La National Gallery de Londres acoge la primera gran exposición en el Reino Unido que explora la vida y el legado de san Francisco de Asís (1181/82-1226), una de las figuras más inspiradoras y veneradas de la historia. Muestra más de 40 obras de arte procedentes de colecciones públicas y privadas europeas y americanas, que abarcan más de siete siglos.
Comprende desde paneles pintados medievales (varios anteriores a las primeras pinturas de la National Gallery), objetos de reliquia, manuscritos e incluso un cómic de Marvel. La exposición arroja luz sobre cómo San Francisco cautivó la imaginación de los artistas, cómo ha evolucionado su imagen a lo largo de los siglos y cómo su atractivo universal ha trascendido el tiempo, los continentes y las distintas tradiciones religiosas.
Francisco nació en el seno de una familia de un próspero comerciante de seda. Vivió la vida típica de un joven adinerado, pero su desilusión con el mundo que le rodeaba fue en aumento. Acontecimientos como su traumática experiencia de la guerra, el encarcelamiento y una larga enfermedad le hicieron replantearse su vida. Una visión mística de Cristo en la iglesia de San Damián y su encuentro con un leproso fueron momentos que cambiaron su existencia. Renunció a todas sus posesiones, herencias y patrimonio, y abrazó la vida de penitente siguiendo las huellas de Cristo, fundando la orden de los Hermanos Menores.
En 1224 recibió los estigmas (heridas que aparecen en el cuerpo de una persona en los mismos lugares que las que se hicieron en el cuerpo de Jesús cuando fue crucificado). Estos acontecimientos contribuyeron a extender su popularidad como predicador, pacificador, defensor de los pobres, temprano ecologista y radical social.
La vida y los milagros de Francisco se prestaron a la creación de imágenes y fueron una gran fuente de inspiración para los artistas. Aparte de los del Nuevo Testamento, Francisco es probablemente el santo más representado en la historia del arte, y la popularidad del movimiento franciscano creció de la mano de la rápida difusión de imágenes -realizadas por algunos de los más grandes artistas- que relataban su semejanza y su leyenda. Los historiadores del arte calculan que en el siglo siguiente a su muerte se realizaron unas 20.000 imágenes de Francisco, sin contar las que aparecen en manuscritos.
La primera sala de la exposición presenta a Francisco a través de obras como San Francisco en meditación (1635-9, National Gallery), de Francisco de Zurbarán, que muestra al santo en profunda meditación con su hábito remendado, pero también evocaciones más contemporáneas. Obras como Sin título (para Francisco), de Antony Gormley (1985, Tate) adoptan una forma más abstracta, dejando sólo los estigmas y el gesto de Francisco.
River Avon Mud Crescent (2023), de Richard Long, convierte el material más humilde -el barro- en algo espectacular y cargado de simbolismo, mientras que su obra encargada para la exposición –A Walk for Saint Francis– registra una serie de experiencias y vistas con palabras dispuestas en un sencillo patrón circular. En la segunda sala, los paneles de Sassetta para el Retablo de San Sepolcro (1437-44, National Gallery) muestran una de las más célebres ‘biografías visuales’ del santo, siguiendo los pasos de las primeras biografías escritas de Tomás de Celano y San Buenaventura.
A medida que crecía la popularidad del movimiento franciscano, también aumentaba el número de frailes menores, como Francisco llamaba a sus seguidores, que se extendieron por toda Europa, fundando conventos, construyendo iglesias franciscanas cada vez más grandes y encargando decoraciones pictóricas que daban gran protagonismo a su fundador, instigando un florecimiento de la producción artística y arquitectónica en el crítico periodo de cambio artístico que condujo al Renacimiento. Es una de las paradojas del arte franciscano que algunas de las iglesias más magníficas de la Baja Edad Media, con sus monumentos, capillas funerarias, retablos y frescos, fueran creadas por una orden de frailes mendicantes, comprometidos con la pobreza.
En la tercera sala de la exposición se reúnen algunas de las primeras obras dedicadas a Francisco, como un retablo que muestra a San Francisco con milagros póstumos (hacia 1253, Museo del Tesoro della Basilica di San Francesco in Assisi), pero también obras posteriores inspiradas en esta tradición primitiva, como el San Francisco de Asís con ángeles de Sandro Botticelli (hacia 1475-80, National Gallery). Los dibujos de Matthew Paris en la
Presentando el arte y la imaginería de San Francisco (1182-1226) desde el siglo XIII hasta la actualidad, esta exposición indaga por qué este santo es una figura de enorme relevancia en nuestro tiempo por su radicalidad espiritual, compromiso con los pobres y amor a los Dios y la naturaleza, así como sus poderosos llamamientos a la paz y la apertura al diálogo con otras religiones.
Chronica maiora (Parker Library, Corpus Christi, Cambridge) presentan algunas de las primeras representaciones inglesas de San Francisco.
