño en las temperaturas mundiales suelen ser más intensos después de que el episodio haya alcanzado su apogeo, por lo que 2024 podría ser aún más caluroso, explicó.
«Esperamos por ello estar cerca o por encima de la temperatura anómala de los 1,5 °C y superar ese umbral es una advertencia”, precisó la secretaria de la OMM. “Aunque de lo que tenemos que estar verdaderamente preocupados es sobre la tendencia» a largo plazo, confió.
Y comentó al difundir el último informe de la OMM que, «aunque El Niño es un fenómeno de origen natural y cíclico, el cambio climático a más largo plazo se está intensificando. Ello se debe inequívocamente a la actividad humana. La crisis climática agrava la crisis de desigualdades. Afecta el desarrollo sostenible y socava los esfuerzos para hacer frente a la pobreza, el hambre, los problemas de salud. También los desplazamientos de población y la degradación del medioambiente».
Además de que los efectos de los fenómenos climáticos son más extremos, más frecuentes y con peligrosas secuelas para las poblaciones.
Desde los años ochenta, cada nuevo decenio ha sido más caluroso que el anterior. Los últimos nueve años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia. Hasta la fecha, 2016 (marcado por un intenso episodio de El Niño) y 2020 eran los años más cálidos registrados, al superar los niveles de la era preindustrial en 1,29 °C y 1,27 °C, respectivamente.
Tomando los valores de los seis conjuntos de datos, se ha determinado que la media decenal del período 2014-2023 estuvo 1,20°C por encima del promedio del período comprendido entre 1850 y 1900, teniendo en cuenta un margen de incertidumbre.
La actividad humana está abrasando la Tierra
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, se sumó a la preocupación de la OMM al revelar las posibilidades de que el alza de la temperatura global toque o supere el 1,5 °C.
«La actividad humana está abrasando la Tierra. En 2023 vimos un mero anticipo del futuro catastrófico que nos espera si no actuamos ahora. Debemos responder al aumento sin precedentes de la temperatura con medidas innovadoras», dijo António Guterres, Secretario General de la ONU. «Todavía podemos evitar las peores consecuencias de la catástrofe climática. Pero solo si actuamos de inmediato».
El monitoreo a largo plazo de las temperaturas mundiales es solo uno de los indicadores del clima y de su evolución. Existen otros indicadores clave, como las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero, el contenido calorífico de los océanos. Así como la acidificación de sus aguas, el nivel del mar, la extensión del hielo marino y el balance de masas de los glaciares, entre los principales.
En la versión provisional del informe de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2023, publicada el 30 de noviembre, se constata que se han batido récords en todos los ámbitos.
Las temperaturas de la superficie del mar fueron excepcionalmente altas durante gran parte del año, y se produjeron perniciosas olas de calor marinas de intensidad severa indicó la organización. En la Antártida, la extensión del hielo marino fue la más baja jamás registrada, tanto para el mínimo de finales de verano como para el máximo de finales de invierno.
Fenómenos climáticos extremos
Estos cambios a largo plazo en nuestro clima se manifiestan a diario en las condiciones meteorológicas. En 2023, el calor extremo afectó a la salud de las personas y contribuyó a alimentar devastadores incendios forestales. Lluvias intensas, crecidas, inundaciones y ciclones tropicales que se intensificaron rápidamente dejaron un rastro de destrucción y muerte, además de cuantiosas pérdidas económicas.
La OMM publicará en marzo de 2024 la versión definitiva de su informe sobre el estado del clima mundial en 2023. Facilitará información pormenorizada sobre las repercusiones socioeconómicas en la seguridad alimentaria, los desplazamientos de población y la salud.