«Entre tanto, la gran naturaleza vaga se ha deslizado en la ciudad, se ha infiltrado en todas partes, en sus casas, en sus oficinas, en ellos mismos. No se mueve, permanece tranquila, y los hombres están bien metidos dentro, la respiran y no la ven, se imaginan que está afuera, a veinte leguas de la ciudad. Yo veo esa naturaleza, yo la veo… Sé que su sumisión es pereza, sé que no tiene leyes: lo que ellos toman por constancia… Solo tiene hábitos y puede cambiarlos mañana. ¿Y si sucediera algo? ¿Si de golpe se pusiera a palpitar? Entonces comprenderían que está aquí y les parecería que el corazón iba a estallarles. ¿Entonces de qué les servirían sus diques y sus murallas, y sus centrales eléctricas, sus altos hornos, sus prensas hidráulicas? Puede suceder en cualquier momento»
La náusea, Jean-Paul Sartre
El infierno detrás de una erupción volcánica
ARTURO DE FRÍAS Wildlife Photography
Una erupción volcánica, con su ilimitado poder destructivo, es probablemente el fenómeno natural más sobrecogedor que se puede presenciar en nuestro planeta. También es el más espectacularmente bello. En marzo de 2021, en una desolada península en el sur de Islandia, nació el volcán Fagradalsfjall. Ha estado en erupción continuamente desde entonces, abriendo una segunda y luego una tercera vía de lava. Pocos días después de la erupción inicial, con dos chimeneas ya formadas, obtuve las imágenes que componen esta galería, llegando a estar a menos de 150 metros de distancia de los cráteres. Nunca, ni en mis sueños más aventureros, pensé que podría fotografiar una erupción a tan corta distancia del cráter de un volcán. Debo reconocer que estas imágenes son un absoluto golpe de suerte.
Cuando preparé el viaje a Islandia, hace ya varios meses, el volcán Fagradalsfjall no estaba, ni se le esperaba. La primera erupción tuvo lugar menos de dos semanas antes de mi viaje. Inicialmente pensé «ya está, se fastidió el viaje… van a cerrar el aeropuerto, restringir la entrada al país, etc». Por suerte, la realidad fue la contraria.
El volcán se convirtió en una de las experiencias fotográficas más emocionantes que he tenido en años. Comparable a mis amados osos polares, cuando los fotografío en el Ártico. No fue fácil llegar al volcán. Una caminata de casi dos horas, por un terreno muy accidentado, y sin caminos, que hice con temperaturas de 10 grados bajo cero, y viento de cara con rachas de hasta 80 kilómetros por hora. Y cargando con todo el equipo: varias cámaras, objetivos, el dron, el trípode… A veces, me llegaban nubes de humo caliente y acre, con un fuerte olor a azufre. Una vez en las cercanías del volcán, tuve que buscar una posición a barlovento del cráter, para asegurarme que el fuerte viento se llevase el aire caliente y el humo, que hubiesen arruinado la calidad de las imágenes.
El vendaval, que fue mi enemigo durante la aproximación al volcán, se convirtió en mi mejor aliado. Pasé más de 10 horas en el volcán. Quise asegurarme que capturaba su salvaje belleza con todas las luces: de mañana, de mediodía, al atardecer, y de noche cerrada. La lava, de un color naranja oscuro durante el día, se convirtió en fulgurantes ríos de oro fundido al caer la noche. Parecía que cada hora que pasaba el volcán se hacía aún más bello.
Los momentos más tensos, sin duda, tuvieron lugar volando el dron. Nunca he volado el dron encima de un cráter y de un río de lava que irradiaba calor a muchos miles de grados centígrados. Una vez más, el fuerte viento imperante fue mi aliado, pues arrastraba el calor casi en horizontal, permitiéndome operar el dron a menos de 100 metros sobre el gran lago de lava que se había formado en las inmediaciones.
El riesgo mereció la pena: tanto las imágenes como los videos tomados en altura tienen una belleza especial y salvaje, y conforman un impresionante poema sobre el poder destructivo y a la vez creador de la naturaleza.
Arturo de Frías es un fotógrafo de naturaleza español. Con más de 20 años de experiencia, ha publicado seis libros de fotografía de naturaleza, que han vendido miles de copias. Arturo de Frías dedica todos los ingresos por ventas de libros a apoyar la labor de la ONG Aldeas Infantiles SOS.
Sus libros se pueden comprar en www.wildlifeforgood.com.
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