Tras el Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563, la imaginería de Francisco floreció con renovada intensidad y se convirtió en uno de los santos más representados, rivalizando con la ubicuidad de su imagen en los siglos XIII y XIV. En la sala Cuatro de la exposición se incluyen pinturas que exploran el misticismo de Francisco de formas novedosas, como San Francisco recibiendo los estigmas (1590-5, National Gallery of Ireland) de El Greco, San Francisco abrazando a Cristo crucificado (1668-9, Museo de Bellas Artes, Sevilla) de Bartolomé Esteban Murillo, y la primera obra maestra de Caravaggio, San Francisco de Asís en éxtasis (hacia 1595, Wadsworth Atheneum, Hartford).
Francisco creía que la propia naturaleza era el espejo de Dios. Llamaba a todas las criaturas sus ‘hermanos’, incluso predicaba a los pájaros y supuestamente convenció a un lobo de la ciudad italiana de Gubbio para que dejara de atacar a los lugareños si accedían a alimentar al animal. Veía a Dios reflejado en la naturaleza. En el himno que compuso –Cántico del Hermano Sol– da gracias a Dios por el Hermano Sol, la Hermana Luna, el Hermano Viento, el Agua, el Fuego y la Tierra. Muchas de las historias que rodean la vida de Francisco relatan que sentía un gran amor por los animales y el medio ambiente, y estas historias le proporcionaron enormes fuentes de inspiración artística.
En la Sala Cinco de la exposición se muestran algunos magníficos ejemplos, como Frate Francesco e Frate Sole, de Giovanni Costa (1878-86, The Castle Howard Collection), Vogelpredigt (Sermón a los pájaros), de Andrea Büttner (2010, Colección privada) o Albero porta-credo/Door Tree-Cedar, de Giuseppe Penone (2012, Cortesía de Giuseppe Penone, Turín y Gagosian).
A su muerte, en 1226, sus seguidores predicaban su mensaje por toda Europa y más allá. Pero Francisco ya había renunciado al liderazgo de su orden, consternado por el giro cada vez más mundano y materialista que estaba tomando al convertirse en un pilar de la Iglesia establecida.
Desde algunos de los primeros paneles, reliquias y manuscritos medievales hasta películas modernas y un cómic de Marvel, la exposición arroja luz sobre cómo San Francisco ha capturado la imaginación de los artistas a lo largo de los siglos y cómo su atractivo ha trascendido generaciones, continentes y países y diferentes tradiciones religiosas.
Las opciones radicales de Francisco se exploran en la Sala Seis de la exposición con objetos como la extraordinaria reliquia del hábito de Francisco procedente de Santa Croce, Florencia, una serie de litografías de Arthur Boyd (1965, The British Museum), Sacco (Saco) de Alberto Burri (1953, Fondazione Palazzo Albizzini, Collezione Burri, Città di Castello) y el San Francisco ante el sultán de Fra Angelico (1429, Lindenau Museum Altenburg). En 1228, Francisco fue declarado santo por el papa Gregorio IX.
Una pequeña parte de la exposición está dedicada a Santa Clara (16 de julio de 1194-11 de agosto de 1253), una de las primeras seguidoras de Francisco. Tras su muerte, la orden que fundó fue rebautizada como Orden de Santa Clara, comúnmente conocida hoy como las Clarisas. Se exponen obras como Santa Clara rescatando a un niño devorado por un lobo (1455-60, Museo de Bellas Artes de Houston), de Giovanni di Paolo, y el Nacimiento con San Francisco y Santa Clara (1647, colección privada), de Josefa de Óbidos.
San Francisco de Asís sigue siendo una figura atractiva e inspiradora para cristianos y no cristianos, para pacifistas y ecologistas, para quienes claman por la justicia social, para utópicos y revolucionarios, para amantes de los animales y para quienes trabajan por causas de solidaridad humana.
El Dr. Gabriele Finaldi, director de la National Gallery de Londres, afirma: «El radicalismo espiritual de Francisco, su compromiso con los pobres y la solidaridad humana, su amor a Dios, a la naturaleza y a los animales, que podríamos denominar ecologismo embrionario, así como su lucha por la paz entre enemigos y su apertura al diálogo con otras religiones son temas que aún hoy resuenan entre nosotros y hacen de él una figura de enorme relevancia para nuestro tiempo».
«La historia de las imágenes de San Francisco es también la historia de cómo se ha percibido a Francisco a lo largo del tiempo; a través de los siglos han surgido diversos Francisco a medida que se han destacado, adoptado, promovido e, inevitablemente, apropiado y manipulado diferentes aspectos de su persona. Esta exposición explora algunos aspectos de esta fascinante historia», concluye Finaldi.
El Dr. Joost Joustra, Conservador Asociado de Investigación Ahmanson en Arte y Religión de la National Gallery, afirma: «Desde su Umbría natal, la imagen de San Francisco se difundió rápidamente hasta convertirse en un fenómeno mundial. Desde las primeras biografías escritas por Tomás de Celano y San Buenaventura (siglo XIII) hasta los primeros retablos y murales pintados (especialmente los atribuidos a Giotto y sus colaboradores en la iglesia superior de San Francisco de Asís), la vida de Francisco se convirtió en un ejemplo digno de imitación y, hasta hoy, en una fuente continua de fascinación artística».
La exposición irá acompañada de una publicación totalmente ilustrada y de un programa de conferencias, actos, actividades y contenidos digitales.