Sergio Andrés Cabello, Universidad de La Rioja
El 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales, un motivo para poner en valor de nuevo el papel de la mujer en este medio. Sin embargo, no debemos quedarnos únicamente en una efeméride. Al contrario, reivindicar el papel de la mujer en el mundo rural es fundamental para dar protagonismo a estos territorios y contribuir a mitigar los escenarios de la despoblación.
En la actualidad existen numerosas formas de vivir en el medio rural, así como actividades vinculadas al mismo, y la posición femenina en ambas situaciones es determinante.
Lejos queda esa imagen antigua de la mujer en el medio rural marcada por una división de roles sexuales muy explícita. Eran mujeres que también estaban en actividades agrícolas y ganaderas, entre otras, aunque no de forma reconocida. También había muchas poniendo en marcha y manteniendo pequeños comercios, bares, restaurantes, etc.
Los avances han sido manifiestos, desde el reconocimiento de la titularidad compartida de explotaciones agrarias hasta la incorporación de la mujer a otras actividades dentro de la diversificación que se ha producido en el medio rural. Además, nos encontramos con un medio en el que las mujeres también alcanzan altos niveles de formación, especialmente en el ámbito de la educación superior.
A pesar de todos estos avances, queda camino por recorrer. En algunas ocasiones viven situaciones que comparten con las mujeres del medio urbano. En otras, es la ubicación territorial la que puede marcar ciertas dificultades y desigualdades. Además, el papel de la mujer en las acciones y medidas de desarrollo rural y de lucha contra la despoblación y el reto demográfico es clave.
El papel del arraigo
Con frecuencia es la decisión de la mujer la que lleva a una pareja o familia a permanecer o instalarse en estas localidades y zonas. En este sentido, cobra especial importancia el papel del arraigo, de la voluntad de quedarse en sus pueblos, siempre y cuando se cuente con la oportunidad de desarrollar un proyecto de vida, que suele estar vinculado con la posibilidad de llevar a cabo una trayectoria laboral y profesional.
Abordar la situación de la mujer en el medio rural es contar con las fortalezas y debilidades que tienen estas zonas. Además de ese valor del arraigo no hay que olvidar otras necesidades que surgen, especialmente en el ámbito laboral, pero también en el de la conciliación de la vida laboral y familiar.
De la misma forma, no es lo mismo vivir en el medio rural, desarrollando actividades, por ejemplo, a través del teletrabajo, que hacerlo vinculándose a las actividades rurales del sector primario. Todas ellas conviven y son fundamentales para que el medio rural tenga un futuro, pero las dificultades son en gran medida estructurales.
De esta forma, y partiendo de la voluntad y deseo de permanecer o instalarse en el medio rural, tres cuestiones podrían plantearse sobre la situación de la mujer en el mismo:
El acceso al empleo
Garantizar trabajos de calidad que permitan un proyecto de vida es un elemento fundamental. Existen oportunidades en el medio rural, se han diversificado sus actividades, pero también las dificultades. Por un lado, la estacionalidad de no pocas de ellas, vinculadas al sector terciario generalmente.
Por otra parte, en relación al sector primario, los elevados problemas para sacar adelante pequeñas y medianas explotaciones agrícolas y ganaderas. Además, como es habitual en estos territorios, se produce una combinación de trabajos y actividades. Una complementariedad fruto de la necesidad en la mayor parte de los casos. Igualmente, no son pocas las mujeres que quieren permanecer en el medio rural y que no encuentran empleos relacionados con su cualificación.
La movilidad
Para vivir y trabajar en el medio rural es fundamental contar con un transporte particular. Y es determinante en no pocas ocasiones para el acceso al empleo y a los servicios públicos. A pesar de las medidas que han incentivado el transporte público, así como otras iniciativas colaborativas, las dificultades son altas en zonas de difícil acceso y de baja demanda. A todo ello se suma el incremento de los precios de los carburantes, que va a tener un mayor impacto en estos colectivos.
La conciliación
En caso de estar en pareja, debe pasar por los dos integrantes. Una conciliación que, en comparación con el medio urbano, puede hacerse más compleja en el medio rural por algunos factores. En buena medida está marcada por la ya señalada accesibilidad a empleos y servicios, centralizados en cabeceras de comarca o en municipios más grandes.
Este hecho cobra una relevancia mayor en el caso de la atención a niños y jóvenes, con las escuelas de Educación Infantil en su primer ciclo (0-3 años) o la posibilidad de desarrollar actividades extraescolares, por ejemplo. En no pocas ocasiones, esta conciliación ha sido posible gracias a las redes de apoyos entre vecinos y vecinas.
En el Día Internacional de las Mujeres Rurales es necesario incidir en políticas de igualdad. Y estas deben poner el acento en que el lugar de residencia no se convierta en un elemento más de discriminación. La mujer en el medio rural es una protagonista de primer orden para que estos territorios tengan un presente y un futuro.
Sergio Andrés Cabello, profesor de Sociología, Universidad de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.