La conmemoración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia llegó tarde. Hace apenas seis años. En 2015 las Naciones Unidas instituyó el 11 de febrero para concienciar sobre la participación femenina en la ciencia, de manera plena y equitativa. No es desdeñable la fecha. Pero atrás quedaron sacrificios y talentos sepultados. Y hoy, a pesar de los avances, el desequilibrio de género se mantiene.
La mujer libra una batalla diaria y por generaciones. Contra muros visibles e invisibles. Intrínsecos, familiares, y sociales, para hacerse un lugar respetado y reconocido en la ciencia. La Unesco publicó un estudio global sobre la igualdad de género en la investigación científica. Muestra que el número de mujeres en ese ámbito aumentó a una de cada tres. Sin embargo, siguen siendo una minoría en matemáticas, informática, ingeniería e inteligencia artificial.
Cada año, las mujeres escriben tantos artículos científicos como los hombres, pero sus posibilidades de aparecer en revistas de prestigio son menores. Si bien las mujeres representan el 33% de los investigadores, en promedio solo ocupan el 12% de los puestos en las academias nacionales de ciencias en el mundo.
La pandemia de la COVID-19ha demostrado el papel crucial de las mujeres investigadoras en los diferentes frentes en la lucha contra el coronavirus SARS-CoV-2 . Desde los adelantos en el conocimiento del virus hasta el desarrollo de las pruebas diagnósticas y las vacunas. Es el caso de la científica húngara-estadounidense Katalin Karikó, considerada la “madre” de la vacuna.
También están en primera fila de este combate Chen Wei, Kizzmekia Corbett y Sarah Gilbert. Así como Isabel Sola, microbióloga y viróloga española, que lleva 25 años estudiando la familia de los coronavirus. En el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC codirige con Luis Enjuanes un equipo que desarrolla también una vacuna contra la COVID-19. Antes había trabajado en prototipos de vacunas contra el SARS y el MERS.
Anclajes y avances de la mujer en la ciencia
La mujer se abre paso, con muchas dificultades, en todas las actividades humanas: políticas, deportivas, humanísticas y científicas. La joven investigadora Sonia Ruiz Raga, señala que «cuanto más subes de categoría en ciencia, menos mujeres hay».
Trabaja en el Institut Català de Nanociència i Nanotecnología y ha recibido el premio del programa L’Oréal-Unesco For Women In Science. Como bioquímica, Ruiz Raga busca crear placas solares «efectivas, baratas, duraderas y sostenibles» que contribuyan a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Junto a ella, han sido reconocidas otras científicas en los campos de la astrofísica, matemáticas, química e informática.
“No basta con atraer mujeres a una disciplina científica o tecnológica. También debemos saber cómo retenerlas. Asegurando que sus carreras no estén sembradas de obstáculos. Y que sus logros sean reconocidos y apoyados por la comunidad científica internacional”, dijo Shamila Nair-Bedouelle, subdirectora general de Ciencias Naturales de la Unesco.
Mientras Alexandra Palt, directora de la Fundación L’Oréal, sostuvo que la «invisibilización» de la mujer en la ciencia es todavía demasiado significativa. “Hoy, menos del 4% de los premios Nobel científicos han sido otorgados a mujeres. El techo de cristal persiste en la investigación”.
Entretanto, Came Vall, política y médica advierte los orígenes de ese rezago de la mujer. “Inconscientemente, todas las ciencias, y toda la sociedad, tienden a pensar que lo que le pasa a la mujer es inferior y poco importante. Y la medicina no se ha ocupado del asunto”.
En su libro Mujeres invisibles para la medicina explica “la manera en que los estereotipos de género se han introducido en la mente de los seres humanos. Desde Aristóteles, los padres de la Iglesia y toda la pseudociencia del siglo XIX decían que teníamos un cerebro más pequeño. La ciencia moderna tendría que incluir a los dos sexos en todos los estudios que hace”.
“Efecto Matilda”, un llamado de atención
A nivel internacional ha surgido un movimiento muy particular, el #NoMoreMatildas, en honor a Matilda Joslyn Gage. La primera activista que denunció atropellos y discriminación a las mujeres científicas.
Rescató los nombres de Bárbara Mcclintock, Inge Lehmann o Ángela Ruiz Robles, que para las mayorías son desconocidos. Pero si hablamos de Albert Einstein, Alexander Fleming o Erwin Schrödinger buena parte del planeta sí sabe quiénes son. Las primeras también fueron científicas talentosas pero por su condición de mujer sus méritos se los llevó algún compañero y ellas quedaron suplantadas.
Con el objetivo de reparar esas injusticias se organizó la campaña #NoMoreMatildas. Impulsada por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), con el apoyo de la Oficina del Parlamento Europeo en España. Es una idea de Gettingbetter Creative Studio, con la colaboración de Dos Passos Agencia Literaria y Comunicación y la producción de Kamestudio.
Marie Curie o Hipatia de Alejandría fueron de las mujeres que lograron burlar el cerco que delimita a las mujeres en la ciencia. Fueron reconocidas y laureadas. No así ocurrió con Nettie Stevens, descubridora de los cromosomas que determinan el sexo. Ella publicó su trabajo al mismo tiempo que su colega Edmund B.Wilson pero fue él quién se llevó la gloria.
Mujeres científicas que fueron invisibilizadas
Asimismo ocurrió con Rosalind Franklin, cuyas aportaciones fueron imprescindibles para el hallazgo de la estructura del ADN. Lise Meitner, “madre” de la fisión nuclear. Estas científicas son algunas de esas “Matildas” a las que todavía hay que hacer justicia.
El movimiento quiere dar a conocer el Efecto Matilda, con el propósito visibilizar a quienes nunca debieron ser invisibles. Para ofrecer a las niñas ejemplos que contribuyan a despertar su vocación científica. Los responsables de la iniciativa se hacen eco de estudios de la Universidad de Valencia y la Complutense. Revelan que apenas un 7,6% de los referentes son femeninos en los materiales educativos de la ESO respecto a sus homólogos varones. Y un 12% en las citas de trabajos académicos.
La reina Leticia participó en un evento de la Real Academia de Ingeniería, cuyo objetivo es normalizar la participación de las mujeres en el ámbito de la Tecnología y la Ingeniería. En 2018 comenzaba a dar los primeros pasos este proyecto. Sigue tratando de despertar el interés de las niñas y mujeres por los estudios de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
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