Por ORES LARIO
C on su imagen profunda y oscura, reflejo de la tortura de su alma, el diseñador británico Alexander McQueen dejó un legado que perdura más allá de sus magníficas colecciones. Sus cuidados patrones y sofisticados drapeados alcanzaron alturas poéticas que le encumbraron al Olimpo de los grandes. Nacido en 1969 en un suburbio de clase media de Londres, el malogrado genio de la costura tuvo una carrera artística que duró menos de dos décadas, ya que se quitó la vida en 2010.
Un año después de su muerte, el Museo Metropolitan de Nueva York rindió un homenaje póstumo al que fuera el niño malo de la moda británica con una exposición que consiguió batir récords gracias a los 661.509 visitantes que se acercaron a verla. El repaso de la carrera del diseñador se convirtió en la octava exposición más vista de la historia del museo. Este año, la muestra Savage Beauty, realizada en colaboración con Swarovski, American Express y la firma Alexander McQueen, ha viajado a la ciudad natal del diseñador para exponerse en el Victoria and Albert Museum de Londres desde el 14 de marzo. “Es el tipo de lugar en el que me encantaría quedarme encerrado por la noche”, afirmó una vez el modisto sobre la institución en la que se mostrará parte de su legado durante tres meses.
Antes de la inauguración, la expectación es máxima. Ya se han vendido 30.000 entradas a visitantes procedentes de 57 países. El exhaustivo recorrido se presentará en 10 secciones que repasan las distintas etapas del talento creativo, desde la colección con la que se graduó en el St. Martins College hasta la inacabada Otoño-Invierno 2010. La exposición está comisariada por Claire Wilcox. “La diferencia con la que se mostró en Nueva York es que el espacio de Londres es un tercio más grande e incluye 60 objetos más. Hemos añadido una sección nueva que se centra en los comienzos del diseñador. Contiene un gabinete de curiosidades que será el punto fuerte del recorrido”, asegura la experta. Con más de 200 prendas y accesorios, el recorrido presentará una puesta en escena con el dramatismo que el propio McQueen imprimía en cada uno de sus desfiles. La confección subversiva, la sensibilidad gótica entre luz y oscuridad, primitivismo y mundo animal, legado y ascendencia, tecnología y artesanía son algunos de los conceptos clave que se plantean en la exposición del extravagante y teatral artista británico.
“La muestra rinde homenaje al excepcional talento de McQueen como un diseñador visionario que empujó las tradicionales fronteras de la moda. Vestidos hechos de conchas de navajas, faldas confeccionadas con madera de balsa y cuerpos hechos de cristal revelan que no sólo era valiente y atrevido con sus ideas y con el uso deslumbrante de materiales, sino que tenía un importante punto de vista que expresaba a través de la moda. Sin embargo, sus creaciones siempre se apoyaban en una artesanía de altísimo nivel”, explica Wilcox. Para la comisaria, sus diseños preferidos son dos piezas de Sarabande, la colección de Primavera-Verano 2007, “que representan un poético interrogante sobre la fragilidad de la moda expresada a través de vestidos adornados con flores frescas, que caían sobre la pasarela según caminaban las modelos”.
El legado del genio de la aguja y las tijeras bebe de múltiples fuentes. “Desde las películas underground a la literatura gótica, pasando por el arte renacentista y las fotografías de guerra, así como por el Londres victoriano y el lejano Oriente. El modisto visitaba con frecuencia los archivos de moda del Victoria and Albert Museum, de donde obtuvo inspiración para sus colecciones extraordinarias. Amaba la arquitectura del edificio, desde la sala de William Morris hasta las galerías de esculturas”, asegura Wilcox.
Al igual que la comisaria, Sarah Burton, quien fuera la mano derecha del creador en los últimos años, hoy directora creativa de Alexander McQueen (y autora del vestido nupcial de la Duquesa de Cambridge), considera la muestra un homenaje “al diseñador con más talento de nuestra época”.
Burton, quien no sólo ha conseguido continuar con el legado del talento iconoclasta británico sin destruirlo, sino que le ha aportado además su toque personal, asegura que “McQueen era considerado un genio y un auténtico visionario que traspasó los límites, desafió e inspiró. Creía en la creatividad y la innovación, y su talento era infinito”.
