Una ley que criminaliza la mutilación genital femenina ratificó el Gobierno de Sudán; castigando así una práctica de más de 4.000 años y una de las más extremas formas de discriminación contra la mujer.
El presidente del Consejo Soberano, general Abdelfatah al Burhan, firmó este sábado la Ley de Enmiendas Misceláneas de Derechos y Libertades Fundamentales de 2020. Mediante esta ley se llevan a cabo una serie de reformas en materia de derechos humanos y libertades.
La ley elimina una serie de cláusulas «que degradan el valor y la dignidad de las mujeres» y opta por “penalizar” la mutilación genital femenina (MGF), informó el Ministerio de Justicia en un comunicado.
El comunicado no específica las penas que conlleva el incumplimiento de la normativa. El borrador aprobado en abril establecía una pena de tres años de cárcel para quien practique la MGF. También incluye el retiro de la licencia del hospital, centro de salud o clínica privada donde se practique la operación, informaron entonces las autoridades.
El general Abdelfatah al Burhan preside el Consejo Soberano que asumió el gobierno en Sudán tras las protestas ciudadanas que comenzaron en diciembre de 2018.
La mutilación genital femenina tenía en Sudán una tasa de prevalencia de 86,6%, según una encuesta realizada en 2014 por Unicef.
El procedimiento, también llamado infibulación o “circuncisión faraónica”, elimina la totalidad o parte de los labios mayores y menores, y por lo general el clítoris. Muy a menudo, la operación la realiza una partera tradicional.
La mutilación genital femenina, una práctica arraigada
El Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina se celebra el 6 de febrero y se instituyó para llamar la atención sobre esta práctica. Es “una forma extrema de discriminación contra la mujer y que casi siempre se realiza con menores”, señaló la Unicef en su sitio en Internet.
“Viola los derechos de la persona a la salud, la seguridad y la integridad física; el derecho a no sufrir tortura ni tratos crueles, inhumanos o degradantes; y el derecho a la vida cuando el procedimiento acaba en la muerte de la víctima”, añadió.
Hay países donde la MGF está prohibida por ley, pero se sigue practicando de forma clandestina. Más de 200 millones de mujeres y niñas vivas han sido objeto de la MGF. Treinta países de África, Oriente Medio y Asia mantienen esta práctica, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque no hay documentos religiosos que la prescriban, quienes lo hacen suelen creer que tiene un respaldo religioso. No obstante, instituciones musulmanas y cristianas también se oponen a su práctica.
“Los motivos por los que se practica la mutilación genital femenina difieren de una región a otra y de una época a otra”, dice la OMS. En términos generales, “responden a una mezcla de factores socioculturales vehiculados por las familias o comunidades”.
La mutilación genital femenina suele responder a la concepción de lo que se considera una “conducta sexual aceptable”. El objetivo es “asegurar la virginidad antes del matrimonio y la fidelidad después de él”.
En muchas comunidades existe la convicción de que reduce la libido de la mujer y «la ayuda a resistir la tentación de relaciones extraconyugales».
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