Por Miguel Ángel Artola
25/11/2017
Comenzó el verano con marejada en La Naval. Necesitaba que alguno de sus actuales accionistas u otros nuevos pusieran dinero suficiente para equilibrar unas cuentas demasiado endeudadas. Acumula un pasivo de 150 millones de euros con fuertes pérdidas en los ejercicios 2015 y 2016. El empresario asturiano Manuel del Dago, un personaje con una vida de película, parecía dispuesto a tomar el control accionarial del astillero y así se lo comunicó al Gobierno vasco.
Pero su decisión final de echarse atrás ha dejado a La Naval en concurso de acreedores y al borde de la quiebra. Sus accionistas aprobaban en octubre acogerse voluntariamente a la insolvencia judicial dejando en la incertidumbre a sus más de 200 trabajadores directos, los 500 de la industria auxiliar y a los armadores que habían confiado en el astillero vasco para que construyera sus buques.
Un buque cablero en su última fase de construcción, dos dragas de succión, también en producción, y el encargo de un ferry de Balearia, que dado el cariz de los acontecimientos podría ser cancelado en cualquier momento.
El comité de empresa de La Naval afirma que el astillero se encuentra en quiebra total y lamenta la pérdida de credibilidad que la situación concursal pueda tener para el futuro de la empresa. La solución pasa ahora por lograr un accionista con un plan industrial. Las instituciones vascas se muestran dispuestas a acompañarlo, pero teniendo en cuenta que no pueden hacer aportaciones directas durante el concurso porque sería considerado por Europa como ayudas del Estado.
El lehendakari Iñigo Urkullu ha afirmado que el ejecutivo vasco “acompañará al astillero en la búsqueda de alternativas para lograr su continuidad”, pero la solución no pasa por el apoyo público si no hay iniciativa privada.
Una empresa joven
Manuel del Dago ha dejado caer que no descarta acudir al proceso concursal para hacerse con el control de La Naval en una posición más ventajosa, tras la quita a los acreedores, pero nadie quiere jugarse el futuro de La Naval a una sola carta al haber incumplido su compromiso inicial de hacerse con el 80% del astillero evitando así la vía judicial.
Construcciones Navales del Norte, más conocida como La Naval, es una empresa joven, surgida en 2005, pero atesora el saber hacer y la herencia de la firma Astilleros Españoles en Sestao. Astilleros de Murueta e Ingeteam son los socios mayoritarios y Manuel del Dago controla el 10,5% de las acciones con su empresa Naviera del Norte. Tras la privatización, el astillero, con más de 100 años de historia, ha logrado seguir en vanguardia. No es un proyecto empresarial obsoleto, pero la competencia de los astilleros asiáticos y el celo mostrado por Bruselas para evitar cualquier ayuda pública le ha cerrado muchas puertas.