La muestra corrobora que el diseñador era un grande entre los grandes. “McQueen desprendía talento, un sentido mágico del estilo y una técnica de sastre magistral. No tenía clichés sobre elegancia o buen gusto y todo lo que salía de su visión era innovador”, dice sobre él el coleccionista de moda italiano Enrico Quinto, cuya pasión le ha llevado a atesorar más de 6.000 prendas y accesorios. “Entre los diseños que tengo, también hay de McQueen. Algunos los hizo para la firma Givenchy y otros con su propia etiqueta. No tengo ninguna de las creaciones extraordinarias que elaboró para exhibirse en la pasarela, pero poseo alguno de sus pantalones de talle bajo, prendas con sus característicos hombros pagoda (que se asemeja una especie de toldo superficial) y sus cuellos circulares. También un interesante prototipo de un vestido que nunca terminó”, precisa el experto en moda. Según el coleccionista, que las prendas se muestren en los museos supone un hecho positivo. “Tiene un propósito educativo. Inspira, enseña y permite comprender el presente a través del pasado. La moda es un medio perfecto para entender la historia porque está muy influenciada por aspectos económicos, políticos, filosóficos y artísticos”, explica.
Galería: ‘Savage Beauty’ por dentro
Otros casos de éxito
Savage Beauty representa el triunfo del espectáculo. Hoy, no hay gran museo que no tenga gran público, ni prestigio sin el deseo de las masas. Y el Victoria and Albert Museum sigue una exitosa corriente que busca sacar a la moda de los armarios para mostrarla en vitrinas. Recorre una estela que demuestra que los museos deben ser astutos y desafiantes en su programación y atender a todo tipo de audiencias ávidas de nuevas propuestas y tendencias. En España, el pasado 2014 los impecables cortes de Givenchy consiguieron seducir a las 103.161 personas que se acercaron al museo Thyssen de Madrid para ver los 91 vestidos que componían la muestra que repasaba las más de cuatro décadas de carrera profesional del que ha sido denominado por muchos “el último maestro de la Alta Costura”.
También Armani fue capaz de transformar el Guggenheim en una pasarela en 2001. Con 528.900 almas que la recorrieron fue la muestra más concurrida de ese año en el museo. El homenaje que el neoyorquino Metropolitan Museum le dedicó al punk y la exposición conmemorando el 20 aniversario de Hugo Boss en la Saatchi Gallery londinense se colaron entre las 50 más visitadas del mundo en 2013. Todas testimonios que acreditan la consolidación de la moda como materia de museo.
Más citas con la cultura
Además de Savage Beauty, la diseñadora Jeanne Lanvin recibe su particular homenaje este año. A través de un centenar de sus diseños, el museo parisino Palais Galliera mostrará -del 8 de marzo al 23 de agosto- su primera retrospectiva sobre esta figura que fundó la casa de moda que cumple 125 años. También en la capital gala y hasta el 31 de mayo, el Museo de la Historia de la Inmigración muestra ‘Fashion Mix: moda de aquí, creadores de fuera’, un homenaje al ‘savoir faire’ francés y un reconocimiento de la moda internacional (en la imagen, vestido de Issey Miyake).
España no se queda atrás y dedica una muestra al arte de las puntadas. Hasta el 5 de abril el Museo del Traje de Madrid presenta alguna de las piezas más significativas de Cristóbal Balenciaga.
Con la mujer como protagonista, Women Fashion Power, repasa cómo mujeres influyentes han usado la moda como herramienta de expresión y poder. Se exhibe en el Design Museum de Londres hasta el 26 de abril.
En Amberes, el universo creativo del diseñador belga Dries Van Noten inunda las salas del Museo de la Moda (hasta el 19 de julio).
Otra de las grandes citas será en Nueva York del 7 de mayo al 16 de agosto. En el Metropolitam Museum of Art , con ‘China: a través del espejo’, se plasmará cómo el vestuario y las artes decorativas del país asiático han influido en el mundo.