Las fuentes de electricidad de bajas emisiones, encabezadas por la solar, están en camino de representar casi la mitad de la generación mundial de energía para 2026, frente a poco menos del 40% en 2023.
La generación de energía es actualmente la mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el mundo. Pero también es el sector que lidera la transición hacia cero emisiones netas mediante la rápida expansión de fuentes de energía renovables como la solar y la eólica.
Las renovables están creciendo rápidamente y la energía nuclear está en camino de alcanzar un nuevo máximo histórico el próximo año, pese a que muchas centrales en Alemania y España, han cerrado sus puertas por caducidad. Estas condiciones permitirán que la generación con bajas emisiones supere el sólido crecimiento de la demanda de electricidad.
Se espera que la demanda mundial de electricidad se expanda en los próximos tres años a medida que la transición a la energía limpia se acelere. Asimismo se prevé que toda la demanda adicional será cubierta por tecnologías que produzcan electricidad con bajas emisiones, revela el informe Electricidad 2024 de la Agencia Internacional de Energía.
Advierte que si bien el crecimiento mundial de la demanda de electricidad se redujo a 2,2% en 2023, debido a la caída del consumo de electricidad en las economías avanzadas, se prevé una escalada en el corto plazo. La agencia estima que se eleve a un promedio de 3,4% entre 2024 y 2026. Y proyecta que alrededor del 85% del aumento de la demanda de energía provenga sobre todo de China, la India y países del Sudeste Asiático.
Comportamiento de la generación mundial de energía
Esta generación récord de electricidad a partir de fuentes bajas en emisiones –solar, eólica e hidroeléctrica, así como la energía nuclear– debería reducir el papel de los combustibles fósiles en el suministro de energía para hogares y empresas. La AIE calcula que las fuentes de bajas emisiones representarán casi la mitad de la generación mundial de energía para 2026, frente a menos del 40% en 2023.
Según las estimaciones de la agencia, las energías renovables ocuparán más de un tercio de la generación total de electricidad a principios de 2025, superando al carbón. También se pronostica que para 2025, la generación de energía nuclear alcanzará un máximo histórico. A medida que aumente la producción de Francia, varias plantas en Japón vuelvan a funcionar y nuevos reactores comiencen a operar comercialmente en muchos mercados. Incluidos China, la India, Corea y Europa.
Cuando la proporción de combustibles fósiles en la generación global caiga por debajo del 60%, será la primera vez que baje de este umbral en los registros de la AIE que se remontan a más de cinco décadas.
“El sector energético produce actualmente más emisiones de CO2 que cualquier otro en la economía mundial. Es alentador que las energías renovables tengan un rápido crecimiento y, una expansión constante de la nuclear. De esta manera van juntas en el camino de igualar todo el aumento de la demanda mundial de electricidad en los próximos tres años”, afirmó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol. “Esto se debe en gran medida al enorme impulso detrás de las energías renovables, con la energía solar cada vez más barata a la cabeza. Y al apoyo del importante regreso de la energía nuclear. Estas son tendencias muy prometedoras”.
¿Se reducirán las emisiones?
El informe sostiene que la generación mundial de energía más limpia y verde, parece estar empujando las emisiones del sector energético a una disminución estructural. A partir de entonces, se espera que las emisiones globales procedentes del sector energético disminuyan un 2,4% en 2024, seguidas de caídas menores en 2025 y 2026.
El desacoplamiento de la demanda mundial de electricidad y las emisiones sería significativo dada la creciente electrificación del sector energético. Con un mayor número de consumidores que utilizan tecnologías como vehículos eléctricos y bombas de calor.
En general, los precios de la electricidad fueron más bajos en 2023 que en 2022. Señala la AIE que la evolución de los precios varió mucho de una región a otra, lo que afectó a su competitividad económica. Los precios mayoristas de la electricidad en Europa disminuyeron más de un 50% en 2023. Luego de haber alcanzado máximos históricos en 2022 a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, estos precios en Europa en 2023 seguían siendo más del doble de los niveles anteriores a la invasión rusa.
Mientras que los precios en Estados Unidos eran alrededor de un 15% más altos que en 2019. La demanda de electricidad en la UE disminuyó por segundo año consecutivo en 2023, y no se espera que vuelva a los niveles anteriores a la crisis energética mundial hasta 2026 como muy pronto.
Al otro lado, muchas economías emergentes y en desarrollo registraron un crecimiento sólido que continuará hasta 2026 en respuesta al aumento de la población y la industrialización.
La agencia espera que China represente la mayor proporción del aumento global de la demanda de electricidad en términos de volumen. Incluso cuando su crecimiento económico se desacelere y se vuelva menos dependiente de la industria pesada.
Demanda de energía por regiones
En las proyecciones de la AIE, la India será la que experimente el aumento más rápido de la demanda de electricidad entre las principales economías. Y se pronostica que la demanda agregada durante los próximos tres años será aproximadamente equivalente al consumo de electricidad actual del Reino Unido.
Como región, África sigue siendo un caso atípico en las tendencias de la demanda de electricidad, según el informe. Si bien el consumo de electricidad per cápita en la India y el sudeste asiático ha aumentado rápidamente, en África ha estado efectivamente estancado durante más de tres décadas.
«El uso de electricidad es un indicador clave del desarrollo económico en cualquier país. Y es una señal sombría que se haya estancado en África», dijo Birol. “El acceso a una energía fiable, asequible y sostenible para todos los ciudadanos es esencial para que los países africanos alcancen sus objetivos económicos y climáticos. La comunidad internacional necesita trabajar junto con los gobiernos africanos para permitir el progreso que se necesita”.