Por SANDRA MARTÍN
Con 33 años, Belén Huidobro y su marido, Juan Aresti, decidieron lanzarse a la aventura. Ella era socia y directora de operaciones en Workcenter, una empresa de reprografía y artes gráficas, con 22 sedes y 500 empleados en España. Él era consultor de comunicación en la compañía Havet Interactive. “Los dos trabajábamos muchísimo y no nos veíamos casi nunca”, cuenta Belén. “Necesitábamos salir del estrés de Madrid y tener un empleo que nos gustara de verdad”. Hicieron las maletas y se mudaron a Jávea, un pequeño pueblo en Alicante, donde dieron alas a su sueño: hacer cosas bellas y refinadas. Obras de arte para revestir los espacios más exquisitos. Y nació BuenaVentura.
Al principio no fue fácil. “Comenzamos con una inversión bajísima, nuestros ahorros eran de 50.000 euros. Fuimos unos insensatos”. Belén explica que ese mínimo capital les obligó a ir más lento, a no usar ciertos productos ni exportar tanto como ellos querían. No obstante, la pareja ha resistido, ha conseguido beneficios y ha ampliado sus productos. “Hemos crecido con lentitud pero con pasos firmes, cada año vendemos más que el anterior”.
Desde las ventanas de su taller ven montañas y decenas de naranjos. La naturaleza mediterránea da sentido a BuenaVentura. Sus murales y papeles pintados a mano respiran de la atmósfera de bosques y jardines idílicos. Se basan en veladuras, transparencias y tonalidades que han conseguido tras años de investigación artística y técnica. “Nuestro procedimiento pictórico se apoya en la acuarela, lo que nos permite hacer trazos rápidos y espontáneos”, cuentan.
Esta técnica no suele ser usada en pinturas de grandes dimensiones, y con ella son capaces de capturar efectos breves de la naturaleza con toda la expresividad posible, como el aleteo de una libélula, el movimiento de las flores con el viento o la metamorfosis de una crisálida. Son piezas exclusivas y atemporales.
“La calidad de los materiales es algo fundamental”, explica Juan Aresti, “sólo escogemos aquellos que reúnen los más altos criterios de calidad y ética medioambiental. El soporte es un papel natural, 100% algodón fabricado especialmente para nosotros en un molino antiguo de Alemania”.
En todo este tiempo, BuenaVentura ha trabajado con interioristas de gran prestigio, ha llevado a cabo numerosos proyectos en países como Rusia, Kuwait, Vietnam o México y han ampliado su gama de productos. Diez años después, Belén y Juan miran hacia atrás y sienten que ha merecido todo el esfuerzo invertido en su proyecto.
¿Cómo conseguir sus obras?
En BuenaVentura se trabaja por encargo y por catálogo. Los murales se producen a medida y se adaptan completamente al lugar de destino. El papel pintado también tiene diferentes modelos basados en sus colecciones, como ‘Il jardino’ y ‘Eclectika’, que se pueden ver en su web. El precio, a partir de los 170 y los 90 euros, respectivamente.
El plazo de entrega depende mucho del tipo de proyecto, pero está entre tres semanas y un mes. La pareja de emprendedores también decora biombos, lámparas y otros objetos.
Galería: El trabajo de BuenaVentura