Por Miguel Ángel Artola
14/08/2016
La adaptación española de los Food Truck es un fenómeno relativamente reciente. La mayoría de las ‘gastronetas’ que ofrecen sus productos en la geografía española tienen poco más de un año de vida, incluso menos. Los vistosos vehículos vintage nos transportan a otras épocas y nos permiten degustar platos gourmet a precios más reducidos y adaptados a un modelo de comida rápida.
Las furgonetas de comida rápida son un fenómeno reciente y forman parte de nuestros recuerdos en ferias y fiestas populares, pero han dado el salto al producto de calidad con una estética que emula a las que se pueden ver en las calles de muchas ciudades de Estados Unidos, especialmente de California, el auténtico epicentro de un fenómeno que nació en 2009. Si buscamos por internet en webs como www.foodtruckya.com nos encontraremos con llamativas y sugerentes propuestas que tienen como base productos de nuestra tierra: carnes del país, aceite de oliva virgen, pulpo … junto a otros venidos de sitios más lejanos que nos trasladan los sabores de culturas más lejanas.
Son muchos los emprendedores que han decidido dar el paso y montar su propia ‘gastroneta’ con la esperanza lógica de vivir de su trabajo y de su negocio, pero reconocen que no es una tarea fácil, sobre todo por la falta de cultura en los ayuntamientos ante estas nuevas propuestas gastronómicas.
“De momento nos encontramos ante una legislación muy restrictiva por lo que no recomendaría a la gente que se meta en esta aventura si no tienes otro negocio de respaldo vinculado a la hostelería. La actividad se limita a días de feria, casi siempre en fines de semana, y el resto de los días tienes que tener el camión aparcado sin poder vender por falta de permisos”, destaca Ángel Rubio, un vasco que ha decidido arriesgar y montar un Food Truck en el que ofrece productos gourmet con el bacalao y el salmón de Alaska como ingredientes estrella.
No lleva mucho en el negocio de las ‘gastronetas’ pero comparando con la mayoría de propuestas es casi un veterano. Para Rubio “el concepto de las furgonetas de comida es ofrecer un producto de calidad pero a buen precio, más económico de lo que podrías llegar a pagar en un restaurante y todo ello con una dispersión mayor porque juegas con la movilidad y con una cultura más abierta”.
La ‘gastroneta’ de Ángel ha tenido un buen mes de julio trabajando dentro de la zona acotada del Festival de Jazz Internacional de San Sebastián, el Jazzaldia, porque a la organización le parecía atractiva la idea de ofrecer este tipo de producto. Y lo ha notado en las ventas de comenzar rozando el fracaso en sus primeras intentonas a vender alrededor de 50 kilos de bacalao y otros tantos de salmón en unos días coincidiendo con la cita musical.
Pero son fenómenos puntuales por lo que tanto Ángel como otros restauradores sobre ruedas piden a los ayuntamientos que abran la mano al comercio ambulante de comida y permitan el despegue de un modelo de negocio que no tiene que ir necesariamente contra la hostelería ya asentada en cada zona.
Organizarse para «presionar» a los municipios
La proliferación de camiones de restauración ha obligado a sus dueños a organizarse en diferentes asociaciones autonómicas para defender sus peticiones ante las administraciones locales, las competentes para organizar, controlar y tarificar el uso de espacios públicos en sus municipios para el desarrollo de la actividad de los Food Truck. El objetivo: evitar que sean los promotores de eventos gastronómicos los que se queden con una parte de los beneficios, y negociar directamente con los ayuntamientos para mejorar su estrecho margen comercial.
“Es más fácil conseguir una licencia municipal para una churrería que para una camión de comida, a pesar de que los dos son remolques”, destaca Javier Esquide, que vive en la zona sur de Madrid. Buen conocedor de la venta ambulante ha decidido dar el paso a la gastronomía sobre ruedas y espera que pronto los ayuntamientos abran la mano a este tipo de nuevos negocios. “No podemos hacer 1.000 kilómetros cada vez que tenemos que trabajar siendo más normal ocupar espacios en una zona de influencia cercana a los domicilios”. Hacer sostenible el mundo de las ‘gastronetas’ pasa por un modelo más estadounidense con el camión trabajando en zonas que no tienen fuerte presencia de hostelería, como polígonos industriales, para completarlo con las ferias y fiestas.
Lo que no cambia en la mayoría de las propuestas gastronómicas es la apuesta por la calidad. Javier se muestra orgulloso del producto que sirven, hamburguesas de la mejor ternera del país con bollos de pan elaborados diariamente en un pueblo de Toledo, Carranque, y con cerveza artesana elaborada también en tierras del Quijote. No cree que su presencia junto a establecimientos hosteleros asentados sea una competencia desleal, muy al contrario cree que son negocios complemementarios que atraen a más público “nosotros generamos una sinergia y todo el mundo puede trabajar un poquito más”.
Los primeros pasos en el negocio
María y Manuela son hermanas y viven en un pueblecito de Jaén. Cocineras y apasionadas por las posibilidades de los Food Truck dieron el paso hace unos meses para iniciar su proyecto. En sus perfiles en las redes sociales, www.quepaquefoodtruck.com, se pueden seguir sus andanzas. Desde la compra de la vieja Mercedes a su proceso de transformación hasta que ha cumplido con el largo papeleo para poder rodar con todos los permisos por nuestras carreteras. «Estamos de estreno, sólo hemos realizado dos eventos, pero es cierto que se está subiendo mucha gente al carro de las furgonetas de comida y al final la rentabilidad no se consigue tan fácil, vamos a trabajar pero lograr ganar dinero es toda una aventura”, destaca María, la mayor de las hermanas, que a pesar de haberse topado con las dificultades del negocio cara a cara no pierde la esperanza. Reconoce que el mundo de las ‘gastronetas’ es «duro y sacrificado» y al igual que otros compañeros cree que el futuro pasa por asociarse para ir directamente a los ayuntamientos en lugar de tener que estar en manos de organizadores privados. Vienen del mundo de la hostelería y han preparado una carta pegada a su tierra con hamburguesas de ternera gourmet marinada en aceite de oliva virgen de Jaén y pechugas de pollo especiadas, junto croquetas de morcilla, pollo y alioli.
Programas de televisión como Cocineros al volante emitido el pasado verano en TVE han propiciado también un aumento de las furgonetas de comida rápida con mucho toque de diseño y productos de calidad. Es sin lugar a dudas un modelo de negocio en auge con mucha gente que ha decidido poner su ilusión y su dinero en el empeño. Ahora esperan por parte de los ayuntamientos que cambien el chip y les permitan poder acercar sus propuestas culinarias a la ciudadanía. Emprendedores con talento que quieren probar suerte y que sea la gente la que decida si su propuesta tiene futuro. Que la suerte les acompañe en la carretera.